Publicidad

Una comedia romántica entre Montevideo y Colonia y con un montón de caras conocidas

Compartir esta noticia
Julio Felices por siempre

ESTRENO

Se estrena en cines, "Julio, felices por siempre", la primera película del uruguayo José Manuel Solé sobre el romance entre un muchacho uruguayo y una muchacha estadounidense

Julio Felices por siempre
Julio Felices por siempre

Tiene un prólogo en animación, una escena de baile y música, pasos de comedia, cameos de caras conocidas, un romance y es uruguaya. Esa combinación que hasta hace no tanto se veía imposible en el cine nacional se da en Julio, felices por siempre, la película de Juan Manuel Solé que hoy se estrena en cines.

Es sí una comedia romántica que cruza a Julio (Chepe Irisity) y Claire (la argentina Daryna Butryk, quien será Cecilia Roth en la miniserie sobre Fito Páez). Él anda medio perdido en un duelo amoroso por un par de parejas en las que había depositado mucho y no era para tanto. Ella es una estudiante de Massachussets que cruzó de Buenos Aires a Colonia, donde Julio es el guía del grupo de turistas que incluye una familia china y la muchacha americana que, encima, se ríe de las ocurrencias tontas pero simpáticas del candidato local.

Pero ella se tiene que volver y aunque siguen la relación vía videollamada, andan buscando estar juntos. Julio no puede entrar a Estados Unidos por algunos arrebatos juveniles contra una cadena global de comidas (la escena es muy divertida), así que va a tener que venir ella.

No hay mucho que espoilear porque Solé conoce las reglas de las rom-com y hace todo para que se llegue ahí a velocidad crucero. Administra momentos románticos, gags (el de la visita a la abuela es buenísimo) y, sí, un número musical, escrito por Martín Mazzela y Camilo Fernandez. Julio, felices para siempre está llena de imaginación.

Las apariciones especiales son de Cristina Morán, Roberto Suárez, Moncho Licio, Josefina Trías, Florencia Colucci, Juancho Saravi, entre otros. Las situaciones en las que participan son muy divertidas.

Las influencias son directas (el cine industrial americano, Disney) pero están tamizadas por una mirada uruguaya y hasta algún amague (capaz que nada que ver) a lo Eric Rohmer. Es, en todo caso, buen cine.

Julio, felices por siempre se estrena en los complejos Movie, Life, Grupocine y Cinemateca Uruguaya además de la Sala B del Auditorio Nelly Gotiño, el cine Doré de Minas, el cine Mercedes Digital de Mercedes, el Auditorio Casa de Cultura de Paysandu y el Cine Chaplin de Cerro Largo.

Solé egresó de la Escuela de Cine del Uruguay en 2011 y ya prepara su segunda película como director, Blanca. Antes dirigió Obdulio el patriota, un cortometraje. Es guionista y productor.

Y acá charló con El País, sobre su ópera prima.

—¿Cómo le surgió la idea de la película?

—Posiblemente. la primera versión de guion sea de 2015 o 2016. Obdulio, el patriota se estrenó en 2014 y ahí empezó como a surgir la idea de hacer algo distinto y extender eso de juntar el humor y la comedia romántica. Siempre quise tomar esa realidad tan de final feliz que te propone Disney y chocarla con la cotidianeidad de los fracasos amorosos. A partir de ahí, con una primera escena -seguro alguna de las que están sus ex- apareció el mundo de Julio.

—Utilizar Disney como referencia y algunos de sus recursos es transgresor. ¿Lo ve así?

—La película viene con su propia identidad y desde ahí apostamos todo. Ya al principio, dijimos que si íbamos a hacer una película romántica no la íbamos a hacer a medias, sino que íbamos a disfrutar del género y aprovechar esa apertura que te da para poder incluir, por ejemplo, un número musical. Eso sí era un riesgo de producción porque estamos acostumbrados a consumir géneros asociados a cosas que se hacen en inglés.

—Usted ha hablado de apropiación...

—De apoderarnos de los géneros. O sea contar una historia de una forma reconocible para el público pero que sea una historia propia, uruguaya. Esta película está llena de uruguayismos que funcionan muy bien afuera a nivel de público, lo que no es muy habitual para nuestras películas. Pero solo un uruguayo entiende la fineza de algunos chistes que son propios.

—¿El género es un riesgo y un beneficio?

—Lo veo como un ejercicio. Nosotros tenemos la carencia de la televisión, lo que nos resta oficio en actores, en guiones, en practicar, en equivocarse. Entonces sí, como cada película es un proceso largo y elegir algo de lo que hay industrias que lo hacen muy bien. O sea que si te sale mal, al espectador le rechina. Por eso lo que tenés atrás es un montón de trabajo, de cuidado, de que todo el mundo vea lo mismo. Y también mirar cómo lo hacen. Yo no soy músico, así que para hacer un musical tengo que buscar referencias y ver su estructura dramática, por ejemplo.

—Además está en una parte fundamental de la historia.

—En Broadway dicen que cuando un personaje tiene un conficto interno que no puede expresar ni hablando, ni con sus emociones, se pone a cantar y que cuando eso es más fuerte se pone a bailar”. Esas son reglas que tienen que ver con los vínculos emocionales, que uno intenta a aplicar. Aunque sea traidas al uruguayismo más puro del “Es lo que hay valor”.

—¿De dónde sacó esas referencias para la escena musical?

— Enredados más un comienzo a lo “Hakuna Matata” y cosas personales. Era mirar las estructuras de los musicales de Disney. Si son los uno haciendo veamos cómo podemos hacerlo. Y creo que en alguna le ganamos a sus live action (se ríe).

—La película tiene su propio mundo de fantasía, lo que la aleja del realismo uruguayo.

—No me dan ganas de mostrar la realidad. Me parece más que si vamos a hacer cine que cuesta tanto, romper con la cotidianeidad. Es como romper con la realidad para mostrar lo más genuino.

—¿Cómo dio con los protagonistas?

—Con Chepi nos conocemos desde hace muchos años y ya tenía la idea de que fuera Julio. El personaje tenía algo de que podía ser antipático, según quien lo interprete y Chepi además de ser un buen actor, traía cara de bueno y querible y consigue que querramos que le salga lo que anda buscando. Con Daryna no nos conocíamos pero teníamos una coproducción con Argentina que se cayó pero nos quedó su nombre y en cuanto la vi me dio el perfil de que era ella. Y ya desde el pique tenía la capacidad de hablar con un acento extranjero de manera tan orgánica y sin restar calidad actoral. Es una exigencia muy grande y Dary lo hace espectacular.

—La película está llena de pequeños gags. ¿Son ideas separadas que después juntó?

—Escribo naturalmente con muchos chistes y fue exactamente al revés: tuve que sacar chistes de la película para darle espacio a la comedia romántica y querer y tomar en serio a los personajes en sus emociones. Los chistes no podían afectar el drama de esta crisis de Julio.

—Le quedaron muchos para otra película, entonces.

—Sí y hay un montón que quedaron afuera por presupuesto. Esto podría haber sido aun más extravagante.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

cine uruguayo

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad