"Spider-Man: A través del multiverso", la película del momento que es, además, una revolución

La nueva aventura animada del hombre araña está llena de universos, imaginación, escenas de acción, chistes y una nueva manera de hacer películas

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SPIDER-MAN: ACROSS THE SPIDER-VERSE
"Spider-Man: A través del multiverso"
Foto: Difusión

Acá hay una nueva caligrafía, una forma de narrar que recurre a un corpus generacional que excluye todo lo anterior. Es una nueva experiencia y algunos podrán rebatir, incluso si sigue siendo cine.

Entiendo que sí. Con Spider-Man: a través del multiversoestamos en el territorio inexplorado de la metamodernidad. Y no se parece a nada a lo que estuvo antes.

En su último análisis cultural, el youtuber Thomas Flight desarrolló de una manera precisa -aunque con algún punto más abierto al debate- el concepto de metamodernidad. Estaría ejemplificado en Todo en todas partes al mismo tiempo, la última ganadora de los Oscar que encontraba respuestas existenciales en el multiverso de todas las posibilidades cósmicas de nuestra existencia.

Spider-Man: A través del multiverso es parte de eso y en su historia hay tantas simultaneidades (anecdóticas, visuales, filosóficas, cinematográficas) que, para públicos no experimentados, podrían provocar mareos.

Es tanta la información, además, que acoge cada encuadre que, para esos ojos poco entrenados, se le hará muy difícil seguirle la pista.

Es una nueva caligrafía, sí, y también una novedosa sintaxis cinematográfica y como tal hay que decodificarla o, mejor, relajarse y disfrutar: Spider-Man a través del universo es una de las mejores películas que se van a estrenar este año.

Así, parecerán inevitables las nominaciones al Oscar y los más entusiastas creen que podría ser la primera animación en ganar un Oscar a mejor película. Se siente un poco prematuro aunque la primera de la saga, Spider-Man: Un nuevo universo, ganó el premio a mejor animación y esta nueva está a la altura.

Es, desde ya, uno de los grandes taquillazos de la temporada: en su primer fin de semana recaudó 120,5 millones de dólares, lo que es un montón. En Uruguay estuvo a sala llena desde su estreno el jueves. La industria anda precisando más de estos éxitos, así que la fórmula va a tender a la repetición.

Una puesta a punto de los temas centrales debe incluir que Spider-Man (o sea, para los mayores de 40, El hombre araña) en nuestro universo, digamos, es Miles Morales, que es afrolatino, vive en Brooklyn y lo pica una araña radioactiva que lo convierten en, bueno, el hombre araña. Descubre, además que existe un, digamos, multiverso, en el que conviven un montón de versiones de Spider-Man. Miles provocó una explosión de un colisionador de materia (o algo así) que trajo un montón de encarnaciones arácnidas para acá.

A través del Multiverso transcurre un año después de esos incidentes. Spider-Man es un superhéroe barrial que lucha porque esa doble vida no incida en su vida de liceal, lo que preocupa a sus padres y le genera alguna rispidez familiar.

Eso empeora cuando Miles debe lidiar con Spot, un villano que pretende dominar o algo así el Multiverso. Su papel es relevante.

A través de Gwen (un tímido interés romántico en la primera parte) descubrirá que existe una Sociedad Spider, donde van a dar todos y que regentea el temible Spider-Man 2099, que en inglés tiene la voz de Oscar Isaac.

Antes de llegar allí, la historia tuvo un espectacular prólogo en el Museo Guggenheim de Nueva York que además de la acción parece reflexionar sobre el estado del arte y otra en Mumbai, donde aparece el Spider-Man local.

Van tras algo que a uno se le puede perder pero eso importa poco. Por las dudas esta es apenas la primera parte; ahora las películas terminan con un “continuará”. Hay que esperar un año para que cierre la historia que termina en tremendo momento de tensión.

Pero el camino es la recompensa y acá hay una imaginación desbocada que está en las ideas visuales y narrativas. Ninguna escena es igual a la siguiente e incluso los planos más tradicionales son intervenidos. Hay una mirada plástica que combina fuentes, épocas, estilos y tonos.

Mucha de la gracia está en el guion que lo firman, entre otros, Phil Lord y Christopher Miller quienes ya habían mostrado talento para combinar imaginación y talento en las películas de Lego (principalmente en la primera, La gran aventura de Lego) y Los Mitchell contra la máquina. La dirigen Joaquim Dos Santos, Kemp Powers y Justin K. Thompson, tres recién llegados con experiencia en la animación.

Son datos que aportan poco porque lo que consigue Spider-Man a través del multiverso es mostrarnos un montón de posibilidades de contar una historia. Es puro color, pura adenalina, una sobredosis de metamodernidad. Está muy buena.

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