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Roberto Blatt en el Día del Cine Nacional: "Hay que hacernos visibles en el mundo"

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Roberto Blatt
Nota a Roberto Blatt, escritor, filosofo, ensayista y traductor uruguayo, en El Pais en Montevideo, ND 20190306, foto Marcelo Bonjour - Archivo El Pais
Marcelo Bonjour/Archivo El Pais

Entrevista

El director del Institutito Nacional del Cine y el Audiovisual del Uruguay (Incau) habla de la proliferación de rodajes, y de cómo el Estado quiere impulsar globalmente a los creadores locales

Hoy es el Día del Cine Nacional, una fecha que se viene celebrando con una serie de actividades desde el sábado pasado, con funciones en todo el país y charlas y debates sobre el tema; hay actividades hasta mañana. Es una buena excusa para charlar con el director del Instituto Nacional del Cine y el Audiovisual, Roberto Blatt, sobre cómo estamos y hacia dónde vamos en un rubro en constante y visible expansión. Blatt es escritor, filósofo, ensayista(tiene dos libros en la prestigiosa editorial Turner) y traductor. Estuvo desde 1987 radicado en España, donde, además, se dedicó a la industria audiovisual, y fundó dos canales culturales. Volvió a Uruguay para ocupar este cargo.

—Lo primero que todos dicen cuando se pregunta sobre usted es que es un intelectual. ¿Qué hace un intelectual como usted en un sitio como este?

—Tengo algo de diletante porque tengo una carrera de académico, escritor, crítico y traductor, pero dediqué muchos años al audiovisual. En España terminé, por casualidad, produciendo canales temáticos: creamos Odisea que aún existe y la versión española de History Channel. Dejé todo eso para satisfacer esas tendencias, digamos, intelectuales. Así que pude terminar un par de libros y preparar proyectos que ahora se han frenado.

—¿Cómo llegó al ICAU?

—Todo en mi vida han sido circunstancias que se cruzan y que me llevan a un papel nuevo e impredecible. Me ofrecieron el puesto y mis amigos se dividieron en dos: los que decían que ni se me ocurriera y los que decían que tenía que agarrar. A eso se sumó la pandemia y la decisión de quedarme y volver a recuperar mi residencia uruguaya. Las cosas se dieron así y no lamento haber vuelto con una misión que me permite recuperar un lugar activo y real dentro de la sociedad uruguaya, a la que yo extrañaba de manera abstracta. Era un uruguayo entusiasta casi sin conocer Uruguay.

—¿Estaba familiarizado con el audiovisual local?

—Por mi trabajo en España y Portugal, ya estaba conectado y con una relación estrecha con talentos y productoras. Llegué a impulsar desde allí coproducciones con Uruguay.

—Y ahora lo hace desde acá...

—Hubo una trayectoria que permitió que el cine se desarrollara pero se llegó a una etapa en la que, así, no iba a poder seguir creciendo. Había que crear una estrategia nueva, sobre todo para internacionalizar el audiovisual uruguayo. Nuestro mercado es muy pequeñito y no es aficionado a su propio cine. Era una tarea doble: abrir el cine uruguayo al mundo y reconciliarlo con su propio público.

—Casi nada...

—Ahí, aunque suene terrible, la pandemia ayudó. Generó un interés internacional porque acá se pudo filmar y se entendió bien que eso representaba una oportunidad. Por eso, en lugar de hacer recortes, reforzamos los apoyos. Y me pareció que era un asunto casi de patriotismo que el cine uruguayo se ofreciera gratis al público confinado en sus casas. Así promocionamos un acuerdo entre Asoprod (la gremial del audiovisual local) y Vera, para que hubiera en su plataforma una importante selección de cine uruguayo gratis.

—¿Y cómo se vio eso?

—Se vio bárbaro y así quedó claro que el lagrimeo eterno de que nuestro cine es aburrido se basaba en que la gente no había visto nada. Hubo más de 100.000 visionados en Vera.

—Y la industria también se ha movido mucho con la proliferación de rodajes.

—Nos topamos con rodajes por todas partes y se empieza a entender que es una industria que tiene muchas ventaja para el país como multiplicador económico, y que le da una dimensión moderna al país. Y es la única industria que con la tecnología agrega puestos de trabajo. Todo eso se fue comunicando desde ámbitos oficiales y los propios productores.

—¿No estamos siendo solo una locación?

—Para nada. Celebremos ser una locación, porque hemos hecho campañas para hacernos visibles en ese rubro. Pero el objetivo real es la presencia de nuestras historias en el mundo. Tenemos que facilitar la posibilidad de que empresas y creadores uruguayos atraigan inversión extranjera para que sus propios productos sean distribuidos a nivel mundial. Hoy ya se invierte más en producción nacional que en servicios de producción. El millón y pico de dólares de fomento se sigue invirtiendo en producción nacional, y la mitad del programa va para favorecer coproducciones internacionales de contenido nacional.

—¿El camino, entonces, es vender talento?

—Es el talento el que tira todo lo demás. Y queremos exportar los productos generados por nuestros talentos. El modelo es ampliar el espectro creativo de este país como herramienta principal para expandir la industria audiovisual. La idea es acumular creatividad y producto y hay que hacernos visibles en el mundo. Y eso, sumado a nuestras locaciones y nuestras posibilidades técnicas, atrae servicios de producción.

—¿Por qué vienen tantas producciones a rodar acá?

—Tenemos locaciones muy variadas en distancias cortas, facilidades de aduanas, IVA cero para coproducciones internacionales. Montones de ventajas pero el motorcito de la industria tiene que ser la propiedad intelectual.

—Para todo ese desarrollo hace falta dinero. ¿Están considerando un impuesto a las plataformas de streaming?

—Cómo va a seguir todo esto, está a nivel de debate dentro de la propia industria y en el Estado. La idea es no aumentar impuestos porque preferimos incentivar la actividad más que cobrar por ella. Lo que me interesa es cómo poder conseguir recursos de las nuevas plataformas sin que eso perjudique a nuestro audiovisual.

—Este año, Uruguay tuvo presencia en el mercado de Cannes y en San Sebastián. ¿Qué se trae de lugares así?

—Contactos. Esta no es una industria en que vas con un catálogo y un tarifario y te volvés con un paquete bajo el brazo. Vendemos un producto que son manchas en una pantalla, y eso exige una apertura de colaboración que tiene un impacto muy positivo. Y así las relaciones personales, las charlas informales, son parte importante de la promoción de nuestra audiovisual.

—Decía que antes tenía una fantasía de Uruguay viviendo tantos años afuera. ¿Cuán diferente era a la realidad?

—En gran medida, la fantasía era real: toda la idea que tenía de que era un país decente, no solo se confirmó sino que se reforzó.

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