Como los mediums saben, por más que se convoque a un espíritu, hay chances de que no se materialice. Eso pasa con Steven Spielberg enJurassic World. Renacer. Aunque el director Gareth Edwards pueble de citas “spielbergianas” y lo mencione en las entrevistas, acá de los atributos de Spielberg, hay poco.
Lo que hay es lo mismo de siempre contado tradicionalmente, disfrazado de relanzamiento. Para eso se llamó a Edwards, quien demostró pulso para esta clase de iniciativas en Rogue One y tiene fama de espectacular y austero.
Pero, más que nada se recurrió a Scarlett Johansson, quien acá está al frente de una pandilla de ambiciosos buscavidas que aceptan trabajar para una farmacéutica e ir a un paraje remoto para sacarle el ADN a los dinosaurios para un remedio milagroso para las cardiopatías. El plan -de fantasía y factura absolutamente clásicas- es descabellado y a merced de un montón de obstáculos, incluyendo un naufragio en una isla repleta de dinosaurios mutantes que mantienen la franquicia cerca de H.G. Wells.
Como para aplicar toda la fórmula en el camino rescatan a una familia que quedó a la deriva y que aporta la niña en peligro que es parte de la saga.
El representante de la farmacéutica (Rupert Friend) es un villano de una sola pieza y la troupe de Johansson (donde está el dos veces ganador del Oscar, Ali) es la buena, aunque sus fallas morales no son analizadas o en todo caso terminan redimidas al final.
El resto es más de lo mismo con dinosaurios horribles y al acecho, salvatajes imposibles y una idea de vértigo que Edwards sabe manejar pero quedan aplastadas ante la acumulación de lugares comunes e ideas ya vistas. Y deja buscando ese espíritu de Spielberg tan esquivo y difícil de imitar.
Jurassic World. Renacer (* *)
Título original: Jurassic Wolrd Rebirth Director: Gareth Edwards. Guion: David Koepp, sobre personajes de Michael Crichton. Con: Scarlett Johansson, Mahershala Ali, Jonathan Bailey, Rupert Friend. Duración: 135 minutos.