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Fede Alvarez habla de "La masacre de Texas", la remake de un clásico que ya está en Netflix

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La masacre de TExas

Entrevista

El uruguayo, y su socio Rodo Sayagués, escribieron y produjeron la nueva versión de uno de las grandes películas de terror de la historia y cuenta que se inspiró entre Pan de Azúcar y Garzón

Estaba para los sustos por lo visto así que esta semana me hice un doble programa de La masacre de Texas. Volví a ver a la original —la obra maestra de 1974 que dirigió Tobe Hooper y que acá se estrenó como El loco de la motosierra— y esta suerte de secuelahomónima que 38 años después de aquella escribieron y produjeron los uruguayos Fede Álvarez y Rodo Sayagués y se estrenó el viernes en Netflix.

Dirigida por David Blue Garcia se atreve a replicar uno de los grandes clásicos del terror y consigue un producto nuevo y, vista con la exigencia de un profano en el género da lo que promete. Eso quiere decir todo lo que sangiento que puede resultar Leatherface, el matarife que luce una máscara de piel humana, cortando gente con su motosierra.

Acá las víctimas son un grupo de citadinos que vienen a gentrificar Harlow, un pueblo fantasma de Texas. Esperaban encontrar cierta resistencia de los escasos locatarios que quedaban pero no con esa violencia: el título es literal y lo que hay es una verdadera masacre que se muestra en su forma más exagerada.

Alvarez y Sayagués conocen el género. Su primera película en Hollywood fue otra remake, Posesión infernal y No respires tenía un poco la misma idea de unos incautos a merced de un asesino implacable. Les gusta.

Sobre La matanza de Texas, cómo es visto en la industira del cine y el oficio de producir Álvarez -quien contó que ya está escribiendo con Sayagués su nueva película como director- charló con El País.

—¿Cuándo la vio por primera vez la versión de Tobe Hooper de La masacre de Texas?

—Hubo un momento ahí en los 90 que siendo adolescente me enganché con todo lo que era de terror y empezamos a ir al videoclub que tenía el Bohemios y ahí alquilé la mayoría de los clásicos de esa época. Y La masacre de Texas, o sea El loco de la motosierra era una de las tantas pero probablemente junto con Posesión infernal que generó una cicatriz más profunda porque no era divertida como la de Freddy. Esta estaba en la categoría de películas que después de verla te arrepentías y te dabas cuenta que eras muy chico y no tenías que haberla visto. Para peor como siempre la miraba sin pedirle permiso a mis padres, porque normalmente no me dejarían, entonces no podía contarle por qué estaba tan aterrado de noche. Me acuerdo de bajar al cuarto de ellos con cualquier excusa por estar muerto de miedo en la mitad de la noche.

Fede Alvarez
Fede Álvarez

—Es que toda la primera parte, antes de que entre Leatherface cuando las víctimas van en la camioneta, el calor, el inválido... Era tremendo.

—Tremendo. Kubrick dijo que fue su inspiración para hacer El resplandor. Y así para todo lo “exploitation” que era es, junto con El exorcista, fundamental en el cine de terror. ¡Y no es más que un tipo corriendo a otros con una motosierra!

—Y eso pesa en hacer una nueva...

—Había que respetar muchísimo ese legado.

—¿Cómo se acerca al proyecto?

—Con Rodo (Sayagués) sólo nos involucramos con proyectos que nos parecen interesantes. Tenemos que sentir que hay algo para decir que valga la pena. Desde que empezamos a trabajar en Hollywood, por suerte, no ha habido otra motivación que esa. Esta es una idea que nos traen el guionista de la película original junto con el estudio. Habían visto lo que hicimos con Posesión infernal y eran muy fans de No respires, así que nos preguntaron si nos interesaba hacer una nueva Masacre de Texas. Y justo con todo lo que estaba pasando en Estados Unidos con Trump y toda la división entre el campo y la ciudad, nos parecía que era un tema interesante para tocar. Estas películas siempre hablan de ese choque y era algo que sentíamos que era más relevante que nunca y podíamos contar una historia que no se sintiera descolgada con lo que le estaba pasando al país y al mundo. Nuestra experiencia escribiendo La masacre de Texas con Rodo tiene más que ver con mi vida pasando veranos en Pan de Azúcar y el choque entre Montevideo y el campo y lo extraño de eso y lo extraños que les parecemos la gente de la ciudad a la gente del campo y viceversa. Entonces está mas inspirado en Pan de Azúcar que en Texas probablemente.

—La película habla de la gentrificación, por ejemplo. ¿Eso ya estaba en la historia que escribieron con Sayagués?

—Estaba en la idea nuestra. Cuando nos piden si nos queremos involucrar, lo único que tenían eran las películas originales, no plantearon ningún camino. Era empezar de cero. La otra influyó tantas películas en las que la gente va en auto cruzando el campo yendo a algún lado, paran en una estación de servicio y le dicen algo, doblan donde no tienen que doblar y se meten en un camino. No podíamos hacer eso de nuevo. Por más de que digas que aquella película inventó el concepto, la audiencia simplemente pensaría que se te acabaron las ideas. Sentimos que había que buscar una nueva razón de cómo hacer que choque el campo y la ciudad. Y el tema de la gentrificación está haciendo que mucha gente joven vaya a lugares donde nunca vieron gente como ellos. De hecho, la idea surge de yo ir a comer al restaurante de Mallman en Garzón y ver lo que pasó ahí: un pueblo abandonado que de repente se llena de gente que puede pagar para ir a comer ahí. Había algo ahí que nos disparó la idea.

—¿Cuál es el involucramiento de un productor en una película?

—Durante la pandemia hicimos esta película y No respires 2 y fue la primera vez que trabajé en calidad de productor y escritor. Lleva menos trabajo que dirigir, donde sí tengo que irme a a otro país por casi un año a filmar. Esto es más ambición de poder contar más películas de las que podría hacer solo dirigiendo y también trabajar con directores jóvenes y aprender de ellos. Y pensar historias que por ahí o no sabría cómo dirigir o no serían lo que quisiera hacer como director pero sí como contador de historias. Esa es la motivación número uno. Cuando hace 10 años, Sam Raimi me ayudó a hacer mi primera película, yo decía: “un día quiero poder sentarme la silla de él y ayudar también a un director joven a hacer su película”. Conceptualmente es lo mismo: trabajar como productor es prestarle tu conocimiento a alguien que todavía no tiene la experiencia y entonces lo ayudas a recorrer el camino de hacer su primera película de terror y eso era algo que me fascinaba. Soy un productor creativo, no tengo idea de cuánto salió la película, por ejemplo.

—¿Qué representa usted para, por ejemplo, David Blue García, el de La masacre de Texas?

—No sé. Lo que me he dado cuenta es que lo que ha influenciado a una generación nueva de directores, es lo del pibe de Uruguay que hace Ataque de pánico y se va a Hollywood y filma Posesión infernal, una película que para muchos es muy importante. Hace poco hubo una función muy grande de Posesión infernal en un festival y fuimos con Rodo sin saber qué esperar. Encontramos una sala llena de fanáticos que se sabían cada frase cada línea. Después de 10 años los fanáticos del género la han tomado como propia sobre todo de esa generación que tenía justamente 15 años cuando esa película salió. El director de La masacre de Texas debe tener 30 años y entonces claro tenía 20 cuando se estrenó. Y ahí te ven como el que hizo esa película cuando ellos estaban en el liceo.

—En una entrevista, García decía que usted lo llamaba para pedirle más sangre.

—Es verdad porque es lo que yo creo que se espera de esta de esta clase de película y más si se llama La masacre de Texas. Uno espera mucho gore. Y también fue lo que funcionó en Posesión infernal: esa cosa de hacer efectos especiales clásicos usando sangre de verdad y partes del cuerpo de verdad sin crear cosas por computadora. Eso le da a la película una textura un poco más clásica que la conecta más con la original.

—¿Le gustaría salirse del género?

—Con No respires y No respires 2, nos sacamos las ganas: son 100% nuestro mundo. Intentamos hacer una de esas y la siguiente de las otras. Más o menos ha sido como lo hemos llevado. Igual, en este caso uno toma un personaje, una textura y un mundo, pero hay que crear muchísimo y como autores intentamos hablar de los temas que nos interesan a nosotros. Así que, por ahora me divierte hacer este tipo de películas.

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