ESTRENO

Disney quiere demostrar que las películas de princesas no han pasado de moda, al menos si son como la protagonista de La princesa, un combinado de fantasía, acción y artes marciales sobre una mujer dispuesta a enfrentarse con cualquiera que se le ponga por delante.

“Es una metáfora sobre cualquiera que se sienta subestimado”, describe a Efe la actriz Joey King sobre su papel para esta sorprendente película que se estrena mañana en Star+.

El estudio responsable de inmortalizar relatos como el de Blancanieves o el de Cenicienta volteó sus historias con un film protagonizado por una princesa que bien podría haber salido de un rodaje de Quentin Tarantino o de la saga John Wick.

En La princesa, Joey King da vida a una joven que se niega a casarse con el hombre cruel y sociópata con el que que está comprometida, una rebeldía por la que el Rey decide encerrarla en lo más alto del castillo, al mejor estilo del relato de Rapunzel.

Sin embargo, el segundo giro de la trama llega cuando el pretendiente, despechado y furioso por el rechazo de la princesa, inicia una ofensiva para hacerse con el trono de su padre, algo que solo la protagonista puede evitar. Eso, aunque tenga que pelear contra toda la corte.

“Cuando leí el guion supe que era diferente a todo lo que había visto”, comenta King sobre su personaje.

Y es que, tras años de críticas al modelo estático de cuento en el que una mujer espera a su hombre para ser rescatada, Disney movió las fichas al ofrecer una película que apuesta por lo contrario, y lo endulza con golpes de acción y un baño de sangre que muy pocos asociarán a su título.

Lo curioso es que en su hora y media de metraje nunca se llega a escuchar el nombre de esta princesa tan particular, un detalle que la actriz dice “que no necesita”. “Ella es la princesa y te lo hará saber”, bromea King.

El director del film, Le-Van Kiet, explica más sobre esta decisión.

“Cuando terminamos de escribir la película tratamos de encontrar un nombre (para el personaje), pero nos dimos cuenta de que habíamos invertido tanto en crear el aura tan particular que tiene, que ningún nombre le haría justicia”, defiende Kiet, conocido por rodar Furie (2019), el largometraje más taquillero de la historia de Vietnam. Está en Netflix.

El cineasta insiste en que se inspiró en otras historias recientes como las animadas Valiente y Enredados, que ya cambiaban los fundamentos de las historias de princesas, pero “quería hacer algo completamente diferente”.

Por eso, La princesa destaca por tomas largas, peleas coreografiadas, y luchas imposibles con armas de todo tipo, desde horquillas y perlas a verduras que demuestran ser más violentas de lo que uno podría pensar si caen en las manos de una persona habilidosa.

“Hay un punto de absurdo y un punto de exageración”, defiende el director. “Tiene el humor necesario para que no te la tomes muy en serio, pero para que al mismo tiempo empatices con el personaje y pases un buen rato”.

Con 22 años, King tiene al público de su lado. Es la protagonista de la saga juvenil El stand de los besos, una trilogía de Netflix que fue de más a menos, pero que cautivó a una audiencia interesada en adolescencia y romance.

El respaldo de la crítica, en tanto, lo consiguió con su papel en The Act, una antología de true crime que no está disponible en Uruguay, y que encuentra a la actriz como Gypsy Rose Blanchard. Es la joven estadounidense que pasó su vida en silla de ruedas y con un diagnóstico de cáncer que, al final, resultó ser un invento de su madre. Cuando Gypsy lo descubrió, la mandó a matar a través de su novio, entonces de 23 años. Está en prisión desde 2015.

Para encarnarla, King demostró ese compromiso que fascina a Hollywood, al cambiar su apariencia física y raparse la cabeza. En La princesa, todo eso lo vuelca sobre escenas de acción que son un gesto de empoderamiento y, todo indica, un buen entretenimiento para las próximas horas.