"Cuando el cielo se equivoca": El actor más cool de Hollywood se convierte en ángel en su regreso a la comedia

No hay dudas que Keanu Reeves es el actor más cool del mundo. Hay quienes intentan serlo, y este actor (y músico) nacido en el Líbano y criado en Canadá lo es sin mover un músculo. El hombre que esquivó balas en cámara lenta y revolucionó la ciencia ficción, derrotó mafias enteras por amor a un perro y convirtió un viaje en ómnibus en un clásico de los noventa, ahora baja del cielo con alas y túnica para reírse un poco de sí mismo.

En Cuando el cielo se equivoca, que llega a hoy a los cines de Uruguay, Reeves interpreta a Gabriel, un ángel que observa la vida miserable de Arj (Aziz Ansari), un empleado explotado que aguanta los caprichos de su millonario jefe Jeff (Seth Rogen). Compadecido por el desdichado, Gabriel decide que patrón y empleado cambien de cuerpo en lo que parece ser una reversión de Un viernes de locos, pero con un giro más espiritual.

“Es un rol genial. Es fantástico hacer de alguien antiguo e ingenuo, y que todo parezca la primera vez para este ángel siendo humano. Es una historia de amistad, de superación”, dijo Reeves en la premiere de la película, en la pasada edición del Festival de cine de Toronto.

Foto: Difusión.

Claro que esta comedia escrita y dirigida por Ansari, se suma a lo que ya es un género dentro del cine: ángeles bajando a la Tierra para poner orden -o generando el caos-: El cielo puede esperar, ¡Qué bello es vivir!, Michael con John Travolta o Un ángel enamorado con Nicolas Cage. Ahora Reeves se suma a ese linaje.

Que Reeves acepte un papel así habla mucho de su carrera. Después de consolidarse como el héroe de acción del siglo XXI con Matrix y John Wick, el actor parece disfrutar ese desarmar de la imagen que construyó.

Antes de convertirse en Neo o en el implacable asesino del traje negro, Reeves había demostrado que también podía hacer comedia. A fines de los ochenta protagonizó uno de los títulos de culto de la época: Las alucinantes aventuras de Bill & Ted que protagonizó junto a Alex Winter donde hacía de un adolescente bastante despistado que gracias a una caseta de teléfonos (al mejor estilo Doctor Who), viajaba en el tiempo para poder aprobar historia. Esa saga marcó su inicio en la cultura pop, mucho antes de ser héroe de acción o ícono en las redes sociales.

Luego llegaron los noventa y el estrellato. Punto de quiebra, Máxima velocidad -la película que lanzó a Sandra Bullock al estrellato-, Reacción en cadena, Johnny Mnemonic y Matrix consolidaron su imagen de héroe, silencioso y sin grandes músculos pero efectivo. Reeves incluso demostró buen olfato cuando rechazó participar en Máxima velocidad 2, que resultó ser un rotundo fracaso.

También pasó por comedias shakesperianas (Mucho ruido y pocas nueces), dramas (Drácula de Bram Stoker, El abogado del diablo), romances (La casa del lago, Dulce noviembre, Un paseo por las nubes) y fantasías visuales como 47 Ronin o El día que la tierra se detuvo. En 2005 fue Constantine, el cazador de demonios que era un híbrido entre el terror y el cómic que se convirtió en película de culto, y que tendrá secuela.

Y si bien no se ha olvidado de la acción, este año hizo una participación en Bailarina que es parte del universo John Wick, y en los últimos años ha sido parte de dramas románticos como La boda de mi ex, que lo reunió con Winona Ryder luego de Drácula.

Niko Tavernise

Esa carrera en pantalla de casi cuatro décadas, Reeves también incluye prestar su voz en proyectos animados: fue Duke Caboom en Toy Story 4, Shadow en Sonic, el sabio en una de las películas de Bob Esponja, y aparece en videojuegos como Cyberpunk 2077.

Y si bien Bill & Ted marcó su carrera en la comedia, pocas veces volvió a explotar esa faceta. Fue parte de Alguien tiene que ceder que protagonizaron Jack Nicholson y Diane Keaton y tuvo una participación en Always be my maybe, comedia que escribieron y protagonizaron Ali Wong y Randall Park para Netflix.

Durante el rodaje de Cuando el cielo se equivoca, Reeves volvió a confirmar su reputación como profesional imperturbable. En una entrevista con The Hollywood Reporter, Ansari comentó que el actor tuvo un problema en su rodilla, pero que decidió continuar. “Parecía algo salido de The Studio”, dijo el director refiriéndose a la serie de Rogen en Apple TV+. “Keanu podría haber dicho: ‘Hey, lo siento, me bajo del proyecto’. Pero no lo hizo. Para mí, que crecí viendo Punto de quiebre, Máxima velocidad y Matrix, era un dios del cine. Tenerlo en la película fue un sueño. Sin él, todo se hubiera derrumbado”, comentó Ansari.

Foto: Difusión.

Más allá de la pantalla, Reeves se convirtió en algo más grande: un ícono. Su perfil bajo, su humildad y esa mezcla de melancolía y humor lo transformaron en una sensación en Internet. Los memes -desde “Sad Keanu” hasta los videos de fans que lo saludan en la calle- construyeron la imagen de una persona que parece inmune a la vanidad de Hollywood.

Y aunque su filmografía está llena de acción, Cuando el cielo se equivoca lo devuelve al terreno del humor, uno que no había explorado desde 2020 cuando (desapercibidamente) se estrenó la tercera parte de Bill & Ted.

En una industria donde las estrellas compiten por relevancia, Reeves parece ajeno a todo. No grita, no escandaliza, ni aparece en revistas de chimentos. Y aun así, cada aparición suya genera adoración global. Y no hay truco ni milagro: solo carisma. Y en eso, nadie le gana. Y ya sea con campera de cuero y en moto por las calles de Los Ángeles, de traje negro en una premiere o con una aureola, sigue siendo -literalmente- el más cool del mundo, y ahora del cielo.