Redacción El País
Ernesto Vila, destacado artista plástico uruguayo, falleció a los 89 años. La noticia fue confirmada este miércoles por Enrique Aguerre, exdirector del Museo Nacional de Artes Visuales (MNAV), donde Vila presentó varias exposiciones y dos de sus obras forman parte del acervo institucional.
Nacido en Montevideo en 1936, Vila ingresó en 1959 al Taller Torres García, bajo la orientación de Guillermo Fernández y José Gurvich. En 1961 se incorporó al taller de Gurvich en el Cerro, permaneciendo allí hasta 1964.
En 1963 cofundó el Taller Montevideo junto a Armando Bergallo, Héctor Vilche, Clara Scremini y Gorki Bollar. Con este colectivo realizó su primera muestra en el Jockey Club en 1964, exhibiendo pinturas, cerámicas y tapices. Según Nelson Di Maggio, en su libro Artes visuales en Uruguay: diccionario crítico, Vila llevó a cabo “experiencias vanguardistas” en ciudades como Ámsterdam, Londres, París y Chicago, y participó de la Bienal de Venecia.
Al regresar a Uruguay, dejó temporalmente la pintura para enfocarse en su compromiso político. Fue detenido en 1972 durante la dictadura cívico-militar y permaneció en el penal de Libertad hasta 1978. Durante su reclusión, Vila continuó creando con los materiales que tenía a su alcance, “aprovechando al máximo cada recurso disponible”, según el MNAV. El artista se inspiraba en la ciudad y su memoria, tomando elementos mínimos del paisaje urbano —como ropa colgada, palillos, agujeros en el pavimento o pequeños objetos— para construir un universo de referencias personales y locales.
Descansa en paz, querido amigo. pic.twitter.com/JvUzExhwWp
— Enrique Aguerre (@AguerreEnrique) August 20, 2025
En 1978, una vez liberado, se exilió en Francia, donde permaneció hasta 1986, año en que volvió definitivamente a Uruguay. A partir de los años 2000, su obra evolucionó hacia la ligereza y la suspensión, liberándose de marcos y soportes rígidos. Sus piezas de papel, cartón o plástico se movían, balanceaban y giraban, generando un diálogo con el espacio y el tiempo.
Sobre esta búsqueda, Vila explicaba: “Mi país es una metáfora, y mi trabajo es una metáfora de esa metáfora. Abordo sobre-entendidos locales a partir de una escritura visual lunfardizada mediante la utilización de materiales de des-hecho que la ciudad me ofrece y descarta. Las imágenes que intento recuperar tienen todas nombres e historias propias. Pertenecen a la mitología emblemática de la geografía a la que pertenezco y a mi subjetividad construida de realidad, olvidos y recuerdos modificados”.
Vila participó en más de 100 exposiciones colectivas y más de 50 individuales, en Uruguay y el extranjero. Entre sus muestras más destacadas se incluyen las del Museo Torres García (Montevideo, 1996), Museo de Bellas Artes Juan Manuel Blanes (1993 y 2006), Museo Gurvich (2021) e Instituto Goethe (2007). También formó parte de salones y bienales internacionales, como la VII Bienal de La Habana (1997) y la 52ª Bienal de Venecia (2007).
En 2002 recibió el Premio Figari, uno de los máximos reconocimientos del arte uruguayo, junto a Anhelo Hernández y Fernando Cabezudo, en homenaje a su trayectoria.
Luego de que se conociera la noticia de la muerte de Vila, el fotógrafo Juan Ángel Urruzola escribió: "Se fue Ernesto Vila, viejo amigo, gran artista, alumno de Gurvich, parte del Taller Montevideo, preso en los años 70, mozo en el salón de té Le Loire dans la Théière en Paris y luego aquí cuando volvió a Montevideo encontró una ciudad que naufragaba y decidió naufragar con ella".