GUILLERMO ZAPIOLA
Es uno de los jóvenes talentos femeninos más promisorios del Hollywood. Anne Hathaway puede ser vista ya en "Guerra de novias" y el 13 de marzo se estrena "El casamiento de Rachel", la película por la que fue candidata al Oscar.
Tiene un nombre famoso, claro: Anne Hathaway se llamó también la esposa de William Shakespeare, pero no corresponde confundirlas. Esta nueva Anne nació en Nueva York en 1982, hizo algo de teatro y televisión y se ganó una primera fama en cine como heroína de películas "familiares": las dos entregas de la serie El diario de la princesa (2001 y 2004), la adaptación de Dickens de Nicholas Nickleby (2002). Parece haber entendido empero que corría el riesgo del encasillamiento en determinado tipo de papeles, y siguió un consejo de Julie Andrews para romper con ellos ("cuando quieras cambiar de imagen, haz un desnudo").
Realizó un primer intento de ruptura con el film independiente Havoc (2005) de Barbara Kopple, pero el verdadero cambio de imagen vino en todo caso con Secreto en la montaña (2005), y luego exhibió su versatilidad saltando a un proyecto totalmente distinto como El diablo viste a la moda (2006). Sin embargo ha sido su elección de un papel dramático y complejo lo que la ha colocado en un primerísimo plano: El casamiento de Rachel le ha valido candidaturas al Globo de Oro y al Oscar, y premios de las asociaciones de críticos de Nueva York, Chicago y Toronto, el National Film Board de los Estados Unidos y los Satellite Awards.
En El casamiento de Rachel, película escrita por Jenny Lumet (hija del cineasta Sidney Lumet) y dirigida por Jonathan Demme (El silencio de los inocentes, Filadelfia, El embajador del miedo), Hathaway interpreta a Kym, una joven que vuelve a la casa familiar para la boda de su hermana Rachel (Rosemarie Dewitt) y carga una historia de crisis y conflictos familiares y personales. Amigos y conocidos de los novios se han reunido para pasar un buen rato, pero la irrupción de la protagonista, mordaz, aguda y a veces autodestructiva, opera como catalizador que revela algunas tensiones acumuladas a lo largo del tiempo en el núcleo familiar. El personaje enfrenta a sus padres divorciados (Bil Irwin, Debra Winger), lidia con el recuerdo de un accidente de tránsito que derivó en tragedia y es a su vez juzgada por los otros en lo que alguien ha descrito como "una variante moderna de los procesos por brujería en Salem".
"Todos me miran como si fuera una sociópata", dice en determinado momento el personaje de Hathaway en el film. En el mundo real, empero, el rodaje de la película fue bastante más distendido. El director Demme, antiguo discípulo de Roger Corman que se empeñó en imponer al trabajo de su equipo un estilo suelto e informal, con amplio margen para la improvisación.
Lumet, Demme y su director de fotografía imaginaron su film como una serie de escenas largas, con escasas indicaciones para los actores y mucha música en directo. No hubo ensayos previos y se dejó que las cosas simplemente ocurrieran delante de la cámara (muy a menudo en mano), sin demasiada manipulación. En algunos momentos, los propios actores se convirtieron en camarógrafos, metiéndose en la acción y registrándola.
En una entrevista concedida al New York Times, Hathaway ha declarado que le gustó su personaje. "Tiene un gran sentido del humor", sostiene. "Su lengua es aguda y ácida". Con respecto a la filmación reconoció que había una gran atmósfera de confianza. Como nunca sabían cuándo la cámara los enfocaba, los actores tenían que estar siempre atentos, y alcanzar un intenso nivel de concentración. Una de las lecciones que enseña la película, en especial para la gente que se está recuperando de algo, asegura Hathaway, es lo importante que es mantenerse siempre en el presente. La actriz añade: "Poder quedarte en tu sitio y escuchar y reaccionar a la música y lo que ocurre a tu alrededor es muy liberador para un actor. Para mí, esta historia trata sobre la comunicación y el amor, y tuvimos la libertad para explorar sobre ello".
Las cosas no siempre fueron fáciles, sin embargo. El director Demme ha contado, por ejemplo, que en determinado momento Hathaway estaba intentado interpretar una escena muy intensa mientras los músicos estaban tocando justo al lado. Se estaba desconcentrando y un asistente le advirtió al director lo que estaba ocurriendo. El cineasta decidió que Anne tenía que hacer algo para solucionarlo, y se lo mandó decir por el asistente. Hathaway manejó la situación brillantemente: su personaje gritó "¡que se callen!", los músicos obedecieron, y todo comenzó a salir como era debido. "Improvisado y sin planearlo, pero completamente en línea con su personaje", se felicita Demme.
Es posible que Hathaway sea todavía muy joven, pero es reconfortante leer algunas de sus declaraciones y comprobar que no se cree (todavía al menos) una superestrella. Incluso piensa que todo el ruido generado por su nominación al Oscar es algo que va a pasar. En realidad, dice estar convencida de que se trata de "una tontería, y tampoco va a durar demasiado. Ya llegará el momento en mi vida, cuando quede en el olvido y probablemente suceda mucho más pronto de lo que puedas imaginarte".
Su sensatez se revela igualmente en otras actitudes. En el 2006, la revista People la incluyó en su lista de 50 personas más hermosas del mundo y en el 2008 Lancôme la escogió para que fuera la imagen de su fragancia Magnifique, pero ella reconoce que no se cuida mucho ("tengo mejores cosas que hacer que preocuparme por mi apariencia"). Y nunca olvida el consejo que recibió del director Garry Marshall: "nunca sabes si una película va a ser un éxito, así que más vale que lo pases bien rodándola".
NOVIAS. El casamiento de Rachel no es el único motivo por el cual se está hablando de Anne Hathaway. Ya está en carteleras Guerra de novias, comedia dirigida por Gary Winnick que Anne protagoniza junto a Kate Hudson. Kate y Anne interpretan a dos amigas íntimas que llevan mucho tiempo planeando cada detalle de sus respectivas bodas. Una culminación debe ser la ceremonia a realizarse en el Hotel Plaza. Pero algo ocurre: por un error administrativo, las dos reciben una misma fecha para la boda, y empieza una lucha a muerte por imponer la celebración propia a costa de la otra. El personaje de Kate es una abogada de éxito, acostumbrada a que las cosas salgan como quiere. Anne es en cambio una maestra que ha dedicado su vida a ocuparse de los demás y no de sí misma. Pero una boda es una boda.
A Hathaway le divirtió volver a la comedia luego del tono más grave de El casamiento de Rachel (también hizo El super agente 86, donde encarnó a la agente 99). Con respecto a su personaje en Guerra de novias, la actriz cree que es una mujer que ha ido por la vida con demasiada pasividad. Una amiga verdaderamente buena y leal, que se siente más cómoda al refugiarse en un segundo plano. Todo eso hasta que el día de su boda se ve amenazado, por lo que sale a defenderse de una manera insual. Necesariamente tiene que pasar a ser número uno, descubriendo su lado oscuro en una batalla que le enseña a equilibrar los varios aspectos de su personalidad.
La difícil decisión
No es miembro de la Academia y por lo tanto no votó en los últimos Oscar. Anne Hathaway reconoce que le hubiera sido difícil la elección, aunque manifiesta una admiración sin límites por Meryl Streep, con quien trabajó en El diablo viste a la moda y que ahora competía con ella por La duda.
También se destaca en un film de época
Uno de los efectivos intentos de Anne Hathaway por romper con su imagen de heroína "romántica familiar" y asumir papeles más complejos puede apreciarse en "Becoming Jane" (2007), una biografía ficcionalizada de la escritora británica previctoriana Jane Austen (la autora de "Persuasión", "Orgullo y prejuicio", "Mansfield Park" y "La abadía de Northanger") que suele asomar periódicamente en la televisión para abonados.
Basándose en investigaciones recientes sobre la gran novelista, el film imagina un romance de la joven Jane (Hathaway) con un veinteañero (James McAvoy), simultáneo a sus esfuerzos de escritora todavía no publicada. Se ha señalado que Hathaway no se parece a Jane (Roger Ebert sostiene que el "casting" ideal hubiera sido Winona Ryder), pero proporciona un retrato enérgico y creíble de una heroína romántica que podría provenir de una de las novelas de Austen. James Cromwell y Julie Walters encarnan a los padres de la protagonista (una pareja que parece moldeada sobre el matrimonio veterano de "Orgullo y prejuicio", o acaso sea al revés: Austen se inspiró en sus padres para escribir el libro). El film, dirigido por Julien Harrold, es de todas maneras muy "austeniano" y muy llevadero.
Probable reina de la taquilla
Una proyección de la encuestadora Quigley, encomendada por los propietarios de salas de cine de los Estados Unidos prevé que Anne Hathaway puede ser la actriz que lidere las taquillas norteamericanas en el año 2009.
Hathaway está atrayendo la atención de talentos muy diversos que quieren trabajar con ella. En 2008 terminó Passengers, un asunto criminal dirigido por Rodrigo García (el hijo de Gabriel García Márquez y responsable del espléndido programa de televisión En terapia) en el que también actúan Patrick Wilson, Dianne Wiest y David Morse. Y actualmente tiene en post-producción la fantasía Alicia en el País de las Maravillas de Tim Burton, donde interpreta al personaje de la Reina Blanca.