Por: Miguel Bardesio
Michell de León (así, con LL) tiene varias caras públicas, salvo la verdadera. Se lo puede ver como "Peter", un notero ochentoso que trabaja para el programa de Verónica D`Andrea o como "Cacho", un imitador del conductor de Canal 12 en el programa Terapia de pareja. A la vez, interpreta al personaje El manosanta, de Alberto Olmedo, en la obra Picante casero II (Teatro Agadu).
Para el futuro inmediato, prepara una imitación de Orlando Petinatti que presentará en Terapia de pareja. Tiene ya la voz y la gestualidad, pero falta la confección de la máscara que, promete, estará en unos días.
De cómo imitar, del humor, del pasado y el presente, un mano a mano con Michell de León, que tiene 38 años, vive en Atlántida y se hace el viaje diario en ómnibus y que ahí va, haciéndose un lugar en los medios.
-¿Cómo surgió el personaje de Cacho?
-Yo trabajé con Cacho. Desde muy chico a mí me gustaba el teatro y la radio. Arranqué en esto a los 18 años con un grupo de teatro independiente que se llamaba "La chimenea". Mi abuelo y mi padre, se dedicaban al negocio de los juegos infantiles y lo conocían a Cacho. Una vez, fuimos a Canal 12 y lo encontramos. Cuando me presenta mi padre, le dice a Cacho: "Este es mi hijo, le gusta el teatro". "Ah, hoy grabamos El show del mediodía, ¿te quedás?", me respondió. Y me quedé. Así entré, haciendo participaciones en los sketches del programa. Una experiencia única, trabajé con él hasta 1999 o 2000.
-¿Y el Cacho personaje?
-Bueno, eso surgió hace un par de años. Yo lo llamé a Cacho para decirle que lo iba a imitar, que iba a hacer humor. Y él me dijo: dale para adelante. La primera vez que lo hice fue en La petrolera, en Atlántida. Después, hice unos videos y los colgué en Youtube. Tuvieron una repercusión enorme. Y el año pasado, cuando arranca Terapia de pareja, se lo presento a Gaspar (Valverde) y a Karina (Vignola) que les encantó.
-¿Nunca se molestó?
-No, yo siempre lo hago con respeto. Es una humorada y en el teatro yo lo presento como homenaje. Hay un tema de respeto mutuo, de cariño. Y yo me manejo con mis valores, sin molestar a nadie. Le debo mucho a Cacho, él fue quien me abrió las puertas y me hizo entrar a la televisión. Después, también, fui muy buscavidas, de a poco traté de ir haciéndome un lugarcito.
-Ahora vas a hacer una imitación de Petinatti, ¿cómo estudias a los personajes?
-Hay que estar atentos al tono de voz, a los gestos. Tengo mucha facilidad para imitar. A Cacho, te imaginás, lo conozco muy bien, tanto años trabajando con él como que te mimetizás. A Petinatti lo escuché mucho y la voz la tengo. Estoy esperando que se termine la máscara que será en estos días.
-Y el personaje de Peter, ¿cómo nació?
-Peter no imita a nadie. Es un relacionista público ochentoso, glamoroso, de la noche, para quien todo está espectacular, todo up. Un tipo que le da color a lo que sea, que mientras haya comida y un buen champagne todo está bien. Lo empecé a hacer en un programa que tenía en Radio del Plata en un espacio que en verdad se llamaba Peter y Black, que lo hacía con un compañero de Del Plata. Nos presentamos en algún boliche el año pasado y mató. Pero quedó ahí. Y este año se lo propuse a Terapia de pareja, pero no lo veían mucho para el programa. Después, Verónica D`Andrea me plantea que quería hacer notas con un toque de humor y le presenté a Peter. Le encantó.
-Estás también en Picante casero II, una obra que es medio una revista...
-Menos que una revista, es un café concert. En todos mis personajes y trabajos, trato de fusionar la comedia argentina con el vaudeville uruguayo. Creo que en esa mezcla está una buena fórmula, que la gente vea que ambos tipos de humor se pueden hacer juntos. Si bien algunas palabrotas se dicen, no abuso de eso, no caigo en la chabacanería. Tampoco soy irrespetuoso con el público. Prefiero tomarme el pelo a mí mismo, hacer yo el ridículo, que exponer a alguien a la risa por sus nervios en el escenario. Y Picante... hace ese mezcla, con algunas chicas muy lindas, con gags, sketches, es un varieté. También voy a estar en Boom, en setiembre por ahí.
-¿Por qué no imitás políticos, como hace Tinelli?
-A los políticos los podría hacer, pero me da la sensación de que no prendería mucho en la gente. Igual, si acá se quisiera hacer un "Gran cuñado", se podría perfectamente. Hay mucho talento en el humor.
-El humor ha cambiado mucho. ¿Cómo lo ves hoy?
-Aquello de Telecataplum, Decalegrón y otros, era excelente. Pero no va a volver. No se podría hacer algo así hoy. Pero sí que ellos transmitieron una esencia que debemos tomar y aggionarla a este tiempo.
-Las imitaciones suelen desgastar. ¿Cree que le pasa algo de eso a algunos de tus personajes?
-Yo siempre trato de innovar. No podés darle a la gente siempre lo mismo. Con Cacho, por ejemplo, hicimos también el mago. Tengo muchas ganas de hacer Chichita o Pedemonte. A mí me gusta divertirme con las cosas que hago. Si no me río yo, difícilmente lo haga el público. No me gusta caer en la rutina de repetir. Creo que Cacho, como todos los demás personajes, tiene siempre una vuelta de tuerca. Y con Cacho, me han pasado cosas increíbles. He salido a la calle caracterizado y la gente lo reconoce, le habla, lo saluda. Le dan un cariño bárbaro.
-¿Hay Cacho para rato entonces?
-Habrá mientras yo sienta que no me repito y que me divierta.