Redacción El País.
El martes fue un día de emociones fuertes en la interna de Subrayado. Luego de casi 30 años, dejó el informativo deCanal 10 Silvana Goicoechea, mejor conocida entre sus compañeros como “La vasca”. Última representante de una generación de periodistas que ingresó al noticiero en los ‘90, enfocada siempre en la temàtica social, la comunicadora de 61 años cuenta por qué decidió cerrar esta etapa, las coberturas que la marcaron y la historia de amor con su marido César Quesada que se forjó entre cámaras y reportajes.
-El martes fue tu último día en Subrayado, ¿cómo lo viviste internamente?
-En todos estos días sentía el revoloteo de las mariposas en la panza, como me pasó en mi casamiento o cumpleaños de 15; esos nervios lindos de los eventos importantes de una vida. Lo viví con mucha alegría y también con sorpresa por el gran afecto que recibí del canal y de mis compañeros. Pensé que sería desde un móvil, una despedida más sobria o breve. Sin embargo, tuve el honor de conducir el noticiero junto a Danilo (Tegaldo) y Paola (Botti), algo que yo nunca había hecho, Conducir era lo único que me faltaba, así que lo viví como un broche de oro a mi carrera. Encima, me sorprendieron con un video precioso, muy emotivo. No puedo pedir más.
-Meses atrás comunicaste tu decisión de jubilarte, ¿cómo fue tomar la decisión? ¿Qué sopesaste?
-Si bien considero que tengo mucho que aportar todavía, puedo hacerlo desde otro lugar. Tengo 61 años y creo que es momento de dejar el espacio para las nuevas generaciones. Además, me parecía importante que dejara yo la tarea antes de que la tarea me dejara a mí, más en un medio como la televisión donde es innegable que la edad juega su rol. No quería vivir el momento de que en el Canal me hicieran una invitación al retiro. Preferí tomar yo esa iniciativa y así lo comuniqué hace un año. Debo decir que desde el canal incluso me invitaron a repensarlo, si no quería seguir algún tiempo más. Finalmente, llegamos al acuerdo de que fuera el 30 de setiembre.
-Sos parte de una generación de periodistas de los ‘90 en Subrayado de la que no queda ninguno en el canal.
-Sí, la televisión es un medio muy dinámico y en el canal hubo una renovación muy importante. Siempre tuve una muy buena relación con los jóvenes y he sentido el cariño de ellos en este tiempo. Hemos sido muy compañeros, sin competencias y eso se nota. En mi caso, por ser la más grande, no tuve nunca privilegios pero siempre fui escuchada, bien recibida en los consejos que podría dar. Me llevo grandes amigos.
-¿Y qué consejos das?
-Lo que siempre traté de inculcar a mis compañeros más jóvenes es tener claro que la información no es el periodista. Por más que sea televisión y está tu cara y tu voz dando la noticia, la información solo pasa por ti y hay que trabajar en conjunto para que todo salga bien. Siempre trabajé a la par con los compañeros camarógrafos. Porque ellos son tus ojos a la hora de dar la información.
-Tus orígenes en la televisión fueron en Canal 9 y luego Canal 7 de Maldonado. ¿Siempre quisiste ser periodista?
-No, no me lo había planteado. Yo nací en Montevideo y me crié en Pan de Azúcar, luego viví un largo período en Maldonado y desde hace años estoy en Ciudad de la Costa. Así que si me preguntas de dónde soy, me resulta una pregunta difícil de contestar. Creo que mi corazón está en Pan de Azúcar. Ahí fui una niña muy desenvuelta para todo, con cero vergüenza. Era la que hablaba en los actos escolares pero nunca dije que quería ser periodista. La oportunidad surgió de la mano de una amiga, Mariela Beltrán, que es una mujer que canta, con una voz maravillosa. Un conocido de ella la convocó para ser parte de Canal 9 y ella rechazó el ofrecimiento pero me lo trasladó a mí. Yo fui encantada. Me hicieron una prueba y quedé. Osvaldo Bonilla estaba frente al noticiero en ese momento y me dio las primeras oportunidades. Me fui enamorando de la profesión a medida que aprendía, porque fui siempre una autodidacta.
-¿En qué momento comenzó la vinculación con Canal 10?
-Desde Canal 7, era la corresponsal para Subrayado desde Maldonado. Recuerdo que los veranos eran muy intensos, con informes casi todos los días. También hacíamos contacto con medios argentinos. En Canal 7 también me tocó conducir un programa que se llamaba El despegue, junto a Mario Bardanca. Era una competencia entre jóvenes que presentaban diferentes proyectos y participaron liceales de muchos departamentos. En 1998 renuncié a Canal 7 y me instalé en Ciudad de la Costa. Yo pensaba ir a Canal 10 a comentar que estaba más cerca pero antes de que eso pasara, me llamaron. Fui primero corresponsal desde Canelones y en 2005 me incorporé a la redacción.
-¿Qué coberturas dirías que te marcaron en este tiempo?
-Siempre fui una todo terreno, pero mi inclinación estaba y está por el área social. Una de las coberturas que más recuerdo fue la de las inundaciones en Durazno de 2007, de las más grandes de su historia. Allí contamos las historias de familias que lo habían perdido todo. Recuerdo el caso de una de ellas que salieron a cámara con gran entereza: no había quedado útil dentro de su casa y sin embargo, no pidieron nada. “Empezaremos de cero”, decían. Ese testimonio fue tan fuerte que al otro día se comunicaron conmigo de un banco para hacerles una donación y les repusieron muebles y electrodomésticos. También me acuerdo de Sara, una madre que el martes me mandó un mensaje muy afectuoso. Cubrimos hace años el caso de su hijo, que padecía una enfermedad rara en la piel, que desarrollaba como escamas. Ese niño pudo acceder a un apoyo para su tratamiento luego de la nota. Esas cosas son las que me quedan…
-¿Tenés esa visión del periodismo como facilitador de cosas?
-Yo nunca fui de hacer una nota e irme para mi casa, sin que me quede resonando lo que vi y escuché. Tengo muchas historias. A comienzos de los 2000 hice una serie de informes sobre las personas en situación de calle, que comenzaron a crecer en Montevideo. Eso generó una reacción y se instrumentó lo que hoy se conoce como plan Frío Polar. Recuerdo que “frío polar” fue un término que usé específicamente en el informe. Otro día fuimos a cubrir la inauguración de unas viviendas por el Plan Juntos (gobierno de José Mujica) y había una familia muy humilde entre los testimonios. La niña estaba emocionada porque por primera vez iba a dormir en una cama y la madre nos dijo que no sabía cómo hacer para poner cortinas, porque había tantas ventanas. Me acuerdo que llegué a mi casa y saqué las cortinas de la barbacoa y se las llevé a esa mujer. Si está a mi alcance, yo ayudo. No lo hago para sacarme la foto, de hecho nunca la saqué, pero lo hago. Otro caso curioso se dio con una cooperativa de vivienda en la zona de Lezica. Le hice una nota y como tenían problemas para hacer la carta y los trámites, los ayudé. Cuando inauguraron, a una de las calles internas le pusieron mi nombre. Fue un hermoso gesto.
-La gente en situación de calle ha crecido mucho…
-Sí, lamentablemente. Hoy hay una población en calle diferente a la de aquellos años. De repente había personas que tenían problemas de salud mental, pero no eran agresivos. Por lo general eran personas mayores, adultos, que tenían una tendencia a aislarse y a veces eran muy leídos. En sus campamentos tenían revistas o libros que sacaban de la basura. También miraban mucha televisión porque era costumbre de los comercios poner televisores encendidos en las vidrieras. Cuando yo los abordaba me conocían. Hoy hay una problemática de consumo de esa droga terrible que es la pasta base. Son cada vez más jóvenes los que viven en la calle.
-Decías que te mantendrás activa, ¿de qué manera?
-Seguiré comunicando, pero ya cosas más puntuales. He llegado a una edad que es mejor tener más tiempo libre y dejar el compromiso de las 8 horas diarias. Quiero disfrutar de mis tres hijos, mis cuatro nietos y de mi mamá, que cumple 90 años y está divina.
-En el Canal también nació la historia de amor con tu marido, César Quesada
-Sí, nos conocimos en el canal y primero fuimos solo compañeros de trabajo. Él era camarógrafo de Subrayado y en los veranos iba a Punta del Este a cubrir la temporada. Yo estaba casada en ese momento con mi primer marido y él en pareja. Luego él se casó, se fue a vivir al exterior y cuando regresó, sí comenzó nuestra historia. Yo me había divorciado. Trabajamos mucho juntos hasta que él se fue del Canal en 2011. Somos padres de Facundo, nuestro hijo menor que fue muy deseado y hoy tiene 19 años. Nuestra anécdota como pareja es que nos casamos en secreto en 2007. Invitamos en realidad para el bautismo de Facundo, que tenía pocos meses en ese momento. La ceremonia de bautismo fue de mañana y luego invitamos a un almuerzo. En medio del festejo me cambié, me vestí de novia y apareció la jueza para casarnos. La gente no entendía nada. Actualmente, César es uno de los directores de Estudio 9, así que por ahí quizás pueda seguir vinculada a la comunicación. Vamos a ver si me aguanta.