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Seba González: Humor Inmaduro

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Seba González presenta "Inmaduro" este miércoles en Teatro Movie.

UNIPERSONAL

El humorista presenta su unipersonal Inmaduro en el Teatro Movie, lo que define como "el show más importante de su vida". Seba González anticipa detalles del espectáculo y habla sobre su futuro incierto en Desayunos Informales, donde realiza producción, móviles e interpreta a "El Mono Pereira".

Seba González presenta "Inmaduro" este miércoles en Teatro Movie.
Seba González presenta "Inmaduro" este miércoles en Teatro Movie.

Seba González vive estos días con los nervios a flor de piel, ultimando detalles para una de las noches más importantes de su vida. El humorista estrena Inmaduro en la sala Movie, la más grande en la que presentó su unipersonal hasta el momento. Promete un viaje a la infancia a través de un monólogo renovado, una original puesta en escena y varios recursos para sorprender al público. A su vez, el actor enfrenta otros cambios en su vida profesional, ya que no tiene resuelto si continuará integrando Desayunos Informales en la nueva etapa del magazine: “No sé si me entusiasma mucho lo que me propusieron”, revela.

—Presentás Inmaduro este miércoles en el Teatro Movie. ¿Estás disfrutando la previa o la vivís con muchos nervios?

——No disfruto la previa porque hay tanta expectativa y tanto laburo que uno está pendiente hasta del mínimo detalle y pensando cómo puede hacer para llevar gente. Disfruto el momento del show pero la previa no. Hay nervios, estrés, ansiedad. Me debo haber subido a un escenario más de 500 veces pero éste es el espectáculo más importante de mi carrera. Nunca estuve frente a tanta gente convocada por mí. Estoy expectante.

—¿Por qué Inmaduro?

—Yo soy inmaduro y creo que en algún aspecto todos lo somos. Todos tenemos un niño adentro, que con el tiempo se va apartando. Por ejemplo, uno ve una hamaca y le pueden dar ganas de subirse pero no lo hace para no quedar como un pelotudo. A veces está bueno reencontrarse con ese niño interior, y esa es la idea del show. La puesta en escena está pensada para poner en clima en ese sentido, y yo hablo sobre cómo es vivir y trabajar siendo inmaduro. Pongo ejemplos de inmadurez en la vida cotidiana y también hablo sobre eso de que la mujer madura más rápido que el hombre. La idea es sentirse niño por un rato, retroceder en el tiempo y olvidarse de las responsabilidades.

—¿Cuál es la sensación al momento de enfrentar al público?

—Los primeros diez minutos se sufren. Uno está asustado y precisa que la gente responda como uno quiere. La gente no se da cuenta pero uno va editando en el momento viendo cómo va respondiendo el público. Y uno nunca pierde la sensación de que es un público nuevo y puede pasar cualquier cosa. Cada día es un nuevo desafío, por eso es tan emocionante. Siempre está esa adrenalina.

—¿Siempre escribís todas tus rutinas?

—Sí, parte de hacer stand up implica escribir los propios monólogos. Hace un par de años cuando estaba la fiebre del stand up, estaban El Piñe, (Gerardo) Sotelo y otros que decían un monólogo que les escribía otro. Sin el guión escrito, ellos no lo podían hacer. Los comediantes, en cambio, tenemos que saber hacer guiones de humor sobre cualquier cosa. Estamos con la cabeza permanentemente trabajando, atentos a las cosas de la vida cotidiana que pueden servir para convertirse en un chiste. Laburamos las 24 horas del día.

—¿Cuánto hay realmente de técnica en esto de hacer stand up?

—La mitad de hacer stand up es técnica y la otra mitad talento natural. Yo hice el curso apenas se empezó a dar en Montevideo. Ahí siempre hay alguno que dice que va porque los amigos le dicen que se matan de risa con sus chistes en los asados, pero cuando le das las herramientas resulta que es un queso para hacer monólogos. Y a su vez, hay otros que los ves y no das un peso pero cuando empiezan a escribir y se paran arriba del escenario son buenísimos.

—¿Y en qué consiste el aprender a hacer stand up?

—Hay muchas técnicas y herramientas. Por ejemplo, cada 40 segundos hay que generar una risa. Es la diferencia con un contador de chistes, cuyo arte está en la forma en la que cuenta toda la historia para rematar con algo divertido. En el stand up se enseña la economía de palabras, el decir la menor cantidad de palabras para expresar una idea. Eso ayuda porque si uno habla con menos palabras, los chistes van a quedar más pegados.

—Hay comediantes que prefieren evitar hacer shows en eventos privados y actuar solamente en teatros, ¿por qué pasa eso?

—Es que no tiene nada que ver actuar en un evento privado con el teatro porque ahí la gente paga para ir a verte, no hay mozos sirviendo pizza ni niños corriendo que te agarran del saco. A mí no me ha ido mal en los eventos. Trato de adaptarme y sacarle jugo a todos los inconvenientes que pueden ir sucediendo. Es cierto que en algunos cuesta trabajar. La gente siempre pasa bárbaro porque les encanta, pero a veces el comediante no lo disfruta porque no están las condiciones dadas y ni siquiera funciona el micrófono. El tema es que gente que por una cuestión de status quiere hacer tremenda fiesta y lleva una banda, y después a uno que haga monólogos. Pero es para la foto, no es porque haya un interés verdadero a nivel artístico. Hay algunos comediantes que dicen que los eventos lo tienen podrido y que solo quieren hacer teatro. Sería lo ideal, pero tampoco sabemos cuánto va a durar esto. Capaz que en dos años la gente se aburre del stand up.

—¿Se gana más en show privados que en teatro?

—Claro, no se compara. Por ejemplo, en el Undermovie no tiene nada que ver el cachet que se lleva cada uno por función con lo que podemos ganar por separado en fiestas privadas. Ahí se gana demasiado bien. Cuando yo cobro pienso que hay gente que tiene que trabajar no sé cuántas horas para ganar eso. Yo nunca hablo mal de los eventos por ese motivo.

—¿Alguna vez tuviste una mala experiencia en un show?

—Me acuerdo de uno hace como cuatro años en un casino de Florida. Salí y no pasó nada. La gente me miraba como si estuviera viendo a un animal del zoológico. Nadie se reía, no aplaudían... En eso llega un grupo grande a una mesa e hice algo que nunca hacemos: cortar el show. Como no tenía la atención que quería, interrumpí el monólogo cuando apareció esa mesa larga: "Dejemos que la gente se acomode...". Esperé 15 minutos, y fui con otra postura. Me paré en una mesa y arranqué con todo pero de otra forma. Había costado arrancar pero la segunda parte del show estuvo muy bien. Era gente del interior, mayor, que no entendía bien qué era el stand up.

—Hay versiones que indican que no vas a seguir en Desayunos Informales (Teledoce), donde sos movilero, productor e interpretás al personaje Mono Pereira, ¿es así?

—Como todos se podrán dar cuenta, el programa está en un proceso de cambios. En esta nueva etapa cada uno puede elegir adaptarse al nuevo rol que le asignan o decir que prefiere no seguir. En el programa yo desempeño muchos roles y me plantearon que quieren que deje algunos para profundizar otros. Lo estoy pensando todavía, no sé qué puede llegar a pasar.

—¿Quieren que continúes solamente detrás de cámara?

—Sí, va a haber más humor y el único que está capacitado para escribir guiones para sketches en el canal soy yo. Entonces para dedicarle más tiempo tendría que dejar los móviles y el personaje del Mono. No sé si me entusiasma del todo la propuesta.

TEATRO

El éxito de "Éstos"

Cuando se le pregunta a Seba González quiénes son sus referentes en el rubro del stand up, el cómico destaca a Diego Delgrossi, Maxi De la Cruz y Shulay, pero elogia especialmente a sus compañeros de la obra Éstos: Pablo Magno, Germán Medina y Pablo Oyhenart. Juntos protagonizan uno de los espectáculos de humor más exitosos del teatro nacional, agotando función tras función. Llevan cuatro temporadas en cartel y actualmente se encuentran presentando sus últimas funciones en la sala Undermovie.

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