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Patricio Giménez, en el mejor momento de su vida: "Necesito Uruguay como respirar"

Debutó como conductor al frente de "Punta Es Night" junto a Laura Martínez. El comunicador y músico presenta lo más destacado del balneario que adoptó como hogar hace tres años.

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Patricio Giménez.
Foto: Daiana Toledo.

—Debutaste como conductor en Punta Es Night (Canal Once) junto a Laura Martínez, ¿cómo te sentís con ese rol en la televisión uruguaya?

—Es una experiencia súperlinda. Lo había hecho en alguna oportunidad en la ciudad de La Plata, y es un rol en el que me siento muy cómodo. Como artista hice mucha televisión y mucha radio, así que estar como conductor era algo pendiente. Lo disfruto y estoy muy agradecido con Uruguay, donde las puertas se me abren mágicamente. Yo a Uruguay lo necesito como respirar.

—¿La mochila de ser el hermano de la máxima estrella de la televisión es más liviana en Uruguay?

—Sí, acá he hecho muchos conciertos, he tenido mis restaurantes, estuve en Masterchef. El uruguayo valora mi arte y me conoce como persona. Es más pausado y en esa pausa se detiene a escuchar. En Uruguay soy quien soy.

—¿El vértigo y la velocidad a la que va la industria televisiva argentina no te ha permitido lo mismo?

—Es que en Argentina el interés pasa por mostrar otra cosa. No siento una sincronía entre lo que pasa en Argentina y mis intereses, sin embargo en Uruguay sí lo siento. Acá hay una cosa más relajada y más noble con la que me siento más a gusto. Disfruto dando notas, mientras que en Argentina no era fácil, no me fluía.

—¿Cómo ha cambiado tu vida desde que te instalaste definitivamente en Uruguay hace tres años?

—Estoy en el mejor momento de mi vida a nivel espiritual y físico. La cercanía de la muerte durante la pandemia me dio otra perspectiva. Empecé a alimentarme bien, dejé de tomar alcohol. Había fantasmas que tenía o silencios que guardaba para no confrontar que me empezaron a hacer ruido. Empecé a expresarme y responder para que conozcan quién soy. Antes tenía silencios frente a cosas que me molestaban y ahora aprendí a comunicar lo que me pasa.

—¿Qué cosas te molestan?

—La falta de respeto y la mala leche. El 95% de la gente habla al pedo. Hoy yo ya no respeto a quien no me respeta, y no soy condescendiente con quien no lo es conmigo. Me valoro más, entonces si me tocás sin razón no lo banco.

—En ese sentido sorprendió a muchos cuando cruzaste a Jorge Rial con videos en redes sociales, ¿qué comentarios recibiste a raíz de mostrar esa faceta contestataria?

—Mucha gente se divirtió con eso. Entre los que me quieren hubo algunos que se lo bancaron y otros que lo entendieron como parte de un crecimiento personal. Yo estoy contento con haberle puesto los puntos. Son cosas que ya no me interesan, pero que me hicieron mal durante muchísimo tiempo. Hoy no las tolero. En Argentina uno tiene que tolerar de todo: que te tiren el auto encima cuando vas por la senda peatonal, pagar impuestos y que te roben la plata, que te roben el teléfono y le peguen un balazo a un ser querido, y que un periodista diga cualquier pelotudez y la gente siga diciendo que es periodista. En Uruguay me desacostumbré a ese atropello y aprendí a respetarme a mí mismo. El que me viene a romper las pelotas se encuentra conmigo.

—Rial alimentaba cierto estereotipo que te define en una situación de dependencia de tu hermana Susana...

—Eso es una proyección de quienes no me conocen. ¿Ellos qué serían si tuvieran mis oportunidades? Seguramente serían lo que están diciendo.

—Al margen de esa imagen que te achacan, ¿hubo alguna vez en la que hayas tenido que recurrir a la ayuda de tu hermana?

—Sí. Yo tenía 16 años, mi mamá estaba enferma y yo sentí que la situación me sobrepasaba. Me acuerdo que Susana me pasó a buscar por el hospital y me hizo dormir en su casa. Me dio un cuarto de pastilla y me quedé dormido por 17 horas. Estoy muy agradecido con mi hermana, pero yo siempre traté de hacer mi propio camino.

—¿Cómo te has llevado con las críticas por haberte ido de Argentina?

—A mí me criticaron por irme, pero yo no voté a ese gobierno. Yo me puedo ir al país que quiera, ¿qué me están diciendo? Yo soy libre, no tengo por qué estar atado a las boludeces que votaron otros.

—¿Seguís las noticias de la política argentina?

—Ya no. Durante mucho tiempo me dio bronca, pero ahora vuelvo solamente de vacaciones a Buenos Aires para disfrutar. Estoy en las calles que quiero, con amigos, familia. Como no tengo proyectos en Argentina, puedo disfrutarlo. Antes me frustraba. Si le quieren seguir robando la plata a los argentinos me da mucha pena, pero no es un tema mío.

—¿Tenés la esperanza de que haya un cambio en el rumbo del país?

—No. Han sembrado ignorancia y gente que no está acostumbrada a generar más que líos. No veo que hoy tengamos un diferencial para ofrecerle al mundo. Me encantaría que hubiera una solución para Argentina, pero llevaría por lo menos 20 años. En el mejor de los casos vería a mis 70 años a mi país bien.

—Pareciera que llevás una vida solitaria en Punta del Este, ¿hay momentos en los que sufras la soledad?

—No es un problema. Mi estilo de vida me encuentra muy contento conmigo, y eso hace que cuando estoy con alguien sea porque quiero y no porque lo necesito. La soledad es una buena compañera. Entiendo que el mundo va para otro lado, y por ahí la gente va a la Bresh que es donde está lleno. Pero esa gente ni siquiera está consigo misma. Se tomó una pastillita para escaparse. Yo estoy en otra ola, en compañía de mí mismo y en contacto con la naturaleza. En ese sentido soy un auto a contramano. Y a nivel de pareja, si estoy con una mujer tiene que ser con una que piense como yo. No puedo estar con una que precise que le regalen Gucci y un Rolex.

—¿Te ha pasado?

—Están por todos lados. En Punta del Este hay mucho de eso. Están los millonarios grandes y gente que quiere salvarse. A mí me gusta estar con alguien por lo que es, y que esté conmigo por lo que soy yo.

—Participaste en la versión uruguaya de Masterchef, ¿qué te dejó esa experiencia?

-Fue buenísima. Era un poco estresante, porque yo no soy chef y ahí se mezclan distintas disciplinas como la pastelería, la cocina mediterránea, o lo que sea. Uno quiere abarcar todo, es imposible hacerlo en tres meses. Pero para mí fue importante porque es un programa masivo y ayudó a que me conociera otro tipo de público.

—¿Cómo te llevaste con tus compañeros?

—Bien, con Paulita (Silva) tuve muy buena onda. Acá la gente no tiene mucha maldad.

—Este verano surgieron los rumores de romance de Lucía Celasco y Nacho Viale, ¿ella te ha comentado de la relación?

-No tengo idea. Hasta hoy no me ha comentado nada.

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