Nicolás Lauber
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La vida de Ignacio “Nano” Gamio ha sido de cambios. Nació en Montevideo, pero su infancia la vivió, un poco en la capital y otro poco en Young por el trabajo de su padre. “Fue una vida hermosa porque criarse en el campo es todo lo que está bien. Si pudiera darle ese tipo de vida a mi hijo lo haría, porque es muy distinto”, dice Gamio.
Cuando sus padres se separaron volvió a Montevideo con su madre y su hermana que actualmente vive en Barcelona. Estudió en el St. David’s que “es una escuela chiquitita”, dice, hizo el liceo en los Maristas donde todavía conserva amistades, y luego todo volvió a cambiar. Estudió teatro, se recibió como diseñador de sonido y además estudió gastronomía, y por más diferentes que sean las tres profesiones, no le ha ido mal.
Sobre su vida, sus cambios de rumbo, el Triatlón, la pasión por la gastronomía y su llegada a El show de la tarde es esta entrevista con el chef “Nano” Gamio.
—¿Cómo te llevan los primeros días como parte del equipo de El show de la tarde?
—Súper contento, muy motivado y feliz. Es una experiencia nueva, bastante intensa, pero estoy muy conforme. La gente acá es alucinante, le pone mucha onda y me siento muy arropado.
—¿Cuándo te llamaron para sumarte?
—Me habían llamado, en 2020, cuando estaban buscando chef para el programa que recién se estaba desarrollando. Ahí fue la génesis de todo esto que había surgido porque yo por ese entonces hacía varios comerciales, me escribieron de la producción y me presenté. Éramos varios pero al final terminamos quedando Lucas Fuente y yo. Optaron por Lucas y mi vida siguió su curso. En ese momento me habían dicho de ir un día de invitado, dije que sí, y en noviembre del año pasado me llamaron. Ahí comencé, primero invitado, después un día solo y ahora estoy acá. Para mí es una experiencia nueva todos los días.
—Así que el famoso miedo a las cámaras no lo tenías.
—No, me siento súper cómodo. La publicidad es algo que vengo desarrollando desde hace unos años y además de eso hice teatro cuando era más joven. Terminé el liceo y soñaba con hacer teatro, estudié tres años, fui compañero de Lucía Rodríguez, y no me dediqué profesionalmente porque mi vida iba para otro lado, pero me ha servido para saber cómo pararme en un estudio, por ejemplo. Estar en televisión lo siento casi como estar en el teatro porque la sensación de adrenalina por estar en vivo es muy similar en ambas disciplinas. Además, Paola y Aldo son unos genios, todos los días me ayudan y apoyan.
—Si bien sos chef y tenés un local, Lucca en Ciudad Vieja, también trabajaste en Sonido, carrera que no tiene nada que ver con la cocina.
—No tiene nada que ver. Cuando terminaba el teatro, en simultáneo empecé a estudiar en la ORT, fui la primera generación de diseño de sonido y la música siempre me gustó. Trabajé bastante en el mundo del sonido, trabajé en varios estudios importantes y mezclé discos a varios artistas que están en la vuelta como La Vela Puerca, Mateo Moreno, y Croupier Funk. Eso me desarrolló la parte creativa muy fuerte porque estuve 10 años trabajando a todo nivel y me ayudó, porque la creatividad es un combustible para la vida en general. Ese trabajo fue alucinante, todavía me llaman cuando hay algo que saben que me puede interesar, pero hoy realmente no tengo tiempo. No te digo que no lo extraño, porque sí, pero la cocina siempre fue esa pasión que no podía seguir ignorando.
—¿Y la familia aceptó este cambio en el timón?
—Sí. Por suerte tuve un entorno que me súper apoyó cuando opté por el cambio. Mis padres y mi familia me apoyaron y en el proyecto Lucca todos fueron parte. Tengo primas que son diseñadoras, de interiores, branding y gráfico, y todo fue surgiendo así. Lucca nació en familia, fue una apuesta y ahora estamos con un equipo que me apoya todos los días, porque tengo gente en la cocina que anda volando. También tengo cantinas, colegios grandes y emprendimientos, soy consultor gastronómico para centros Pymes del interior. Soy como Gordon Ramsay pero de la vida real. Voy al interior a ayudar a pequeñas empresas a salir adelante, cuando pierden un poco el rumbo.
—Además de eso sos padre y hacés ejercicio, al menos eso se ve en tus redes sociales.
—Sí, practico Triatlón que es un deporte bastante demandante y todos los días intento dedicarle tiempo. Hoy, mi vida está centrada en mi hijo que es todo lo que está bien y me motiva a mejorar, y en el deporte. Creo que la palabra que me define es la intensidad. Si hago algo intento darlo todo, y el deporte que practico es así. Se comienza nadando, después te subís a la bicicleta y pedaleás 90 kilómetros, te bajás y corrés 21 kilómetros. Es un deporte intenso y agónico, todo a voluntad.
—¿Qué te hizo elegir ese deporte?
—Una situación familiar. Mi padre fue enfermo de Cáncer y salió adelante con mucha valentía y una familia que lo apoyó. Yo fumaba bastante, mucha noche, e hice una promesa: si el se mejoraba y estaba todo bien, dejaba de fumar. El día que lo operaron estaba fumando un cigarro, lo tiro y cuando me dicen que estaba todo bien, veo la caja y vi que no había más. Ese fue el último cigarro que fumé, hace ya siete años. Desde entonces intenté llevar mi vida por ese lado y rodearme de gente motivada, con ganas para abrazar la vida y asumir nuevos desafíos. Esta oportunidad de El show de la tarde llegó y voy a disfrutarla mientras dure.