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Nani, la chica que soñaba con Disney y pasó de redes a ser la elegida de Ricardo Montaner

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Nani Bargiano. Foto: Guido Adler

ENTREVISTA

La cantante argentina Nani Bargiano es la primera artista fichada por el sello de Montaner. Acaba de lanzar "Replay" y de eso y más, esta charla.

Un día descubrió que su cuenta de Instagram, esa donde mostraba sus primeros pasos musicales y compartía un sinfín de covers, se había llenado de “likes” del mismísimo Ricardo Montaner. Lo que vino después fue, para una adolescente nacida en Capital Federal, criada en Pergamino y moldeada bajo la influencia Disney, un antes y un después: el cantante de “Déjame llorar” y “Tan enamorados” la eligió para ser la primera artista de su propio sello discográfico, Hecho a Mano Records, y se convirtió en una suerte de padrino musical.

Así, Nani Bargiano —que en la música atiende como Nani, a secas— acaba de estrenar “Replay”, la primera canción de un camino que la lleva de Buenos Aires a Miami, con perfil de internacionalización y con sueños grandes. De eso, esta charla con Sábado Show.

—¿Qué significó para vos lanzar la canción “Replay”, y cómo has vivido este primer tiempo tras su publicación?

—La canción me fascina, y eso ya fue importante a la hora de lanzarla. Quedé muy contenta con el resultado del video, y por suerte me siento yo en todas las partes del tema. Me gusta estar presente en cada detalle y por suerte mi equipo me acompaña en todas mis decisiones, y consensuamos todo. Estoy muy contenta. Lo que más me gusta es eso: que siento que soy yo, más allá de la historia que cuenta.

—En algún momento de este camino artístico que venís haciendo, ¿te preocupó perderte o no serte cien por ciento fiel?

—No sé si me preocupó, pero siento que para un artista siempre es importante hacer cosas que le gusten, hablar de temas con los que se sienta identificado. Por ahí veo artistas que sacan canciones y se notaba que se le imponían cosas. Entonces es importante ir tras el estilo que a uno le gusta, la letra que a uno le gusta, porque si lo hacés por presión, no está bueno y se termina notando. Mi equipo y sobre todo Ricardo (Montaner) entienden eso y me dejan ser libre.

—Empezaste compartiendo covers en tus redes sociales, y ahora incursionás en tu propio repertorio. ¿Qué fue lo más difícil de comenzar a bucear ese mundo, el de la composición individual y en colectivo?

—Creo que lo más difícil fue perder la vergüenza a la hora de participar, y entender que lo que en grupo estábamos haciendo era para mí, para mí proyecto. Lo que más me costó fue no tener vergüenza a tirar una frase de la que por ahí después nos reímos, o decimos: “¿Cómo se nos ocurrió?”. Al principio me pasaba mucho. Sobre todo porque al trabajar con gente tan talentosa, me daba cierto pudor el sonar cursi o rara en lo que decía. Pero hasta el más talentoso del mundo le pasa, y es parte del aprendizaje.

En qué momento sentiste el latido, la voz interna de soltar los covers y proponer algo más?

—Siempre me gustó y me sigue gustando interpretar temas de otros artistas, porque me encanta hacerlos propios. Hay canciones que me encantaría haber escrito yo. Pero para un artista también es importante escribir sus canciones, la gente quiere escuchar eso, y cuando empecé a tomarle el gusto me di cuenta que es de las cosas que más disfruto, porque componer es ser yo en mi máxima expresión. Ahí puedo poner todo: lo que me pasó, lo que pienso, lo que me gustaría que me pasara.

—¿Qué canción te hubiera gustado componer?

—“Gravity”, de John Mayer. A John Mayer yo lo amo y esa canción me parece increíble por donde la escuches, sobre todo en su versión en el Nokia Theatre. ¡Me hubiera encantado haber escrito esa canción! Me puse a escucharla detalladamente en pandemia, y me voló la cabeza.

—La pandemia te encontró justo a punto de hacer este primer gran envión internacional. ¿Cómo viviste ese período?

—En 2020, justo en marzo, estaba por viajar a Miami a firmar el contrato con (el sello) Hecho a Mano. Y no pude, por obvias razones; terminé firmando acá. Fueron como nueve o 10 meses en los que no pude viajar y no pude hacer nada, porque no pude empezar. Pero me sirvió para estar conmigo misma, pensar y reflexionar sobre lo que me estaba pasando, porque además de firmar un contrato que me iba a cambiar la vida —y me cambió la vida—, yo tengo 19 años y ese era mi último año de colegio. Entonces fue fuerte para mí, porque me estaba pasando algo hermoso, pero también me estaba pasando algo horrible que era que no podía pasar mi último año con mis compañeros, mis amigos. Pero mirando para atrás, ahora que ya pasó bastante tiempo, pienso que me sirvió para reflexionar y pensar y caer, aprovechar para estudiar y perfeccionarme para cuando tuve que viajar. Me sirvió un montón.

—Un día te despertaste y tenías un like de Ricardo Montaner en tu cuenta de Instagram. ¿Supiste alguna vez cómo había llegado él a tu perfil?

—Fue muy loco porque no era un like: llegó como al final del feed. ¡Era increíble la cantidad de cosas que había visto! Claramente casi me muero, pero fue raro porque no me empezó a seguir ni yo lo seguía a él, ni había subido un cover suyo como para que me viera. Fue rarísimo, no sé cómo llegó. A los días me llega un mensaje de alguien de su equipo, que decía que Montaner me había escuchado, que estaba enloquecido con lo que hacía y que quería firmarme en su sello. Y me costó asimilarlo, porque no había ningún tipo de vínculo, fue todo muy extraño y claramente me cambió la vida. Hasta el día de hoy no paro de agradecerle.

"Con Montaner fue todo muy extraño y claramente me cambió la vida. Hasta el día de hoy no paro de agradecer"

Nani

—¿Cuál fue la primera impresión que te llevaste de él?

—La primera vez que hablamos fue apenas firmé. La firma la había consensuado con Leo, mi mánager hoy y parte del equipo de él; con Montaner no había tenido ningún tipo de intercambio, nada. Y eso también era extraño, porque lo tenía lejos y a la vez, re cerca. El día que firmé, bajaba del ascensor de la escribanía, estaba con mis papás, había una señora al lado mío y me llaman de un número de Estados Unidos. Atiendo —era una videollamada— y era Montaner, que me decía: “Nani, ¡bienvenida!”. Estaban Mau y Ricky atrás, me acuerdo, y la señora del ascensor dice: “¿Ese es Montaner?” (Se ríe) Y yo, helada. Nos conocimos personalmente en noviembre o diciembre de ese año y fue hermoso el encuentro, y al día de hoy tenemos un vínculo re lindo. Me hace parte de un montón de cosas y estoy súper agradecida.

De afuera hay algo de “sueño del pibe” en tu historia: una chica que recién empieza y, casi de casualidad, encuentra el apoyo de un artista consagrado. Puertas adentro, ¿qué es lo más poderoso de todo este proceso?

—Más allá de que es lo que más amo en el mundo —yo vivo por y para la música— una de las cosas más importantes es que tengo una familia, unos amigos y una pareja que me acompañan en todo, que siempre que vuelvo a mi casa están. Y eso es lo más importante. Tener un grupo familiar que esté ahí, que sea feliz y se ponga feliz por lo que te pasa, que lo viva como algo propio. Eso es reimportante; a veces mis amigos se ponen más felices que yo por las cosas que hago, y eso me llena el alma.

—Has contado que Disney ha sido una gran influencia en vos, y en esto que te pasó hay algo muy Disney y esa filosofía de “si soñás, se cumple”. En tu vida, ¿en que tenés más presente a ese modelo?

—(Se ríe) A Violetta lo tengo muy en mi corazón porque fueron los primeros shows que fui a ver y que me hicieron pensar que yo quería hacer eso. Cuando era muy chica quería ser una chica Disney, quería ser Hannah Montana, siempre tuve eso en mí. Y capaz es eso: que mirar tanto Disney me hizo dar cuenta de que es verdad que los sueños se hacen cumplir. No es que esperando van a llegar las cosas, pero si uno trabaja por ellas, se esfuerza y todos los días aprendés, te golpeás, te levantás y volvés a seguir, llega. Todo llega. Es así.

—¿Hoy con qué soñás?

—En eso de ser artista reconocida, tengo muchos sueños. Pero el que capaz engloba a todos es, algún día, llenar estadios, hacer giras, conocer artistas y que nos podamos retroalimentar. Transmitir cosas lindas a la gente y vivir de esto. Todos mis sueños giran en torno a eso: la música es todo para mí.

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