El popular artista argentino Beto César le hace frente a la tensión política de la región con un ácido unipersonal que ironiza nada menos que desde el título: Beto César Papers.En el espectáculo, que presenta esta noche en el hoetl Radisson, el actor también repara en los vínculos en la sociedad de hoy y también hay lugar para la música. “Es más fácil hacer reír en tiempos de crisis”, evalúa en una entrevista en la que no le tiembla el pulso al criticar al kirchnerismo. “Hicieron estragos”, resume. Beto César sobre risas, política y escándalos mediáticos.
—El título del espectáculo (Beto César Papers) hace referencia al escándalo por las empresas offshore, ¿hay mucho de humor político en el show?
—Claro, el nombre está sacado de la coyuntura que vive mi país pero que también es algo mundial: las mentiras de los políticos, el asunto de que no iba a haber aumentos y al final hay... Ese es el monólogo de actualidad, pero después yo tengo una estructura de show en la que los más memoriosos saben que canto, hago imitaciones y también hablo de temas más cotidianos.
—¿Hacer humor es más fácil o más difícil en tiempos de crisis política?
—Es más fácil en crisis que cuando está todo bien porque el humor tiene que ser crítico. Desde los griegos, la comedia lleva más gente que la tragedia. La gente tiende a divertirse más que a buscar otra cosa, también cuando hay crisis.
—¿Esa proporción se cumple en televisión? Parecería que ya no se apuesta tanto al humor.
—En los últimos 12 años en mi país no hubo humor. Lo único que hubo fue (Jorge) Lanata con monólogos y algunos chistes. Pero una cosa es ponerle humor a algo y otra es hacer humor, que requiere libretistas, producción, costos. Yo creo que los productores concluyeron que es más fácil hacer un programa de panelistas que de humor.
—¿Diego Capusotto fue una excepción en estos años?
—Sí pero está centrado en un solo tipo con videos... Él es un fenómeno como todos los que hacían Cha cha cha, pero si mi vieja viviera no lo miraría, no lo entendería. Uno tiene que hacer un humor un poco más abierto.
—Cuando decís que no hubo humor "en los últimos 12 años", ¿lo responsabilizás al kirchnerismo?
—Lo digo a propósito. Vivimos un tiempo en el que estuvo prohibido hasta reírse de sí mismo, y si uno decía algo que estuviera en contra del relato oficial se convertía en un "contra" o en un "gorila" como se les dice a los opositores al peronismo. Cuando uno está en un momento de tiranía también es bueno hacer humor porque del caos nace la creatividad.
—¿Cómo viviste la división que hubo en el ambiente artístico entre quienes eran afines y contrarios al gobierno anterior?
—Perdí amigos porque tenían una idea totalmente diferente a la que yo podía tener. Pero también hubo un montón de artistas que fueron financiados por la política del gobierno anterior. Es difícil que uno se olvide de eso, y el juez más grande es la gente, por eso les cuesta caminar por las calles de Nueva York sin que les digan barbaridades. Tipos que hablaban de la izquierda, de estar en contra de los holdings... Es muy gracioso eso.
—¿Cuáles expectativas tenés hacia el gobierno de Macri que ya lleva seis meses en el poder?
—Los K hicieron estragos en el país. Nos mintieron mucho y desapareció mucho dinero. Ahora todavía estamos en una época en la que uno da crédito al nuevo gobierno. Prometieron que en el segundo semestre la inflación va a bajar y para setiembre estaría en un dígito. Si eso se produce, el gobierno va a ganar adeptos. Macri es un tipo que hace política desde otro lugar, no desde el comité y el partido sino de un modo empresarial y eso es bueno. Yo le doy un voto de confianza.
—¿Te costó adaptarte el rol de "figura mediática" que tomaste en los últimos años al protagonizar disputas televisivas?
—Eso empezó cuando Carmen (Barbieri) se separó y me llamó para su espectáculo. Era atractivo que su pareja pasara a ser su ex y yo que soy su ex volviera a trabajar con ella. Yo me lo tomé a risa. Siempre está el morbo o la fantasía de la gente de decir "volvieron después de 30 años" o esa estupidez de que "Fede (Bal) es hijo mío porque se parece a mí". Mi hija y mi mujer tuvieron que soportar todas esas pavadas. Yo siempre contesté desde el humor, hasta que un día me dejó de divertir. Mi familia estaba sufriendo, y a mí me generaba estrés tener que estar preparado para contestar cosas permanentemente. Cuando lo empecé a vivir mal, lo dejé. De todos modos tenía un plus que tienen pocos, que es que era mediático pero cuando venían a verme al teatro encontraban un artista.
—Siendo que conocés a Federico, ¿cómo viste las denuncias de violencia entre él y Barbie Vélez que se hicieron por televisión?
—A Fede lo están tratando de asesino, no se pueden decir las barbaridades que se dicen. Uno sabe muy poco de la intimidad de cada pareja, es difícil meterse. Pero la violencia de género es un tema muy serio y ellos le quitaron seriedad haciéndolo mediático y apareciendo en programas como Intrusos. Si la denuncia es por televisión, yo lo que pienso es que lo que importa es joder al tipo públicamente, no querer justicia con algo que pasó.
—Es la segunda vez en el año que presentás un show en Montevideo, ¿hay algo en particular que te una a Uruguay?
—Quiero mucho a los uruguayos desde hace años. Tengo amigos en Uruguay que quiero entrañablemente, he venido muchas veces y he hecho temporadas en Punta del Este. En un momento de mi vida casi me vengo a vivir a Montevideo a hacer un programa de televisión que después no salió.
—¿Cuáles nuevos capocómicos te gustan?
—Le saco la palabra capocómico, es un término mafioso (risas). De los últimos me gustan Campi, (Freddy) Villarreal en las imitaciones, y después (Diego) Reinhold y Maxi De la Cruz que son tipos que hacen espectáculos con monólogos, cantan y bailan.

BETO CÉSAR