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Déborah Rodríguez al desnudo: "Me siento súper femenina"

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Déborah Rodríguez. Foto: Sebastián Camera

ENTREVISTA

Tras su peor momento en Río 2016, cuando hasta dudó de seguir compitiendo, ha recuperado la forma en cuerpo y alma. Le responde a Pedro Bordaberry y habla de amor: ¿está soltera?

Deborah Rodríguez, 25 años y la atleta uruguaya más destacada de los últimos tiempos, está terminando sus vacaciones. Después de 11 meses de entrenamiento y competencias fundamentalmente en Estados Unidos donde está radicada, lleva un mes en Uruguay con permiso para hacer todo lo que quiera, menos correr.

"Puedo andar en bici o hacer otro tipo de entrenamiento, pero el objetivo es quitar la presión de correr", asegura la atleta oriental.

Si bien no aguantó hasta el final del plazo y a la tercera semana comenzó un régimen de entrenamiento leve en el país, Déborah Rodríguez se dedica estos días a lo que tiene limitado en su vida de marcas y pistas.

Para su mes más "sedentario" en el año la prioridad en lo afectivo es ponerse al día con sus vínculos de familia y amigos. Y en lo mundano, se derrite con las milanesas caseras que solo ahora y aquí puede comer. También disfruta de dormir libremente, hasta que el cuerpo aguante.

"De noche salí una o dos veces pero a visitar a amigas. No me atrae ir a un boliche", dice. Ni hablar de una copa del alcohol, por más licencia que haya.

Por lo demás, dedica el tiempo a sus deberes como estudiante de las carreras que cursa para solventarse un futuro postdeporte: Comunicación y Marketing deportivo, ambas las transita en modalidad mixta entre presencial y a distancia.

Déborah Rodríguez. Foto: Sebastián Camera
Déborah Rodríguez. Foto: Sebastián Camera

Ya le queda poco. La semana que viene vuelve a su normalidad de Sarasota (Florida, Estados Unidos): ocho horas de entrenamiento de lunes a lunes y régimen alimenticio estricto. Viene de un año en el que recuperó su nivel y ahora pretende ir por más.

Juegos Panamericanos, Sudamericano y Mundial de Mayores y comienzo de pruebas de clasificación para los próximos Juegos Olímpicos son los desafíos que se asoman para ella en 2019.

"Estar en Uruguay me renueva las energías", dice la uruguaya más veloz en sus especialidades de 800 metros y 400 con vallas (en ese orden).

Me caigo y me levanto.

Hubo un día en que Déborah Rodríguez no quiso competir más. Se preparó cuatro años para lograr un resultado de finalista en los Juegos Olímpicos de Río 2016. Sin embargó, quedó muy lejos de sus aspiraciones.

"Colapsé. Hoy puedo decir que la pasé muy mal. Me frustré totalmente. Hasta hoy me duele y me angustio cuando lo recuerdo. Dudé de continuar compitiendo, pero me dije que no. Que tenía que seguir luchando por lo que amo", rememora.

En ese entonces Déborah Rodríguez tomó dos decisiones que le cambiaron la vida: inició una terapia psicológica y aceptó la invitación de la Academia IMG, de Florida, para proseguir con los entrenamientos.

"Creo que la decisión de irme fue la mejor. En Uruguay no tengo más para crecer. Pasa con todos deportistas uruguayos de alto nivel. Cavani no sería Cavani si no estuviese en París. Lo mismo con Suárez en Barcelona. O Emiliano Lasa, El Tonga Reyno... todos nos tenemos que ir para representar a nuestro país de mejor forma. Fue una decisión difícil pero necesaria", opina. 

Desde octubre de 2017, cuando llegó a IMG, hasta el momento el cambio ha sido rotundo. "La diferencia en el entrenamiento y la infraestructura es enorme. El nivel competitivo importa: en Uruguay compito sola mientras que allá, en cualquier competencia, me encuentro con tres o cuatro chicas que son mejores que yo. Eso te lleva a exigirte porque acostumbrarse a ganar no es bueno. Uno tiene que estar en la incomodidad para mejorar", dice.

En cuanto al "otro entrenamiento", el de una terapia para estar entero frente el subibaja del éxito y el fracaso en el deporte, dice: "Ahora miro la carrera de otra perspectiva. Antes no disfrutaba. Era competir, competir, competir. Hoy puedo decir que mi vida cambió. Me considero una mujer plena".

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El cuerpo natural.

Desde sus redes sociales, Déborah Rodríguez suele compartir fotos de la rutina de entrenamiento, pero también imágenes en la que aparece posando en bikini o una producción de fotos "a la manera de una modelo".

Esto también forma parte de su trabajo de moldear una personalidad nueva, con foco en la autoestima y con un mensaje para transmitir.

"La gente tiene una concepción de que las deportistas son machonas. Mi caso es absolutamente contrario: antes de ser atleta, soy mujer. Cualquiera puede hacer el deporte que desee y mantener intacta la femineidad".

Al igual que muchas de sus colegas, Déborah Rodríguez se maquilla antes de las competencias y en sus presentaciones sociales le gusta lucir a la moda.

"No es frívolo esto. Me parece importante porque de repente hay padres que prefieren llevar a las niñas a deportes "más femeninos", como danza o gimnasia artística cuando la vocación puede ser otra, como el atletismo o el fútbol. Hay que romper con esas barreras y preconceptos".

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Nada más lindo que representar a la celeste ?????

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Claro que un entrenamiento intenso de pesas, por ejemplo, "masculiniza" el cuerpo según los estándares curvilíneos para "un cuerpo femenino". Pero aún así, Rodríguez y la mayoría de sus colegas buscan el equilibrio.

El siguiente paso lo ha dado la atleta en estas páginas: se animó a una producción con mucha piel. "De a poco me he ido soltando. Trabajo con mi cuerpo y estoy seguro de él. No soy una chica exuberante ni quiero serlo, pero me animo a la sensualidad. Me siento confiada. También estoy trabajando en mi personalidad y en mi autoestima. Es importante estar segura de lo que somos. No me avergüenza decir que soy una mujer negra que está orgullosa de su cuerpo. La seguridad es fundamental porque es lo que te lleva a alcanzar lo que uno quiere lograr. Me parece importante esto hoy cuando quizás muchos niñas o adolescentes viven situaciones de bullying o violencia en las redes sociales".

—¿Para cuando finalice tu carrera en el atletismo, has pensado en alguna cirugía estética? Quizás el implante de senos como algunas colegas...

—No. No lo he pensado. Es verdad que el deporte lleva a que tengamos menos curvas, pero yo soy feliz así. Pienso que el cuerpo cede después de dejar la actividad intensa y al perder masa muscular, probablemente todo vuelva a su lugar. Me tiene sin cuidado eso. No pienso cambiar nada.

La polémica con Bordaberry.

En abril pasado, el senador colorado cargó contra el Ministerio del Interior y mencionó a Déborah Rodríguez como una especie de "ñoqui" de esa cartera, al señalar que tendría ingresos por el programa Pelota al medio a la esperanza, que incluye actividades y jornadas con niños y adolescentes de contexto crítico, cuando la atleta reside en Estados Unidos.

"Es adscripta del señor ministro, está contratada y le pagan por mes. Pero vive en Miami", disparó Pedro Bordaberry en una interpelación a Eduardo Bonomi.

En su momento, Rodríguez se llamó a silencio. Ahora responde.

"Me parece lamentable que una persona vinculada a la política comprometa la carrera de una persona que lo que hace es representar al país. Dijo cosas que no eran verdad. Me pareció nefasto lo que hizo este señor innombrable", apunta.

Aclara que si bien integra el programa del Ministerio no recibe remuneración cuando se encuentra fuera de fronteras.

"Por ese programa, mañana tengo una actividad con 80 niños de Casavalle. Voy y les hablo de mi experiencia personal. Yo era una niña que no tenía nada, quizás como ellos y trato de darles motivación para que no sea la delincuencia una opción en sus vidas", asegura.

Y repite: "En el contrato está establecido que en el país hago las actividades y no cobro cuando no estoy", dice. Su "salario" en un mes activo asciende a los 21.000 pesos líquidos.

La polémica la toma como un caso más de los riesgos de ser una deportista expuesta a la mirada pública. "Cuando uno está expuesto hay que estar preparado para lo bueno y también para lo malo. Hay que seguir adelante y trabajar de forma silenciosa".

El amor pendiente.

Déborah Rodríguez viene una de relación amorosa muy intensa pero terminó en los últimos meses.

"Ahora estoy sola y concentrada en lo que tengo que hacer. Me gustaría estar en pareja pero mejor sola que mal acompañada, ¿no?", se pregunta.

Al no salir de noche y descartar a las redes sociales para fines amorosos, las posibilidades de encuentro no parecen muchas, pero ella lo vive con naturalidad.

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Podría ser un deportista o cualquier otro hombre. No tiene estereotipos pero una la lista de requisitos podría resumirse así: "Es difícil encontrar a alguien que se adapte a la vida que tengo: a los viajes, los entrenamientos intensos, que maneje los celos y que realmente sea un hombre seguro. Que me quiera y me respete como persona y atleta. Llegará cuando sea el momento".

Una Carrera de logros

Déborah Rodríguez viene de ganar medallas de plata y oro en el iberoamericano y en los Juegos Odesur. La atleta de 25 años apuesta a un 2019 con mejores marcas para ir puntuando de cara a los Juegos Olímpicos de 2020. 

Producción de fotos:  Fotos: Sebastián Càmera  @sebastian.camera Estudio Ahiva! @ahiva_fotografía Make Up - Jandrina Izaurralde @jandri.izaurralde

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