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Martina Graf y su experiencia al consumir ayahuasca: "Fue sanadora y mágica"

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Martina Graf. Foto: Juanjo Vázquez

NOTA DE TAPA

La actriz y modelo atravesó un año de profundos cambios. Se separó a comienzos de 2020 y la pandemia hizo que cambiara sus planes tras la suspensión de proyectos audiovisuales que la involucraban.

Pese a un año difícil, Martina Graf se declara en equilibro, “contenta y feliz”. “Amaría tener mi familia, y es una promesa a mi misma, pero si no cuadra con nadie seré madre soltera... no sé, tengo 30 y quiero tener hijos pero también tengo claro que no a cualquier precio, si no ya lo hubiera hecho antes”, asegura Graf. También revela su experiencia con el temazcal y lo que vivió en la ingesta del ritual de la ayahuasca.

—¿Cómo ha sido hasta ahora tu 2020 a nivel laboral?

—En un inicio malo, muy malo. Tres propuestas de trabajo audiovisual canceladas y grandes puntos suspensivos. Pero sin embargo cuanto más te aferrás a lo que no pasa, más demorás en que lo bueno llegue. Así que hice mi proceso y acepté a regañadientes que este año venía con muchísimas sorpresas. Yo siempre digo que si no hay, me las invento y así soy. Si miro para atrás siempre me vi haciendo un montón de cosas, a veces la fuerza de la necesidad te obliga de alguna manera, pero por otro lado es el gran motor para redescubrirte cada vez. En mi vida he trabajado de muchísimas cosas distintas y este año no es la excepción. Actualmente estoy trabajando para Pet Free una marca de productos para mascotas, en asesoramiento digital, escribiendo artículos médicos y estéticos, con clientes de coaching no directivo, y dando clases de equitación.

—¿Cuánto cambió tus planes y tu vida la pandemia?

—Mi año ya había arrancado complicado, y cuando todo ya parecía que no podía ir más abajo, llegó marzo y la pandemia. Luego de eso recuerdo estar montando mi caballo agradeciéndole un poco entre lágrimas a Dios el poder tener la oportunidad, a pesar de todo, de poder estar ahí arriba haciendo lo que me gusta, y al día siguiente mi caballo se lesionó y lo tuve que mandar al campo... La vida es así, a veces ni agradeciendo se te corre la nube de arriba. Creo que sin dudas lo que más sufrí este año es estar sin mi caballo. Para mí montar es mi verdadera identidad, sin eso me desconozco y me asusta. Una vez que encontrás lo que te da calma y felicidad no hay que soltarlo por nada del mundo.

—A principio de año estuviste en el rodaje de una película y de una serie, ¿como evalúas esas experiencias?

—Estuve rodando Euforia una serie juvenil, con una propuesta de personaje interesante y divertido. La película es uno de los proyectos que en enero había quedado postergada en un inicio por temas personales de producción y en marzo terminó de postergarse hasta nuevo aviso. Aparentemente se graba el año que entra en México, pero el tiempo dirá.

Foto: Juanjo Vázquez.
Foto: Juanjo Vázquez.

—A comienzos de año te separaste, ¿cuáles fueron los desencadenantes de esa decisión?

—Seguir mi camino en busca de paz. Con todo el dolor en el corazón a veces las cosas no funcionan y después de hablar mil veces, dar un paso al costado es avanzar. Nunca fui de quedarme en lo cómodo ni por las apariencias. Soy de hacer lo que siente mi corazón y como dice la frase “nadie te rompe el corazón, el corazón te lo rompes tu solita mientras intentás meterlo a fuerza donde no cabe”. Así que aquí estoy.

Martina Graf y su novio Sebastián Beltramio.
Martina Graf y su exnovio Sebastián Beltramio.

—¿En la actualidad has iniciado una nueva historia amorosa?

—Me siento contenta, en paz y bien.

—¿Son tiempos difíciles para el amor?

—Yo amo el amor, sobre todo por la posibilidad que te da a vos mismo de crecer. Sea una buena o una mala relación, siempre te regala cosas que podés tomar para mejorar, ser autocrítico e intentar entenderlas para no repetir. No siento que sea un tiempo difícil, sí siento que tenés que estar sanado y con el ojo entrenado porque si no es cuestión de tiempo para que pierdas el tiempo con gente que no quiere evolucionar y eso en lo personal lo considero muy frustrante. Yo soy una persona resuelta en muchos aspectos y me deseo lo mismo de regreso.

—¿Existe la crisis de los 30? Si es así, ¿cómo se manifiesta?

—Yo cumplí 30 años el 21 de diciembre, y en ese período, dejé mi casa, me quedé a pie, se murió mi tía, mi abuelo, me mudé dos veces y me quedé sin trabajo en el área artística y sin caballo. En lo personal sería egoísta creo encasillar todo debido a los 30. A veces las cosas simplemente se dan. Lo que sí es cierto es que en la mujer hay cosas que empiezan a hacer más ruido a partir de esa edad, porque hay un reloj biológico de por medio. Yo amaría tener mi familia, y es una promesa a mí misma, pero si no cuadra con nadie seré madre soltera... no sé, tengo 30 y quiero tener hijos pero también tengo claro que no a cualquier precio, si no ya lo hubiera hecho antes.

—Últimamente has escrito y compartido reflexiones o imágenes con tus amigas. ¿Qué valor tiene la amistad para ti?

—Un montón. Mis amigos son mi familia y tienen ese espacio en mi vida. Yo soy muy de necesitar ver a mis amigos y generar instancias para eso, pero también he aprendido este año a correrme de ese lugar y no andar persiguiendo gente, siempre las cosas tienen que ser de a dos, y de igual forma pasa con las parejas.

—¿Existe la amistad hombre y mujer? ¿Tenés amigos hombres?


—Existe. Pero tengo una teoría sobre eso; existen cuando son amistades cultivadas en años de infancia o adolescencia y se mantuvieron y también existen cuando la amistad es por ejemplo compartida por parejas, en conjunto. Cualquier otro tipo de amistad, si vengo hoy, de la nada , a decir que tengo un amigo nuevo de la noche a la mañana yo desconfiaría, o de mí o de él. Para que sea amistad tiene que ser completamente sincera y desinteresada, y ese mismo desinterés es el más difícil de conseguir.

—¿Crees que de la pandemia emergerá una sociedad mejor?

—Cuestionarse si la sociedad va “mejor o peor” es una forma de mantener el foco en los otros y no en nosotros mismos. Me gusta ver siempre lo positivo y en mí, y sé que eso me hace rodearme de gente que sienta lo mismo, y yo a toda la gente que tengo alrededor la veo bien, confiada, consciente y tenaz, así que eso me pone feliz a mí también.

—Participaste en un retiro que incluyó el consumo de ayahuasca ¿Cómo valorás esa experiencia? ¿Qué visiones tuviste?

—1000% sanadora y mágica. Sería injusto abreviar en pocas palabras todo lo que implicó esa experiencia de tres días. Lo que considero es que la planta te muestra lo que necesitas ver, a mí me dio validación, confianza, espacio y amor, pero yo ya vengo caminando hace años de alguna manera un espacio de desarrollo personal... Siento que si vivís en tu inconsciencia y vas de una a hacer el retiro la experiencia te golpea en la cara, y el salto es muchísimo mayor y el despertar más brusco. De seguro es una puerta que abrí que voy a volver a experimentar, ahora ya conociendo un poco más todo, estoy menos nerviosa al respecto y probablemente este todavía más receptiva.

—Has dicho que tenés muchos baches en la memoria, ¿Te ayudó en eso?

—Me ayudó. Tuve tres recuerdos totalmente olvidados, algunos que si los cuento parecieran insignificantes, como verme mis manos de niña pegando una fotocopia en el cuaderno de comunicados del colegio o una amiga olvidada de la infancia que hizo eco dentro de mí. Pero otra experiencia de mucho más miedo generalizado, fue recordar y revivir una vez que mi padre me dijo que tenía miedo de tener sida y yo era una niña. Lo tenía totalmente olvidado en mi cabeza y nunca había procesado esa situación como tal, pero para mí en ese momento, eso significaba que mi padre se iba a morir igual que se había muerto mi mamá y tuve que entender que en la realidad viví eso y actué invirtiendo roles, queriendo cuidar o proteger como una madre, pero que por fin, con esa visión podía entender que no era mi responsabilidad estar en ese lugar y que podía darle espacio a mi miedo y mi dolor, y abrazarme de grande como merecía haber sido abrazada de niña.

—A nivel político y social, se habla mucho últimamente del concepto “grieta” también en Uruguay. ¿considerás que es así? ¿Hay una división fuerte en la sociedad?

—La hay, pero entiendo que este fenómeno se da naturalmente en el momento que las nuevas generaciones olvidamos o no tenemos influencias del pasado y defendemos en la actualidad con lo que más comulgamos. O también viceversa, en el momento que se deja de mirar el presente para solo predicar con el pasado. Creo que vivo en un excelente momento político y social, donde gobernaron dos partidos opuestos como para poder comparar, sin embargo la óptica que tenía a los 20 es totalmente diferente a lo que espero y observo de un gobierno a los 30 y eso hace que mi visión sea un poco estrecha. Así y todo estoy muy orgullosa de mi país, y lo digo con el pecho inflado. Amo mucho Uruguay y no creo ni loca que estemos cerca de la turbiedad, impunidad y falta de democracia como sí lo están varios países vecinos.

—Has sido muy activa en la defensa de los derechos de los animales. ¿Crees que se vienen mejores tiempos para ellos en función del nuevo gobierno?

—Sin dudarlo, el grupo animalista ha sido muy activo y todos sus esfuerzos se ven plasmados gobierno tras gobierno, color tras color. Cada vez hay más conciencia, más castraciones accesibles o gratuitas, menos caballos en las calles y suena más alto la voz de los que no tienen voz ni derechos. Falta en el accionar leyes coherentes que con rigor revaloricen la vida indigna de un ser vivo, pero vamos en camino.

—¿Económicamente atravesás un momento de ajuste o te da bien?

—Francamente no soy para nada consumista. Me crié en una familia austera y eso de alguna manera tiene su peso positivo en este momento. Si bien nunca voy a sentir que “me da bien” hasta el día en el que tenga mi propia casa y pueda apoyar la cabeza en la almohada para respirar tranquila... Siento que de alguna forma siempre termino acomodándome. Como quién dice; “se le echa más agua a la sopa y dale que es tarde”. Trabajo mucho para algún día comprarme mi casa, es una verdadera prioridad. Cada día estoy más cerca y con eso me quedo.

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