En apenas unos meses, Mariana Pomiés tendrá la responsabilidad de decirle a los uruguayos en vivo por televisión quién será su próximo presidente. Por eso es que durante este año la directora de Cifra está en la mira de todo el sistema político. Algo de esto quedó en evidencia en los últimos días, cuando no hubo quién no comentara sus últimas encuestas que dan al Frente Amplio con un 47% de intención de voto y a Yamandú Orsi como el dirigente que despierta más simpatía (por encima de Lacalle Pou y Mujica). En un diálogo para conocer a la mujer detrás de las encuestas, la analista revela que hay políticos que le guardan rencor, recuerda su relación casi familiar con Luis Eduardo “el Sordo” González, denuncia que hay “chantas” en el mundo de los estudios de opinión pública y cuenta cómo hizo para cambiar radicalmente su figura.
-Las últimas encuestas de Cifra sacudieron el tablero político y alarmaron al oficialismo: el Frente Amplio llega a un 47% y Yamandú Orsi es el político que recoge más simpatías en todo el sistema político, ¿cómo hay que leer estos datos?
-Es cierto que 47% es un montón, pero a su vez la gestión del gobierno no está mal evaluada. Las elecciones no son este domingo, así que no hay nada resuelto. El votante uruguayo no se caracteriza por cambiar porque sí. Cuando los uruguayos han cambiado el color del gobierno ha sido por grandes descontentos que no vemos ahora. Con respecto a lo de Orsi, yo ya lo había dicho antes y nadie me había dado corte. Es así: es el político que tiene más simpatía y menor antipatía.
-¿Cómo has visto las repercusiones que generaron estos estudios?
-Hubo mucha gente que se enojó bastante y otra que se alegró. La gente lo expresó diciendo de todo en las redes.
-¿La gente se enoja con la situación o con quien lo dice?
-Siempre se enojan con el mensajero, con la encuesta: “que no saben nada”, “que están vendidos”. La gente interpreta cualquier cosa. Dijimos que el Frente está en un 47% y había un comentario que decía: “Cifra está haciendo todo lo posible para que gane la coalición”. Trato de no leer mucho los comentarios y no fijarme demasiado en las repercusiones más allá de lo que dicen los candidatos, que me interesa saber cómo reciben estos datos.
-¿No te afecta para nada ese tipo de comentarios?
-No. Gastan energías en alguien que ni se preocupa. Nunca me importaron. Aprendí eso del "Sordo" (Luis Eduardo González), que tenía la actitud de no responder esos comentarios. Como él era sordo recibía poco. Siempre que se acerca un año electoral me cuestiono si me voy a exponer a que la gente diga muchas cosas de mí, pero por otro lado es un año que me da la posibilidad de mostrar lo que hace Cifra y la seriedad de nuestro trabajo.
-¿Los dirigentes políticos también se enojan con el mensajero cuando los números no son los que esperan?
-Ellos se exponen y tienen que tener el cuero duro para recibir cuestionamientos. Algunos lo tienen y otros son muy rencorosos y pasan meses enojados conmigo. Yo les diría que pongan sus energías en la campaña. Yo asesoro a candidatos de distintos partidos y lo que me importa es darle las mejores sugerencias y posibilidades de acción para lograr sus objetivos. La única camiseta que tengo puesta es la de Cifra.
-¿Y qué pasa cuando le tenés que decir al político que te contrató que la opinión pública no tiene una buena percepción sobre él?
-Algunos se enojan mucho. En algunos casos es difícil decirle a una persona cosas que tienen que ver con temas hasta personales. En su momento le dijimos a Jorge Batlle que se tenía que arreglar los dientes y cambiar las camisas que usaba. Él lo recibía bien, pero hay otros que se ofenden. A algunos les decís “la gente piensa que no sos honesto” y te hacen la cruz como si uno representara a esa gente. Yo lo único que hago es hacer la encuesta. El político inteligente es el que es capaz de recibir los golpes y transformar esa percepción que hay de uno. Si uno se enoja con el mensajero, el mensaje no cambia.
-¿Hay políticos que contratan los estudios de opinión pública solo para celebrar si los resultados son auspiciosos?
-Algunos sí y gastan plata al cuete. Lo más rico no es ver la gráfica, sino evaluar qué hacer con la información. Uno ve esto de que el Frente Amplio tiene 47 y la coalición de gobierno 42, entonces la pregunta es cómo vemos esto, con qué otra información la completamos y cómo se transforma en caminos de acción. Lo importante no es la foto sino pensar cómo se transforma esa información en algo que sirva para tomar decisiones. Esa es la riqueza que hay en los estudios de opinión pública para los políticos.
-¿Trabajás con dirigentes de partidos contrarios a la vez?
-Sí. Cada vez que alguien me contrata me pongo en sus zapatos y doy lo mejor que puedo dar para ayudar con las particularidades de ese cliente. Después cierro con ese, bajo la cortina y hago lo mismo con el siguiente, que puede ser del mismo partido o del contrario pero tiene sus características, su contexto y sus particularidades.
-¿Cómo se hace para identificar una encuesta profesional de una que no lo es?
-Hay muchos chantas en este mercado, y para las empresas y los políticos muchas veces es difícil darse cuenta. El primer indicador es el precio. Si uno sale 100 y otro sale 10, y vos compraste el de 10, entonces no compraste algo bueno. Los clientes tienen que ser exhaustivos en preguntar por las herramientas que ofrece la empresa. Y hay que averiguar si la empresa tiene la capacidad de hacer el estudio que ofrecen. Yo veo empresas que dicen que hacen encuestas pero después uno ve la planilla de trabajo y no tiene encuestadores, ¿quién encuesta entonces? Para el usuario común recomendamos ver la ficha técnica, que es cuándo se hizo, cuántos casos se encuestaron y el tamaño de la muestra.
-¿Cómo era tu relación con Luis Eduardo “El Sordo” González, el histórico director de Cifra?
-Era una relación muy paternal. Él tenía la edad de mi padre y yo entré a trabajar a Cifra cuando tenía poco más de 20 años. Era un hombre muy generoso en su capacidad docente, siempre estaba enseñándonos y mostrándonos cómo mejorar. Era muy exigente, así como era con él también lo era con su equipo. Era un hombre que llegó a ser un referente de opinión pública sin oír, y nosotros sentíamos que teníamos que estar a la altura.
-¿Cómo fue el proceso de transición en el que te convertiste en su sucesora?
-Fue un proceso natural, como de herencia. Lo veníamos hablando incluso desde antes de que se enfermara. Él vio en mí esa capacidad de comunicación y de sostener mis opiniones con vehemencia. Cuando él se enfermó yo estaba creciendo en la empresa. Estaba más en el área de negocios y asesoramiento de empresas que en política, pero en ese momento hubo que agarrar todo el paquete junto. Me acuerdo que nos sentamos con su esposa (Adriana Raga), que también era su socia, y dijimos “seguimos las dos”. Lo acompañamos en su enfermedad y él trabajó casi hasta el último día. Venía a la oficina haciendo quimio porque su vida era el trabajo. Después nosotras tuvimos el desafío de pensar si era posible tener una empresa liderada por mujeres en este rubro que es tan masculino. Al principio sentíamos que teníamos que llevar a un hombre, pero después vimos que la experiencia acumulada valía más que cualquier percepción de género que alguien pudiera tener.
-¿Pero hubo episodios en los que notaste que el trabajo se les hacía más cuesta arriba por una cuestión de género?
-Muchos, pero nunca me quejé y siempre fui para adelante. Si uno mira las otras empresas de opinión pública son casi todas de hombres, y en la Cámara soy la única mujer. Soy la presidente y el resto son todos hombres.
-Decías que "el Sordo" González destacaba tu capacidad de comunicación, ¿qué tan importante es esa cualidad para el rubro de los estudios de mercado?
-Es fundamental. En opinión pública hay gente que es muy buena en el análisis y no es tan buena comunicando. Yo creo en los equipos: hay que reconocer la pata fuerte de cada uno y armar equipos con habilidades distintas que se complementen. Yo soy mejor comunicando que lo que a veces soy en el análisis, entonces trabajamos en equipo y nos complementamos. Hacemos eso para presentar el mejor producto. Pero la comunicación es muy importante. He visto buenas investigaciones en las que el empresario o político no saben qué hacer, y en ese caso es importante nuestro rol explicando.
-Con el desafío de dirigir Cifra llegó la exposición pública, ¿la disfrutás, más allá de los comentarios en redes?
-Sí. Me gusta transmitir ideas y ayudar a la gente a entender algunas realidades. En Uruguay hay muchas críticas en las redes pero nadie se acerca a decir algo malo personalmente. Es lindo estar en el supermercado y que me digan que estuvo bueno lo que dije en la tele. Me encanta que me digan que entienden lo que comunico y que me hagan preguntas. Una vez nos bajamos del auto con el sordo, se acercó un cuidacoches y le preguntó “¿quién gana el clásico?”. Eso sí que no me volvió a pasar (risas).
-Tu momento de mayor exposición hasta hoy fue la noche del balotaje de 2019, cuando fuiste la única en afirmar y sostener que Lacalle Pou había ganado las elecciones, ¿cómo lo recordás?
-Tenía la presión de todos los que me decían que no lo dijera: colegas, gente del canal. La gerencia estaba muy preocupada. Minutos antes de salir al aire para anunciar el resultado nos reunimos y dije “nosotros miramos los números y estamos convencidos de lo que estamos haciendo, les pido que confíen en nosotros”. Ellos tuvieron un gesto de confianza impresionante, pero no estaban tranquilos.
-¿Y qué pasó con el correr de las horas cuando la diferencia entre Lacalle Pou y Daniel Martínez se fue achicando y tus colegas insistían en el que el resultado estaba abierto?
-Yo siempre estuve muy tranquila, no sé si me iluminó el Sordo esa noche. Capaz que fui una inconsciente, pero estaba muy segura de lo que hacía. Confío mucho en nuestro trabajo.
-Existe la fantasía de que los canales presionan a las encuestadoras para que tengan números contundentes apenas se levanta la veda en la noche de la transmisión. En ese caso entonces no ocurrió…
-No, pero nunca nos presionaron, y eso que han pasado varias gerencias. Lo importante es que yo no solo tengo un compromiso con la opinión pública de decirle lo que pasa lo más fielmente posible sino también de responder a la confianza que hay detrás de la inversión que hace canal, que destina un montón de plata en estos eventos. Aquella noche sentimos que nos la teníamos que jugar. Lo más fácil es que no arriesgue nadie y así nadie pierde.
-¿Hay algo de ese tipo de corporativismo entre las encuestadoras?
-Sí, puede haber. Los colegas nos coordinamos en un montón de cosas, formamos una cámara juntos y trabajamos en estrategias de comunicación conjunta. Esa noche había mucha preocupación en el sector, pero después juegan más los compromisos de cada uno con las empresas que nos contratan. Sí circulaba información entre nosotros, pero cada uno tomó la decisión por su cuenta.
-En los últimos meses sorprendiste al aire con un notorio cambio físico, ¿a qué se debió?
-Pasaron muchas cosas a nivel personal, de edad y etapas vitales. Yo siempre hice mucho deporte y juegue al hockey toda mi vida, pero cuando mis hijos eran chicos tuve que dejar. Hace un par de años me propuse retomarlo como forma de vida. Ahora camino, corro, trepo. En un tiempo voy a Salta y a Jujuy para subir montañas, y después quiero ir al sur argentino. Mis hijos son más independientes y tengo más tiempo para mí. Me cuido más, hago más ejercicio y como más sano. Ya pasé los 50, y entre los 40 y los 50 a las mujeres nos cambia mucho el cuerpo. A todo eso responde mi cambio físico.
-¿Era una meta que te habías puesto?
-No, es la consecuencia de estos otros cambios que tuve. Estoy más focalizada en el deporte y en el contacto con la naturaleza, y eso se tradujo en el cambio físico.