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María Gomensoro: "Una mujer es poderosa cuando se anima a hacer lo que quiere"

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María Gomensoro. Foto: Leo Mainé

ENTREVISTA

La conductora estrenó el ciclo Poderosas en TNU y revela las dudas que tuvo sobre realizar un programa en el canal público. "Preferiría que no tuviera nada que ver con el Estado", indica.

María Gomensoro. Foto: Leo Mainé
"Poderosas" va los miércoles a las 20:30 horas por TNU. En el estreno dialogó con Laura Canoura. Foto: Leo Mainé.

María Gomensoro inició una nueva etapa. La conductora estrenó Poderosas (TNU), un ciclo que la muestra conduciendo sola y al frente de un programa periodístico de entrevistas en profundidad. Atrás dejó la época de Estilo y Consentidas, en la que se abrazaba a la popularidad de la mano de propuestas de entretenimientos junto a un amplio grupo de colegas al aire.

Dar el paso no fue fácil. La comunicadora revela que tomar la decisión le llevó tres años hasta que un día, llevando el carrito de supermercado del juego del programa de Canal 10, se dio cuenta de que no era lo que quería seguir haciendo en televisión. Luego llegó la propuesta para TNU, pero aceptarla le costó un “debate filosófico”, ya que prefiere no estar vinculada a proyectos de órbita pública. La conductora habla sobre toda esta transición: “Me quiero conectar más con la realidad”, asegura.

-¿Cómo te llegó la propuesta para estar al frente de Poderosas, el nuevo ciclo de entrevistas a mujeres de TNU?

-Yo estaba haciendo cuarentena en el campo y me llamó (la productora) Sole García para contarme que tenía este proyecto y que lo quería hacer conmigo. Yo no estaba decidida a volver a la televisión. Tenía dudas, así que fuimos y volvimos en las charlas. Conozco el trabajo que hace Oz Media y sé que tienen un lenguaje audiovisual súper lindo. Me gustó mucho la propuesta y terminé diciendo que sí.

-¿Cuándo una mujer se convierte en “poderosa”?

-Cuando deja de decir que no. Nosotras siempre somos las primeras en pensar que no se puede: “¿Para qué voy a hacer tal cosa?, ¿para qué voy a soñar con esto si voy a tener tantos obstáculos?” Una mujer se vuelve poderosa cuando se anima a hacer lo que quiere. Todas estas mujeres que entrevistamos se animaron y vencieron esos obstáculos.

-¿Cuál dirías que es tu poder?

-Tengo el poder de ser incansable en el sentido de que siempre estoy buscando algo: veo cómo puedo ayudar, crecer, generar oportunidades. Y tengo el poder no tener miedo a equivocarme. Sé que le puedo errar 20 veces, pero prefiero equivocarme en el hacer que quedarme en la parálisis del miedo.

-¿Participaste en la elección de las entrevistadas?

-Sole García y Pablo Arriola me pasaron una lista espectacular de nombres y me preguntaron si estaba de acuerdo. Todas las que me propusieron eran impecables. Lo que hago es trabajar con Sole en la producción periodística y en la estructura de la entrevista, que es algo que me encanta.

María Gomensoro. Foto: Leo Mainé
Ropa: Zarvich. Make up: Leti Val. Zapatos: Chérie Uy. Foto: Leo Mainé

-¿Qué te produce estar en TNU, el canal del Estado?

-Cuando salí de Consentidas, en Algo Contigo me preguntaron si aceptaría trabajar en TNU y respondí que no podría trabajar para el Estado. Cuando Sole me lo planteó también le dije: “no sé si quiero trabajar en Canal 5”. Tuve un tema filosófico. Pero muchas de mis dudas eran por la ignorancia sobre cómo se financian los proyectos. Sole me explicó que ya hay una plata destinada a la comunicación y generación de contenidos culturales para el canal, por lo cual la plata ya estaba. Le respondí que si era de esa forma y el programa valía cada peso que se estaba usando, entonces sí. Y acá estoy. Pero me gustaría que no tuviera nada que ver con nada.

-¿Preferirías que el programa saliera por un canal privado?

-Preferiría que no tuviera nada que ver con el Estado. En Twitter hay algunos que dicen “¡Vamo arriba, María!”, pero hay otros que ironizan y dicen “bien ahí, ¡te colocaste!”. Esas cosas me duelen. Capaz que los directores anteriores no tuvieron la posibilidad de llamarme porque yo estaba en Consentidas...

-¿Pensás que te habrían convocado de administraciones anteriores?

-No sé, capaz que sí. No lo tengo claro.

-Durante muchos años compartiste pantalla con Gerardo Sotelo, el actual director de los medios públicos. ¿Cómo es tu vínculo con él?

-Lo conozco desde hace millones de años. Tengo muy buena relación con él y lo respeto mucho profesionalmente. Me escribió y me dijo “qué bueno que estés acá”. Yo sé que él tiene cabeza y ganas para encarar la gestión de los medios públicos.

-¿Y cómo es tu relación con Lorena Ponce de León, la esposa del presidente?

-La conozco. Pienso que va a hacer un gran trabajo al lado de Luis. Sé que tiene energía, ganas, devoción y pasión en todo lo que se propone, y lo hace bien. Va a descollar en el lugar que está, es un lujo tenerla.

-El anterior director Ernesto Kreimerman fue acusado de haber extendido la duración de un móvil para “tapar” la presencia de Orlando Petinatti en un programa de TNU al que había sido invitado. ¿Qué lectura hacés de ese episodio?

-Esas cosas no pueden pasar sin importar el gobierno que esté. No debería importar si al director del canal le gusta o no el invitado. No suscribo a la censura.

-¿Te gustaban los contenidos de TNU?

-Lo miraba muy poco. Capaz que le falta comunicación. TNU tiene un perfil muy bajo y está asociado a no tener muy buena calidad. Pero ahora estuve viendo algunos productos que están alucinantes.

-¿Cuál fue el factor decisivo para que resolvieras alejarte de Consentidas este año después de estar más de una década en la conducción?

-Sentía que había terminado un ciclo. Hace tres años me empezó a pasar de no sentir un desafío en la conducción y me preguntaba adónde quería ir. Estaba en un programa con un grupo humano divino, y lo disfrutaba tanto que mis hijos me preguntaban “¿de qué trabajás?”. Sin embargo, sentía que me estaba repitiendo, no estaba contenta conmigo y quería algo más. Me acuerdo de que un día estaba corriendo con el carro de supermercado por el juego de programa y me di cuenta de que no lo quería hacer más. También me pasó en algunas entrevistas de sentir que los tiempos de la televisión eran muy diferentes a los míos. Si bien es un programa divino, éramos muchos y había un guión que respetar. Yo quería ir por algo más personal, que me definiera más. Fue como salir de la zona de confort y jugármela.

-¿Qué era lo que querías que la gente viera de vos y el formato de Consentidas no te permitía mostrar?

-Me interesa conectar con la realidad y la sociedad. Me gusta ir a lo que está detrás de la agenda. Hay mucha gente que hace muchas cosas y quedan invisivilizadas por la inmediatez de la noticia de lo que está pasando en el momento. Quiero detenerme en las historias.

-¿Recordás cuál fue la situación más incómoda que viviste con un invitado en el programa?

-Hubo varias situaciones, pero me acuerdo especialmente de lo que pasó con el Canario Luna. Nosotros fuimos parte del cambio que hubo en la sociedad al empezar a nombrar a la violencia de género como se debe, y no como “crimen pasional”. Pero la mesa estaba servida con personas que sabíamos que estaban siendo parte de lo que naturalizábamos como sociedad, y el Canario tenía ese perfil. Le preguntamos qué haría si su hija le plantea que su pareja le pega y él contestó que dejaría que lo resuelvan entre ellos. Respondió dentro de su contexto. Sabíamos que podía pasar. Yo no dejo de decir que Canario Luna fue uno de los cantantes más importantes del Uruguay, que fue hijo de su época y de su contexto. En aquel momento nos sirvió para hacer ese click. El domingo todo el mundo empezó a hablar sobre el horror de su respuesta y el lunes vino a la radio con sus hijas para pedirnos derecho a réplica.

-A la distancia, ¿hacés alguna autocrítica sobre la reacción que tuvieron como conductoras ante la respuesta de Canario Luna?, ¿deberían haber dejado más en evidencia la gravedad de lo que decía?

-No me acuerdo, quedamos como en shock. Emilia (Díaz) fue la primera en reaccionar a lo que estaba escuchando. Uno tenía el debate ese entre el ídolo y el horror de lo que estaba diciendo.

-¿Por qué se terminó el ciclo Recalculando que hacías en Radio Carve?


-Nos fueron. Yo había estado con gente que había participado del casamiento en el que hubo un brote de coronavirus, así que fui a hacer cuarentena al campo. Plantée que tenía que hacer el programa online desde Sarandí del Yí. Así lo hice durante varios días con el mismo rigor y hablando telefónicamente con personas que estaban confinadas en España e Italia y que contaban cómo se vivía la pandemia ahí. El miércoles siguiente me llamó el director de la radio para decirme que se habían caído todos los sponsors y que la radio estaba pasando por un momento complicado. Me dio mucha tristeza porque había apostado muchas fichas al programa.

-¿Cómo aprovechaste los días de cuarentena en el campo?

-Intenté aprovechar el tiempo. Entre otras cosas me dediqué a hacer mi página mariagomensoro.com, en la que puedo escribir y hacer los informes que me llevan más tiempo. Después me involucré mucho con Canastas Uy.

-De la mano de Canastas Uy se te vio entregando alimentos en centros penitenciarios, ¿cómo fue esa experiencia?

-La periodista Denisse Legrand había venido a la radio a hablar de la ONG Nada crece a la sombra, que brinda talleres a personas privadas de su libertad, y yo quedé impactada. Canastas Uy salió a distribuir 500 canastas en el Comcar y yo me sumé a esas idas. Fuimos varios voluntarios dándole las canastas a los presos adentro de sus celdas. Nos abrieron la cárcel a lugares que no cualquiera puede entrar. Yo fui a todos los módulos: al que están condenados por violencia sexual y no pueden salir al patio, a otros más flexibles, al que están las trans. El plato va al que lo necesita. Si una persona cometió el horror más grande se lo damos igual.

-¿Cuáles fueron las repercusiones que tuviste por esta iniciativa?, ¿recibiste críticas por ayudar a presos?

-Hay un prejuicio enorme y mucho odio hacia quienes están privados de libertad. Entre los comentarios en las redes había algunos que decían "¿por qué les das de comer?, ¡que se mueran!". Decían que si mató o violó estamos desperdiciando canastas. Pero todos somos seres humanos. No se le puede pedir humanidad a alguien que estamos matando con indiferencia. Ellos están en el infierno. Las condiciones del Comcar son nefastas, así que la deuda con la sociedad la están pagando. Yo nunca sentí nada que no fuese "vamos a hacer algo por ayudar y por cambiarles la idea que ellos mismos tienen de ellos".

-¿Qué te pasaba internamente mientras realizabas esta actividad?


-Me impactó mucho estar ahí. Uno ve esas condiciones y piensa que es imposible que alguien salga menos resentido de lo que entró. Había gente muy joven, de 18, 21 años. Pero vi mucha gente a la que le tengo mucha fe de que si trabaja y le busca la vuelta a través del arte, la radio, o lo que sea, va a cambiar. Hay que ayudarlos a que se puedan reinsertar en la sociedad y que no sean reincidentes. Y eso es un robo menos, un asesinato menos...

-El día de la asunción presidencial fuiste muy crítica con un móvil de Xavier Lasarte (Telemundo) en el que un chico insultó al gobierno anterior y luego fue producto de burlas en redes bajo el nombre “El niño de la Tahona”, ¿tuviste algún intercambio directamente con el periodista luego de hablar de su trabajo?

-No, pero yo hablé sobre cómo nosotros trabajamos. No me detuve en el periodista ni en el medio. Ni los nombré. Igualmente no me retracto ni en una palabra de lo que dije. Sostengo todo. No es un problema personal con él, pero él puso el ejemplo perfecto para ver lo que no tenemos que hacer más. Respeto el trabajo de cada uno, pero si yo mañana me mando una macana y alguien con observación y empatía nota que cometo un error que afecta a la sociedad, por favor que me lo diga. Si mañana hago un móvil en vivo en barrio carenciado y el chiquilín me empieza a decir que roba, yo me tengo que dar cuenta de que lo que dice está alimentando el prejuicio de que todos los que viven en ese barrio son así. No puedo seguir la nota y preguntarle “¿y qué hace tu padre?, ¿y qué hace tu madre?”. Tenemos que estar atentos para saber discernir.

-¿Conocías al niño en cuestión?

-No, no vive ahí. Vive en otro barrio cercano. Cuando vi que le habían hecho un Twitter, hablé en la radio sobre lo que estaba pasando y la madre me llamó. Ese chico tiene 13 años, sus padres son separados y su hermano es parapléjico. En su casa no hablan de política, pero a él le divierte y se sumó.

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