ENTREVISTA
El trapero argentino del momento estuvo de visita en Montevideo y habló con Sábado Show acerca de su vida, su música, colaboraciones y adicciones

Se llama Emanuel Matías Rodríguez, pero el mundo lo conoce como Frijo, seudónimo que adoptó cuando comenzó a hacer freestyle en las calles de Buenos Aires. Vivió un tiempo en Uruguay, en Piriápolis, y desde que quiso iniciar su camino por la música (un tatuaje ayudó a decidirse), no paró de trabajar.
Perteneciente al género “trap”, Frijo comenzó a hacer freestyle en 2016 en la competencia urbana más grande de Buenos Aires, el Quinto Escalón. A lo largo de su corta pero destacada trayectoria, ha compartido escenario con grandes artistas como Duki y Paulo Londra, a quienes reconoce como sus amigos.
A comienzos del 2018 y con apenas 22 años lanzó uno de sus primeros singles: “Tonto” que tiene más de tres millones de reproducciones. La repercusión de ese single hizo que firmara con el sello Montevideo Music Group y meses después lanza “No La Puedo Olvidar” y “Noche Complicada”, ambos featurings con uno de los artistas más destacados del Trap, Paulo Londra; esas canciones tienen cerca de 20 millones de reproducciones, cada una.

El pasado viernes, Frijo presentó su nuevo single “Me tiene enamorao”. Se trata de una colaboración junto a Rodridi. De esta forma el artista argentino junto al joven productor uruguayo nos traen una canción que promete sonar en todo el mundo. Dando
comienzo a una nueva etapa en su carrera, Frijo se junta con Rodridi y realizan juntos este Reggaeton. En él mismo se puede notar la versatilidad tanto del artista como del productor.
Si bien parte de un Reggaeton romántico, es una canción que despierta las ganas de bailar gracias a su estribillo pegadizo, sus versos melódicos y un doble tempo sobre el dembow que componen este nuevo hit.

—Empezaste hace seis años en la música y ya tenés featuring con Paulo Londra, Duki y L-Gante. ¿Estás en un buen momento de tu carrera?
—Mal. Te diría que empecé hace un poco más, pero sí, es un flash lo que me está pasando. El artista es inconformista, pero una vez cada tanto, cuando me pasaban cosas malas me ponía a pensar en una imagen que tengo: trabajaba a los 17 años como delivery en bicicleta y me acuerdo de estar en Fuerte Apache rapeando mientras llevaba una pizza. Iba rapeando por las calles, pensando en algún momento cuando la pegue. Y cuando estoy mal en la música me acuerdo de ese día. En ese momento no tenía ni 100 visitas en mis videos y ahora si no llega al millón de reproducciones ni lo cuento.
—¿Cómo hacés para que todo ese éxito rápido no te maree?
—Es que ya me maree en los aplausos cuando salió "Like Boss". Eso fue demasiado. Es que cuando tenés un tema que supera los 80 millones en Youtube, la gente te ve diferente, es re flashero. En ese momento, literalmente me maree. Entré en una nebulosa, porque todo el mundo te dice lo que querés escuchar, todo lo que hacés está bien.

—Ahí no se toman las mejores decisiones.
—No, porque llega un momento donde no sabés quién es tu amigo ni quien no.
—¿Y cómo saliste de eso?
—Gracias a Dios tuve muchas personas buenas a quienes no escuché porque no quise, que no se cansaron de tirarme para adelante. En ese entonces también tenía muchos problemas de adicciones, y fue todo junto. Explotó todo junto. Por suerte tuve gente que no bajó los brazos y también yo que tuve fuerza de voluntad. Porque podría estar la gente insistiéndome, pero si no quería dejar las cosas y ponerme las pilas, no lo iba a hacer.
—¿Hubo un momento determinante para cambiar?
—Tuve momentos flasheros, me levantaba con cierta luz y me decía: lo voy a hacer. Pero a los días ya volvía a lo mismo de siempre y no realizaba mi deseo. Por suerte hace unos meses que estoy bien y he podido concretar varias cosas.
—Imagino que hasta los sellos discográficos querían que "encararas", ¿no?
—Súper, los sellos, artistas, productores. Miles de oportunidades tuve que no las aproveché porque no quise. Tampoco me arrepiento, porque todo pasa por algo, intento sacar lo mejor de cada situación. Así que en vez de quedarme llorando o deprimirme, agarro y uso las cosas como aprendizaje.
—En tus letras se nota un cambio en vos.
—Claro, porque al yo escribir mis temas, son partes de momentos vividos míos. No escribo cosas ficticias, y al ser tan personal mi música es como que se reflejan partes mías todo el tiempo. Si me siento bien lo vas a escuchar en mis canciones, y lo mismo si me siento mal. Escribir es un cable a tierra.
—Leí que tuviste una infancia muy complicada.
—Sí, bastante. Nací en una familia pobre en Buenos Aires en una casa tomada. Viví eso hasta los siete años que me vine a vivir a Piriápolis. Éramos súper pobres en Uruguay y a los trece empezó a mejorar la vida de mi familia. Al año siguiente se separa mi vieja y su marido y me volví a Argentina. Ahí empecé a vivir solo, dejé de ir a la escuela y viví en la calle. Laburé un par de veces, entre los 14 y 18 en trabajos largos, pero siempre los dejaba porque no quería trabajar. "Quiero hacer otra cosa" me decía.
—¿Y un día te dijiste: me dedico a la música?
—Venía rapeando, pero tuve dos momentos con la música. El primero fue cuando me dije: voy a hacer música. El segundo fue cuando me dije: voy a ser exitoso en la música. Cuando me dije eso, ya tenía temas y había subido unos con Paulo Londra, pero sentía que por algún motivo no podía concretar lo que quería; vivía de la música porque por suerte vivo de esto desde 2017 pero a pesar de eso sentía que me faltaba algo. Y fui y me tatué la cara y ahí, sí o sí tenía que vivir de la música.
—Para las ocho horas no daba con la cara tatuada.
—No, jajaja. Me dije eso, al estar tatuado no voy a poder conseguir un trabajo en ningún lado. En ese entonces ver un tatuaje en la cara te flasheaba más, ahora todo el mundo tiene uno.
—¿Qué dijo tu madre?
—No lo podía creer. (risas).
—Estás en Uruguay trabajando en música, ¿se viene un disco?
—Disco no tanto, todavía. Estoy en un momento que me estoy reencontrando con la música. Los proyectos que tengo tienen que ver con que me desvinculo de mi sello discográfico, pero vamos a tener otro tipo de relación con mi sello. Voy a crear un sello discográfico con el que me voy a asociar con Montevideo Music Group. Ellos van a financiar mi proyecto y también estoy incursionando en la actuación y tengo varias propuestas en la televisión, películas y series. Fueron unos meses horribles y de la nada me puse a encarar y hace un tiempo que estoy activo. Es re loco, porque cuando uno empieza a traer cosas buenas, hace cinco meses estaba literalmente en la peor, y ahora me pongo a pensar que hace poco estaba arruinado y ahora estoy liberado, haciendo un sello y actuando para plataformas mundiales. Es un flash, y tengo que estar contento.
—Sos la demostración que se puede superar una adicción o un momento complicado que viviste en tu infancia.
—Mal. Aparte me pasaron las cosas malas en un momento que no me tenían que pasar, pero también puede que me hayan tenido que pasar porque gracias a eso me di cuenta y cambié. Pero me pasaron cosas que no podía manejar, como el fallecimiento de mi abuela y otras cosas. Exploté por el lado de las adicciones, pero por suerte son cosas del pasado y me siento re feliz y contento con el paso gigante que pude dar.
—Entonces, ¿vas a dejar de cantar de la marihuana?
—No, a María no la dejé. Y acá fumo todo el tiempo, aprovecho el Uruguay. A mí la marihuana me da hambre, y como todo el día. Pero por suerte pudo dejar lo otro, salvo el cigarrillo que es otra cagada que no pude dejar.
—¿El sello tiene algo que ver con lo que le pasó al cantante Paulo Londra?
—Creo que sí. Esas cosas tienen parte. No quiero que a los artistas nuevos o independientes le pase eso, que los caguen, porque esa es la palabra. Entonces quiero hacer que los artistas puedan vivir su sueño, porque al menos en Argentina se aprovechan de eso. Agarran y buscan la necesidad de un artista, de un pibito que por ahí no entiende nada, le presentan un contrato, te dan cinco mil pesos o cien mil pesos porque saben que tenés necesidad y firmás. Hay veces que ni plata te dan. Yo a lo que apunto es a otra cosa y más que darles plata, apunto a armarles una carrera, y si llega el momento que los tengo que liberar para que lo compran una major, lo hago. Va por otro lado. Más que nada para que además de generar, sepa lo que hace y esté feliz.
—¿Cómo se arman colaboraciones como las que hacés?, ¿sale en el estudio, en una charla?
—Mayormente es en el estudio, ponemos un beat, ponemos autotune y empezamos a grabar. Ahora volví a escribir, aunque las canciones con Paulo empezaron improvisando. Algunas colaboraciones son a partir de una idea que presento y la envío. Eso es generalmente con la gente que no es de Argentina; armo el proyecto y lo mando.
—Tener un sello implica que tenés que estar lúcido para tener ideas.
—Sí, para todo tengo que estar lúcido. No tengo momentos como antes, por suerte ocupé mi tiempo libre, entonces no tengo tiempo para boludear.