Fabiana Leis y Gonzalo Esperón dieron el "sí": los detalles de la boda en EE.UU. y los planes familiares

Luego de mas de dos años de relación, Fabiana Leis y Gonzalo Esperón sellaron su amor con un emotivo y significativo casamiento en Estados Unidos. La ceremonia fue íntima para los más allegados y marcó un paso más en esta historia de amor que implicó para ella un profundo cambio de vida.

Por amor, dejó su trabajo de más de veinte años en Presidencia para mudarse al pais del norte, donde su esposo; el empresario uruguayo, reside hace mas de dos décadas y tiene sus empresas dedicadas a la construcción y Landscaping. En entrevista, Leis habla de la boda y de su nueva vida en Estados Unidos, en la ciudad de Beachwood (Ohio).

—El jueves pasado se casaron con Gonzalo Esperón, ¿con qué sensaciones te quedaste de la boda?

—Cumplimos uno de nuestros sueños. Fue tal cuál la imaginamos: una ceremonia íntima para unas 30 personas. Celebramos con los familiares y amigos más queridos de Gon, esos que siempre apoyaron nuestro amor desde el inicio y a mí me hicieron sentir hermoso desde qué llegué. El casamiento fue organizado con muy poco tiempo, porque acabábamos de llegar de Uruguay pero más allá de eso, es un paso importante para los dos. Aquí estamos entrando en primavera y nuestra idea es poder celebrar mas adelante con la familia y amigos de ambos.

—Se fue demorando también el casamiento…

—Sí, nos íbamos a casar el 12 febrero, que era la fecha en la que cumplíamos dos años de habernos conocido. Pero nos fuimos a Uruguay en enero y distintas circunstancias hicieron que nos quedáramos más de lo previsto. Así que en febrero estábamos allá. Ahora, ya de regreso en USA, organizamos todo.

—¿La ceremonia la ofició un uruguayo?

—Sí, Daniel Abreo es su nombre. Al igual que en Uruguay, aquí teníamos la opción de casarnos en la Corte (lo que sería el Registro Civil) o se puede contratar a un oficial para que oficie el casamiento en un salón de fiestas, como nuestro caso. Nosotros queríamos que nos casara la sobrina de Gonzalo porque es oficial, pero no podía en esa fecha por complicaciones de trabajo. Entonces nos contactamos con Daniel, un uruguayo radicado en la misma ciudad. El oficial es muy importante en un casamiento: he visto en Uruguay que a veces son muy fríos a la hora de llevar adelante la ceremonia. Mi papá y mi hermano se dedicaron toda la vida a filmaciones y fotografía de casamientos y he visto muchos casos de este tipo. Y en realidad, para un momento tan lindo en tu vida está bueno que la persona que te va a casar sepa llevar la ceremonia, que sea linda, con momentos para la emoción. Fue lo que hizo Daniel. Quedamos muy contentos. Además, él nos dio la posibilidad de hacerlo en español, así que nos sentimos como si estuviéramos en Uruguay. Gonzalo es uruguayo pero lleva más de 20 años radicado en USA.

—¿Los diseñadores también fueron uruguayos?

—Sí, cuando estuvimos en Uruguay, Jonh Almeida me confeccionó el vestido y el traje de Gonzalo fue obra de Luis D’Amore. Realmente se lucieron.

—¿Hubo baile después de la ceremonia?

—No, fue una cena sencilla porque al ser un día de semana no nos podíamos extender mucho tiempo, Lo que sí hicimos fue el clásico vals. El baile quedará para esa segunda boda que haremos en el verano. Además, en esta ocasión no participaron mis amigas ni mi familia, porque no pudieron viajar pero ahora, con más tiempo, nos organizaremos para que nos acompañen. Tenemos ganas también de casarnos por Iglesia. Quizás podamos hacer todo junto.

—¿Qué valor tiene para vos el matrimonio?

—El matrimonio para mi es súper importante, porque estás eligiendo al compañero para transitar el camino de la vida juntos, por donde van a pasar por momentos buenos y malos, siempre priorizando el respeto, la tolerancia, el compromiso, la fidelidad y la comunicación. Soy de las que creo y apuesto al matrimonio para toda la vida.

Foto: Leo Mainé.

—¿Y la luna de miel?

—De alguna manera, los tres meses en Uruguay fueron como un adelanto de eso. Hicimos base en Piriápolis. Ahora estamos viendo para hacer alguna escapada el fin de semana pero dentro del país. Quizás aprovechemos para conocer el interior del país, qué tiene tantos lugares maravillosos.

—En Uruguay dejaste tu trabajo, familia y amigos. ¿Qué te llevaste?

—Traje a mis perros, que se integraron a la familia. Gonza tiene dos hijas que comparten mucho tiempo con nosotros. Somos muy felices en familia.

—En Navidad sorprendiste al compartir una foto del regalo: una camioneta de alta gama.

—Sí, Papá Noel se la jugó con la BMW X7. Es mucho más cómoda para andar con las niñas y los perros. Además somos fanáticos de la marca.

—¿Cómo considerás que va tu adaptación?

—Con idas y venidas, ya hace dos años que estoy viviendo en Beachwood (Ohio), con Gonza. Es un lugar tranquilo. Me he adaptado muy bien. En el día a día voy aprendiendo cosas nuevas y eso me gusta, me desafía y me motiva. Aquí se puede andar por la calle tranquilo sin miedo a que te rompan el auto en un semáforo o que te arranquen la cartera en la calle. En cuanto al idioma, me desenvuelvo bastante bien. Si bien no tengo un inglés perfecto, porque estudié hace 20 años atrás, entiendo y me hago entender. Retomé las clases para mejorar la pronunciación y la fluidez. Esta ciudad no es como Miami, donde hay muchos latinos que hablan español. Aquí son todos americanos y hablan tan rápido qué a veces es difícil poder entender.

—¿Qué planes tienen de ahora en más como familia?

—En lo profesional que la empresa siga creciendo, somos los dos muy luchadores y queremos incorporar nuevos desafíos. Y en lo personal nos gustaría tener un hijo, Gonza está esperando por el varón y la niña más chica también pide “un hermanito”. Vamos a ver cómo nos organizamos, ya que traer un hijo al mundo requiere de mucha responsabilidad, dedicación y tiempo (que hoy en dia es muy acotado). Para mí no es tener un hijo y que te lo cuiden otros; así es muy fácil. Hay que hacerse cargo y estar uno mismo en la crianza de los niños. No veo mal que en un momento algún familiar te pueda dar una mano, pero ya tener a alguien todo el dia con el niño, conmigo no va.

—¿Qué roles dirías tú que tiene cada uno en la convivencia? ¿Quién es más ordenado?

—Somos un equipo, tenemos tareas en conjunto y otras por separado. Yo me encargo de la higiene del hogar y del laundry y Gonza es el rey de la cocina. Hace platos deliciosos que realmente me sorprende cada dia. No sé si me conquistó por lo caballero y dulce o por cómo cocina.

—En lo personal ¿te gustaría retomar el camino artístico en Estados Unidos? ¿Qué piensa Gonzalo de esa idea? ¿Es celoso?

—Me encantaría. Y seguramente lo pueda bajar a tierra, acá hay mucha variedad de medios, y siempre están incorporando figuras nuevas. Gonza es celoso en la medida de lo normal (no tóxico) pero siempre apoya y acompaña mis decisiones y deseos de hacer lo qué más disfruto.