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Coco Echagüe: "Hay situaciones de pobreza que antes naturalizaba y hoy me parecen inadmisibles"

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Coco Echagüe. Foto: Leo Mainé. Agradecimiento: La Joaquina y Nelson Mancebo

NOTA DE TAPA

El comunicador acaba de cumplir y de celebrar 50 años. Con casi tres décadas de carrera, se asienta como conductor de la mañana descontracturada de Desayunos informales en Teledoce.

Coco Echagüe. Foto: Leo Mainé. Agradecimiento: La Joaquina y Nelson Mancebo
Coco Echagüe. Foto: Leo Mainé. Agradecimiento: La Joaquina y Nelson Mancebo

-Cumpliste 50 el mes pasado. ¿Hay una crisis de las cinco décadas?

-No. Fue un cumpleaños más. Yo soy de los que les gusta celebrar. La vida es un proceso y ciertas cosas van madurando. No es que se despiertan un día, con el cambio de década, pero sí me doy cuenta de que las mismas cosas que uno vivía con mucha intensidad a los 20, cambian a los 30 y lo mismo a los 40 o los 50. Tenemos otro tiempo de maceración y hoy paso por momentos más calmos. Me pasa con el fútbol. Yo era muy calentón con Peñarol. Hoy lo sigo pero con otra mirada.

-Menos mal porque últimamente el rendimiento de Peñarol te puede provocar un infarto...

-La última vez que casi infarto con Peñarol fue en la final de la Libertadores de 2011. Hace 10 años ya. Si hoy repetimos una instancia como esa, capaz que me altero un poquito. De todos modos, me doy cuenta de que ya no me caliento como antes. Lo mismo puedo decir de otras cosas. Trato de no complicarme. La vida es un ratito.

-Estás desde hace casi cinco años en la conducción de Desayunos informales, un formato matinal donde nunca habías estado. ¿Cómo fue la adaptación?

-Hubo un poco de todo. Cuando se estaba armando la nueva mañana de Canal 12, me hablaron para que la integrara desde el vamos. Pero en ese momento se montaba con otras actividades y sinceramente no me veía para un programa diario, de todas las mañanas. Más adelante, Alejandro Figueredo se fue a la cobertura de la Copa América 2016 y lo reemplacé casi dos meses. Ahí acepté porque me pareció interesante como prueba a término. Me divertí mucho con Victoria (Zangaro) y con el resto del equipo y dejé todo en la cancha. Fue un ejercicio que sirvió para comprobarme a mí mismo que podía estar en una conducción divertida todos los días. Lo que pasó después fue que Figue resolvió dejar el programa para continuar su carrera y su vida en Estados Unidos. Ahí me convocaron ya con intenciones de que me quedara definitivo.

Coco Echagüe. Foto: Leo Mainé. Agradecimiento: La Joaquina y Nelson Mancebo
Coco Echagüe. Foto: Leo Mainé. Agradecimiento: La Joaquina y Nelson Mancebo

-¿Qué te decidió a decir “sí” en ese momento?

-Creo que por esa prueba. Aunque también hubo que nivelar un poco la energía en cuanto no es lo mismo tener una participación acotada que una conducción por tiempo indefinido. Desde el primer día mantengo la veta del humor y el entretenimiento. Lo mío es eso. Claro que si tenemos que hablar de una noticia seria, la damos y me mantengo en esos códigos. Pero en todas las cosas que hice, lo mío ha sido el entretenimiento: en los programas o en la música siempre trato de que el humor aparezca.

-¿En tiempos de pandemia se hace más necesario el humor y el entretenimiento?

-Creo que sí. A todos nos tocó perder a alguien en estos tiempos horribles. Pero hay que seguir para adelante por los que quedan. El entretenimiento es una llave para encontrar más sonrisas a lo largo del día.

-¿A quién perdiste cercano por COVID-19?

-Al padrino de mi hija Cynthia. Tenía 48 años. Fue un impacto en la familia porque era una persona sana. Esta es una enfermedad que tiene mucho de inexplicable, incluso para los científicos. De algún modo estamos todos en el bolillero y te puede tocar.

-En Twitter en algún momento se deslizó una crítica porque ustedes suelen entrar bailando al estudio. Y hubo días muy difíciles para el país, con hasta 70 muertos. Algunos señalaban una contradicción.

-Es entendible eso, pero si lo analizamos de esa forma, ¿qué tenemos que hacer? ¿Cuál es el límite? Todos los días mueren personas por diferentes causas. Entiendo la sensibilidad pero nuestra propuesta va más que nada por el entretenimiento y cuando nos toca abordar un tema serio, como notas con infectólogos sobre el COVID, que hicimos muchas, lo hacemos con respeto y seriedad. Nadie se pone a bailar en ese momento.

-Hace dos años lanzaste tu primer disco solista (“Con los pies en la tierra”) y ahora estás preparando el segundo.

-Es verdad. No estoy haciendo canciones divertidas como en la época de Nietos del Futuro. Pero sí estoy componiendo temas para escuchar, en un tono más reflexivo. Dentro de un género pop o rock, busco una poesía y una musicalidad que me identifique en este momento de mi vida. Ahora el desafío se llama Mortales comunes, el nombre de este segundo disco que está en la cocina. Muchas veces pensamos que somos inmortales e invencibles pero creo que la pandemia vino a sacudirnos desde ese lugar. Somos mortales y comunes. Podemos tener a un distinto en el deporte, el arte, la ciencia, pero al final del camino somos mortales y comunes.

-¿Son canciones de producción actual?

-Sí. Me motiva mucho escribir y trato de hacerlo todo el tiempo con ensayo y error. Me anoto cosas o grabo melodías en el celular. Me interesan los temas del amor, de la familia, de la vida cotidiana. En una de las canciones hay algo de denuncia social. Por mi trabajo como vendedor para una empresa de impermeabilizantes, a lo que me dedico en paralelo hace muchos años, recorro mucho Montevideo. Y en una de esas recorridas me bajó una frase: “Hay barrios donde aunque es verano, parece invierno”. Y sigue: “Hay sombras que me dibujan lo que no quiero / Hay casas donde el sol no entra por la ventana”. Ese fue el comienzo de una canción que estamos maquetando y seguramente vaya en el disco. Hay temas más avanzados que otros.

-¿Te referís a situaciones de pobreza o marginalidad?

-Sí. Y en una situación prolongada, de varias generaciones de pobreza. Esas cosas quizás hace un tiempo las naturalizaba pero hoy me parecen inadmisibles. Tiene que ver con mi historia seguramente. Yo nací en el Cerrito de la Victoria en un rancho de lata por fuera y madera por dentro. Viví con mi madre hasta que me pudo criar y luego me crió un tía. Terminé la escuela a los 14 años; perdí años porque vivíamos un tiempo en cada lado y mi madre no me podía mandar. Después salí a trabajar para dar una mano. Aprendí el oficio de tornero, trabajé en empresas metalúrgicas... hice de todo.

-¿Cuál fue tu primer acercamiento a lo artístico?

-Siempre me gustó escribir. Hice unas poesías y mi hermano se las hizo llegar a Miguel Villasboas. Él nos contactó con Gustavo de los Santos, de El tren de la noche. En una de esas madrugadas de 1990 yo fui a leer a la radio. Eso fue lo primero. Después vino el carnaval, los Nietos, el teatro y todo lo demás...

-Tu historia de vida y como comunicador contradice un poco el preconcepto que a veces se tiene sobre el perfil de Teledoce, como que entre los canales es el que apunta a un público de estratos más altos...

-Yo me siento muy bien trabajando en el Canal. Fue donde empecé en la televisión. Lo primero que hice en la pantalla fue el programa de humor Guau en 1999 y volví hace cinco años. Trabajé también en Canal 10 y en VTV por supuesto. En todos lados fui yo y siempre fui feliz. Sobre lo demás, esto es como los cuadros de fútbol. Los canales eligen a sus jugadores y los ponen en cancha. Nosotros lo que hacemos es jugar de nosotros mismos. Es más, hay otro proyecto para el Canal que hubiera salido si no fuera por la pandemia. Estaba pronto para salir. Se trata de un formato de entretenimiento con mucha gente en estudio, por lo que se pospuso para cuando la pandemia esté más controlada.

-¿Cuánto te afectó a nivel de actividad la pandemia?

-En lo laboral, algunas cosas se cortaron: teatro, shows musicales y conducción de eventos. Pero sigo con Desayunos y a la espera de que este proyecto se reactive. Por otro lado, la empresa de impermeabilizantes vivió una zafra interesante. De repente muchas personas que dejaron de hacer un viaje resolvieron hacer una reforma.

-En un momento se habló de que hubiera un carnaval televisado solamente. ¿Pensás que se tendría que haber hecho?

-En un momento creí que sí, porque son muchas familias las que cuentan con el ingreso de Carnaval. Después se complicó y la curva de casos estaba ascendente así que me pareció prudente no hacer nada.

-¿Extrañaste?

-Sí. Pero son 17 años en Pasión de Carnaval y venía analizando una pausa.

-¿No ibas a hacer la conducción de Pasión de Carnaval?

-No, yo no digo eso. Pero sí es cierto que venía pensando en la posibilidad de un descanso. Y se dio por motivos externos. El último Carnaval (2020) fue muy desgastante porque yo me acostaba a las 3:00 de la mañana y a las 7:00 estaba arriba para ir a Desayunos. Y no es solo estar, sino hacerlo con una energía muy particular.

-¿Vas a estar en el Carnaval 2022?

-Vamos a ver. Primero, si hay Carnaval. Porque hoy nadie puede asegurar cuál será la situación en febrero del año que viene. Hemos visto en Europa, en Israel y otros países que sufrieron de rebrotes. Yo creo que estamos más cerca del final que del principio de esta pandemia, pero capaz que tenemos un tramo todavía por recorrer de incertidumbre.

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