César Troncoso: por qué "es injusto decir que el cine local es lento" y por qué hizo la cadena contra la LUC

Es la cara del cine nacional y regresa al teatro con "Nuestras Mujeres", una comedia con Diego Delgrossi y Franklin Rodríguez que llega al Movie el 8 de marzo. "La pasamos bomba trabajando juntos", revela.

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César Troncoso
César Troncoso
Foto: Darwin Borrelli

Su cara es sinónimo del cine uruguayo y su nombre parte del selecto club de actores que lograron trascender la frontera. Por estas características muchos lo comparan con Ricardo Darín. Él ríe y con la humildad propia de la idiosincrasia local remarca que no está a la altura. El destino los volvió a reunir en la serie El Eternauta (ya habían compartido el film XXY), una de las megaproducciones argentinas de Netflix más importantes del año. Pero lejos de las mieles del jet set, César Troncoso sigue viviendo en el barrio Aires Puros, asegura que nunca evaluó mudarse al exterior y que no quiere perder el vínculo con el público local. Para sostenerlo vuelve a subirse a las tablas con Nuestras Mujeres, una ingeniosa comedia con Diego Delgrossi y Franklin Rodríguez. Antes del estreno, habla de los rodajes, del cine nacional y de su rol en la campaña contra la Ley de Urgente Consideración de gobierno de Luis Lacalle Pou.

-Presentás Nuestras Mujeres en el Teatro Movie con Diego Delgrossi y Franklin Rodríguez, ¿cómo es la relación entre ustedes teniendo en cuenta que parecen perfiles bastante distintos?

-Volvemos a hacer esta obra después de ocho años porque el vínculo entre los tres es precioso. Nos conocemos hace mucho tiempo, hemos trabajado juntos y la pasamos bomba.

-¿Qué te da hacer teatro en Uruguay que no te da ninguna de las superproducciones en las que has estado?

-El teatro es otra cosa. Utilizás las mismas herramientas, pero es en vivo sobre un escenario y lo hacés con la carne. Lo que el espectador ve es a un tipo que fue a hacer la obra ese día. Eso da placer. También está lo de la cercanía con el público uruguayo, que es con el que vengo trabajando desde los 90. Ahora me está yendo bien y trabajo mucho para afuera, pero por ahí en unos años me dejan de convocar y si yo estuve de espalda al público nacional me parecería oportunista de mi parte volver.

-¿Cómo es el el trato del público hacia vos?

-El otro día estaba con mi hermano que vino de España en el supermercado y vino una señora a darme un beso, yo la saludé, se lo presenté y siguió. A veces me piden una foto. Es muy lindo el reconocimiento que dan en Uruguay. Viví en otros lugares en los que uno ve que es angustiante porque no se puede vivir. Cuando trabajé en Brasil, había compañeros actores que salen todo el tiempo en Globo que había zonas de Río de Janeiro a las que no podían ir. Eso yo no lo quiero.

-¿En alguna etapa de tu carrera evaluaste la posibilidad de mudarte definitivamente al exterior?

-No. Mi mujer tiene un trabajo fijo que le gusta y que nos da seguridad porque ella cobra un sueldo mensual y yo no. Mi hija además estaba estudiando en Uruguay. Pero yo además no soy muy arriesgado en esas cosas. Un poco por cobardía y otro poco por comodidad nunca lo hice.

César Troncoso.
César Troncoso integró los elencos de varios de los grandes títulos del cine nacional como "El viaje hacia el mar" y "El Baño del Papa".
Foto: Darwin Borrelli

-El 30 de abril llega El Eternauta a Netflix, la serie que hiciste junto a Ricardo Darín, ¿qué te sigue sorprendiendo de los rodajes de esta magnitud?

-El detrás de cámara es muy imponente. Hay una escena en la que se ve a Ricardo caminando por una avenida nevada en la ciudad de Buenos Aires, y si bien en la imagen se ve a un solo individuo, detrás hay 100 personas. Me sigue impresionando descubrir cómo es el truco. En El Vendedor de Sueños hay un momento en el que yo camino llorando entre los restos de un avión en llamas: minutos antes pasó un señor con un encendedor automático que fue prendiendo unos taquitos de combustible y así se hizo el supuesto incendio. Esas cosas me siguen pareciendo increíbles.

-El Eternauta tiene la particularidad de reunir al Ricardo Darín argentino con el Ricardo Darín uruguayo.

-Va a llegar el momento en el que va a venir Ricardo y va a decir “hasta acá llegamos, demando a todo el que lo diga” (risas). Me lo suelen decir. Se lo comenté a Ricardo y él se reía. La razón por la que me lo dicen es por la cantidad de películas. Él está despegadísimo, es un emblema y la cara del cine argentino. A mí me parece que no estoy a la altura. Pero tiene que ver con que si bien hay muchos actores que trabajan mucho, para parte de la gente queda como que la cara visible del cine uruguayo soy yo. No está nada mal que me comparen con Darín. El que se puede quejar es él (risas).

-También compartís con él la capacidad de abarcar registros muy distintos en películas de varios géneros.

-Yo trato de ser lo más diverso posible y él también tiene registros diferentes. La tarea del actor para que sea entretenida tiene que ver con esto. Hay series españolas en las que un actor lleva 15 temporadas haciendo el mismo personaje, y eso es complejo. Si ese fuera el camino no sería tan interesante. Lo positivo es tomar diferentes personajes con distintas improntas y probar zonas nuevas.

-¿Qué tuvo que pasar para que el público te vea como la cara del cine nacional?

-Tuve suerte. En El Viaje Hacia el Mar se estaba probando a otro actor, que era muy bueno pero según escuché daba una sensación que no era la deseada y ahí se me hizo un casting y quedé. Mi calidad de actor ayudó a sostener lo que se me entregaba. Hay algunas películas en las que participé como esa y El Baño del Papa que son amigables con el gran público que no mira mucho cine uruguayo. Tuve la suerte de estar en dos películas que para mucha gente fueron importantes.

-¿Dirías que fueron películas concebidas para ser populares?

-No creo. El ojo comercial en el cine nacional no tiene mucho sentido. Cuando estás haciendo tu primera película que puede ser la última lo que pensás es en hacer la película que querés hacer. No sé quién puede estar queriendo meter un éxito acá cuando eso representa apenas 20 mil espectadores.

-¿No falta una mirada más comercial en el cine local?

-Es que no creo que estemos en condiciones de hacer una película de 300 mil espectadores. Tenemos el tamaño que tenemos y tenemos el público que tenemos. En los cines se estrenan películas de superhéroes, terceras y cuartas partes de una saga, y la historia que se hizo en dibujitos y ahora se hace en 4D. El cine nacional tiene sentido para preservar la cultura y mostrársela a quien la quiera ver, que no es necesariamente el público que concurre a las salas sino el que va a los festivales.

-En los últimos años Uruguay ofreció servicios de producción para muchos proyectos extranjeros que luego se vieron en plataformas, ¿por qué eso no se logró traducir también en más producción nacional?

-No lo sé. Ofrecer servicios de producción está bueno porque da oportunidad de trabajo, pero sería mejor que estuviera acompañado de más producción nacional. Es decir, aprovechar ese oficio construido para contar lo propio porque son cosas distintas. Puede venir una producción que en las sierras de Minas construya el Himalaya, y entonces uno va y trabaja en inglés con un montón de gente que cuenta un cuento sobre el Himalaya hecho en Minas. Eso está buenísimo porque es trabajo para mucha gente, pero también es bueno poder contar los cuentos propios. Este país tiene miles de historias maravillosas. La noche de los 12 años demuestra que los cuentos propios tienen la fuerza necesaria para instalarse frente al público internacional.

-¿No se les está dando el valor que tienen?

-Que vos escuches murga en vez de chirigota habla de quién sos. Habría que prestarle atención a eso. Lo peor que te puede pasar es que te transformes en más de lo mismo. Si sos un país chiquito y te pasa eso te volvés descartable. No aportás nada nuevo desde ningún punto de vista al concierto mundial. Hay gente que dice que no acompaña al cine nacional y tienen como norma matarlo. Dicen que es “lento, triste y aburrido”.

-¿No tiene algo de lento?

-Tiene algo de lento, pero eso no es malo. El sexo si tiene algo de lento es bueno. Además es un comentario injusto porque Mal Día para Pescar, Mr. Kaplan, En el Pozo y tantas otras películas no son lentas. Esa es la sensación que tiene la gente que vio dos o tres películas o dice que no le gusta el cine nacional y jamás vio una película. Hay que empezar a creer un poco más en lo que nosotros somos. No hay que creer que el cine uruguayo es necesariamente lento. Si es lento está bien, pero no es solamente eso. Hay que encontrar la película correcta.

-¿Esas características que le atribuyen al cine nacional responden en parte a nuestra idiosincrasia?

-Tiene que ver con nuestra idiosincrasia y a la vez no. Yo conozco gente de acá que está enchufada a 440. No necesariamente somos lentos. Acá tenemos condiciones como para romper todo porque hay buenas formas de contar historias.

-¿Cuánto te interesa la política partidaria?

-Me interesa lo que le pasa a Uruguay y a la región. Me preocupan los modos que (Javier) Milei tiene para vincularse. Me preocupa que censure. Si considera que hay ladrones en un lugar lo que hace es destruir el lugar y no capturar a los ladrones. Tiene mucha bronca encima. Está pasando en muchos lugares del mundo, que en vez de buscar un espíritu conciliador que es lo que todos necesitamos, estamos en esa cosa de la confrontación enloquecida.

-¿Ves algo de eso en Uruguay?

-Está más lejano que en otros lugares, pero hay que estar atento. El maltrato no sirve para nada. Hay gente que opina insultando o maltratando, ¿cuál es la ganancia de vivir en un lugar que esté cada vez más con los pelos de punta? Ya hay suficientes problemas como para agregarle las descalificaciones y las chicanas. Me parece espantoso.

-En 2022 protagonizaste la cadena nacional para derogar artículos de la Ley de Urgente Consideración del gobierno de Lacalle Pou, ¿fue un acto de militancia o un trabajo?

-Me llamaron y me parecía correcto participar, entonces participé. Fue por militancia. Si creés en algo, me parece bien participar. Diego (Delgrossi) se presentó a las elecciones por el Partido Colorado e hizo bien. ¿Cuál es la lógica que dice que te tenés que esconder y no podés decir lo que pensás? Yo trato de controlarlo porque no todo lo que pienso tiene que ser amplificado en las redes, pero alguna cosa si la siento de verdad la digo. No tengo militancia política partidaria, pero si considero que algo debe ser dicho, ¿por qué no decirlo?

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