El preámbulo informa que la última misión de la Nasa en viajar a la Luna fue la Apollo 17. Pero agrega que en 2011 se colgaron en Internet imágenes de lo que habría sido una misión secreta, la Apollo 18. A partir de ellas es que se arma este film, a la manera de falso documental, un collage entre las imágenes tomadas por las cámaras de la Nasa y lo que los astronautas registraron con sus propias cámaras. Fueron tres los que viajaron, uno se quedó en la nave mayor y los otros dos bajaron al satélite. Estos descubrieron que allí había una nave rusa y un astronauta muerto. La película juega con la idea de estar mostrando un documento que Estados Unidos escondió al mundo y la presenta de manera que por momentos estamos ante un relato de suspenso, casi de terror, con bastantes sustos. Es eficaz la forma cómo el director Gonzalo López Gallego maneja la estética del film: imágenes en blanco y negro, desprolijas, entrecortadas, sin nitidez. Eso convence al espectador y lo va metiendo en una historia que a medida que avanza se torna aterradora, sofocante, desesperante. Logra colocarlo en el lugar de esos hombres, de los que apenas da algunos datos personales, pero suficientes como para que nos preocupe su destino. Interesante.