Un papa cansado cede su lugar

EL PAÍS

EDITORIAL

Sin duda es la lacra de la pederastia de sacerdotes y jerarcas la que ha marcado su papado y ha llevado a Benedicto XVI a tomar las decisiones que menos esperaban los más ultraconservadores. Llegado al solio pontificio un año después de que estallara el primer escándalo en EE UU, esa bomba de efectos retardados le estalló desde el principio, tras décadas de abusos sistemáticamente ocultados por la curia y por Roma. Frente a los que clamaban por mantener el silencio, Benedicto XVI rompió con el ocultamiento impuesto por su predecesor, pidió perdón por los pecados cometidos y en una histórica visita a Malta prometió que los culpables serían entregados a la justicia secular.

EL MUNDO

EDITORIAL

Los pactos con Dios no contemplan el cansancio. Las promesas no aceptan desmayos. La eternidad no tiene horarios. Ser Papa no es ser presidente de un gobierno ni ser la estrella de rock. ¿Cuánta gente está cansada y continúa? ¿Cuántas personas se sienten al límite de sus fuerzas y se ponen en manos de la Providencia para alcanzar aquello a lo que sólo con el entendimiento y el cuerpo no llegan? ¿Qué tenemos que hacer a partir de ahora los que en algún momento nos sintamos débiles? (...) Si Ratzinger no sufre enfermedad mental degenerativa que le impida tener conciencia de quién es y de lo que representa, su renuncia ha sido la peor noticia.

LOS OTROS PERIÓDICOS

LA RENUNCIA DE BENEDICTO XVI SORPRENDIÓ AL MUNDO. ES EL PRIMER PONTÍFICE EN DEJAR SU CETRO EN CASI 600 AÑOS. SU PAPADO YA EMPIEZA A SER ANALIZADO.

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