Optimismo cívico

La Unión Cívica mira al modelo del Frente Amplio para crecer.

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Fabián Muro

El regreso, luego de 20 años, de un representante de la Unión Cívica al Senado le dio impulso a un partido que, como dice uno de sus militantes, "se había venido abajo" a pesar de una historia con nombres y acciones decisivas para la vida política uruguaya, como Dardo Regules, Juan Vicente Chiarino y Federico Slinger.

Con un casco militante que no llega a 200 personas, dos locales partidarios propios en Montevideo, una publicación partidaria que llega a 500 personas en su versión en papel y a 1.500 en su versión electrónica, y poca actividad entre las instancias electorales, la Unión Cívica (UC) trata de recuperar espacios políticos perdidos durante décadas.

Y algún militante, ganado por el optimismo, hasta ve en el ocaso de los comités de base del Frente Amplio la oportunidad para hacerse de adhesiones y votos. Habrá que ver.

Actualmente, los cargos que responden a la Unión Cívica son un senador suplente de Eber Da Rosa (conseguido por un acuerdo político con Alianza Nacional), un edil en Tacuarembó y dos concejales en Canelones, uno de los cuales accedió al cargo por sorteo. "Tenía la misma cantidad de votos que otro candidato, 184. Propusimos dividir el mandato en partes iguales pero las reglas indican que tiene que sortearse", explicó Aldo Lamorte, líder del sector, y ocupante interino del despacho de Da Rosa.

La infraestructura política es escasa, pero la cúpula directiva no se desanima: "Mirá el MPP. Tuvieron problemas hasta para ingresar al Frente y hoy es el sector hegemónico", comentó Lamorte, apoyado en un bastón luego por culpa de una fractura.

Tedy Peña milita diariamente para la Unión Cívica en los barrios de Maroñas y Bella Italia, entre otros. Una de las cosas que más le enorgullece como dirigente político es haber conseguido una asistencia de unas 70 personas para un acto en un día de lluvia y frío.

Peña vislumbra la oportunidad de crecer tras el repliegue de los comités de base. En su opinión, esos centros de actividad política eran la única competencia, al menos en los barrios en los que él se mueve: "Hace unos años, los comités del Frente trabajaban sin interrupciones. Hoy ya no funcionan. Creo que tenemos que hacer lo que ellos hicieron y hoy dejaron de hacer, que es estar cerca de la gente todos los días".

Jorge Castiglia también milita por la Unión Cívica, en La Blanqueada. Adhirió al Partido Nacional en el pasado pero desde hace ocho años se cambió de bando. "Uno de nuestros problemas es que no nos conocen los jóvenes. Tenemos que explicarles nuestra historia, que fue un partido fundado por Juan Zorrilla de San Martín, que tiene cien años de historia, qué papel jugó en la recuperación de la democracia, muchas cosas".

Por ahora, mantiene el entusiasmo y sale a hacer lo que todos los que quieren crecer políticamente: pegar afiches, hablar con la gente, reunirse con compañeros de partido y elaborar propuestas. Sólo que hoy la alianza con el PN plantea algunas interrogantes que preocupa a algunos.

Según Costiglia, fue un proceso arduo acordar con su antiguo partido para llegar al Parlamento. "Fue una decisión difícil. Había que convencer a los viejos cívicos de que si no llegábamos con nuestros proyectos al Palacio, no teníamos futuro". Cuando Lamorte ocupó la banca de Da Rosa, había 150 personas en la barra del Palacio Legislativo. "Y había venido gente del interior. O sea que muchos no somos", afirmó.

El tamaño no es todo, dice el vicepresidente Carlos Álvarez Cozzi. "Nunca fuimos un partido con un volumen de votos muy grande", dice, "pero hemos hecho aportes cuya influencia va bastante más allá del 3% que casi siempre tuvimos".

Con escasos recursos y adhesiones, la vieja guardia de la Unión Cívica -en sus dudas ante el acuerdo con el Partido Nacional- expresaba el temor de ser absorbido por éste. "Cada uno sabe dónde está parado. Hicimos un acuerdo programático, no electoral. Otra vez, mirá el MPP. Era un sector minoritario y ahora es mayoría".

Los dirigentes coinciden en que será complicado emular el crecimiento del mayor sector de la izquierda en la actualidad. Hoy, el camino para la Unión Cívica está condicionado por la alianza con un partido mayor, que ponga el aparato y los nombres más convocantes al frente.

"Está claro que nos cuesta y nos va a costar mucho recuperar al partido. Pero somos hombres de fe", concluye el arquitecto Lamorte. Y la fe, se sabe, mueve montañas.

2

locales propios tiene la Unión Cívica en la capital del país.

4

cargos públicos detenta el partido liderado por Aldo Lamorte.

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