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El futuro de la pandemia: 15 científicos pronostican cómo y cuándo será la vuelta a la normalidad

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COVID-19: ¿Y AHORA?

Mientras avanza la vacunación y desde el gobierno se anuncia un acercamiento a la normalidad para la primavera, un grupo de expertos responde preguntas clave para proyectar el futuro de la pandemia.

La mira está puesta en la primavera. El ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, declaró al semanario nacionalista Puentes que para cuando lleguen los primeros calores veremos “un resurgir de la sociedad en su relacionamiento, en su presencialidad, en su recepción de turistas”. Su optimismo se sostiene en la confianza de que para esa fecha la gran mayoría de la población contará con las dos dosis de la vacuna y se alcanzará la añorada inmunidad de rebaño.

¿Pero qué opinan los científicos? El País consultó a 15 investigadores relevantes del área de la virología, infectología, inmunología, medicina intensiva y un ingeniero que integra el área de datos del Grupo Asesor Científicos Honorario (GACH). A la hora de evaluar el regreso a la normalidad, la mayoría de estos 15 científicos advierten que se convirtió en un “concepto” que difícilmente se parezca a la vida que conocíamos antes del COVID. Los de opiniones más extremas consideran que “ya no existirá”, o no imaginan un retorno a corto plazo. El uso de tapabocas en lugares poco ventilados y durante el invierno, el teletrabajo, los cuidados higiénicos y un control de la pandemia son factores que llegaron para quedarse, dicen.

Todos los entrevistados coinciden en que el regreso será gradual y que dependerá de distintos factores. “Exigirá paciencia y cuidado para evitar rebrotes”, prevé el ingeniero Andrés Ferragut. Mientras que la inmunóloga María Moreno expresa que “será posible siempre y cuando la mayoría de las personas estén vacunadas y haya una baja circulación viral”.

Entre los 15 entrevistados, nueve consideran que emprenderemos un camino rumbo a algún tipo de normalidad entre mediados y fines de este año. Dos consideran que falta mucho tiempo para llegar a algo parecido a la vieja normalidad y tres no apuestan a plazos concretos. Y otro, el inmunólogo Álvaro Díaz, fija este horizonte en el primer trimestre de 2022: considera que el paso determinante a la normalidad será cuando quienes recibieron la vacuna Sinovac (la mayoría de la población) tenga una tercer dosis. En tanto, la infectóloga Susana Cabrera plantea que es posible que las primeras actividades que se retomen sean las reuniones entre familiares y amigos que ya cuenten con las vacunas.

En cuanto al regreso de los niños a las clases, los expertos reconocen el riesgo que conlleva esta apertura e indican que exigirá un monitoreo constante y un compromiso de los adultos en su comportamiento, para evitar que la movilidad genere un impacto grave en la pandemia. ¿Qué podemos esperar? Siete científicos creen que el efecto será reducido o no habrá una incidencia en casos graves, mientras que seis indican que sí provocará un incremento en los casos. Una no quiere pronunciarse y otro tiene dudas respecto a si habrá un incremento. “Pero hay que entender el daño que genera en los niños y adolescentes la no concurrencia a centros educativos, desde el punto de vista físico, social y sicológico”, plantea el pediatra e infectólogo Álvaro Galiana.

covid
La opinión de los expertos sobre el futuro que nos depara el COVID-19. Foto: El País.

Consultados acerca de cuán rápido se notará el efecto de la vacunación, ocho de 15 científicos estiman que sucederá en los próximos meses. “Dependerá de que se mantenga el ritmo de vacunación actual”, dice el virólogo Gonzalo Moratorio. Las primeras señales serán la baja en la hospitalización, en las muertes y por último en la transmisión del virus. Tres entrevistados creen que el efecto ya está sucediendo. Se redujo el ausentismo en el personal sanitario vacunado y “se notan menos contagios entre esta población”, indica Pilar Moreno, doctora en Ciencias Biológicas. Por otro lado, cuatro expertos prefieren no indicar plazos. Entre ellos, el virólogo Juan Cristina plantea que hay que ser “cautelosos” con estos indicios “porque muchas veces las pandemias son como montañas rusas”.

¿Necesitaremos una tercera dosis? Este es un debate que espera por el resultado de los estudios en poblaciones con alto índice de inoculación. Siete científicos dicen que hay que aguardar esos estudios para pronunciarse. Pero seis entrevistados se inclinan por considerar que será muy probable esa tercera dosis y uno lo asegura. Eduardo Savio, especialista en enfermedades infecciosas, señala que para lidiar con las nuevas variantes que seguirán surgiendo podrá ser necesaria una revacunación, o dosis de nuevas vacunas, o incluso imaginar un escenario en el que la vacuna sea anual.

Los científicos respondieron tres preguntas: 1¿en qué plazo se imagina un retorno a la normalidad y cómo piensa qué será? 2. ¿Cómo puede influir el progresivo regreso a clases en la cantidad de casos de COVID-19? 3¿Cuán rápido se notará el efecto de la vacunación y cree que será necesaria una tercera dosis? 

Aquí abajo las respuestas.

Gonzalo Moratorio
Virólogo, uno de los 10 científicos de 2020 según la selección de la revista Nature
Gonzalo Moratorio

1. Es muy difícil determinar un plazo concreto para llegar a la normalidad. Sí creo que nos vamos a acercar a algo parecido a lo que era aquella vieja normalidad que tanto extrañamos. Y se trata de un problema multifactorial, ya que la movilidad, el ingreso de nuevas variantes virales y el ritmo de vacunación hacen complejo decir cuándo eso va a ser posible. Estimo que en el mejor de los escenarios —si mantenemos el ritmo de vacunación, claro— tal vez empezaremos en los próximos tres meses, o sea en torno a agosto, a ver un acercamiento a lo que era la normalidad. Pero ojo, aún será muy distinto a lo que conocíamos, eso hay que tenerlo en cuenta. No será un regreso a la situación anterior a marzo de 2020.

2. Todo aumento de movilidad implica un riesgo y es el caso del retorno a las clases. Por eso es importante el continuo monitoreo de variantes que pueden estar asociadas a infectar a gente más joven. Así, el regreso debe hacerse de forma escalonada, de forma progresiva y sí puede impactar, aumentando los casos. Pero este esperado regreso a las clases también puede ser introducido, como se está haciendo, en un contexto donde los padres, personas allegadas, maestros y otros docentes han sido vacunados, y por lo tanto el impacto también puede ser menor al esperado dado el contexto de vacunación.

3. La verdad es que la velocidad del efecto de la vacunación dependerá de que se mantenga el ritmo actual, que ha posicionado a Uruguay como uno de los países más avanzados en esta materia. Creo que cerca de setiembre, al inicio de la primavera, se llegará a cerca del 70% de la población vacunada. Ahora, también hay un porcentaje práctico —en Israel vimos que ya arriba del 50% se ven efectos notorios—, por lo que creo que en los próximos dos a tres meses se notará un efecto de forma más pronunciada y significativa, más allá de los factores externos que indiqué antes. Por último, es muy probable tener que dar una tercera dosis de la vacuna para reforzar las defensas. Es algo que se encuentra a estudio en este momento. Hay mayor evidencia de su necesidad en las vacunas de Pfizer y Moderna.

María Moreno
Inmunóloga, integra la Comisión Nacional Asesora de Vacunaciones del MSP
María Moreno

1. El retorno a la normalidad será posible siempre y cuando la mayoría de las personas estén vacunadas y haya una baja circulación viral que permita volver a la estrategia de tetris. Hay que tener en cuenta que la situación de Uruguay no es ajena a la situación mundial y, en la medida de que el virus (y nuevas variantes) sigan circulando en otros países, deberemos estar con un estricto seguimiento epidemiológico, genómico e inmunológico. Esto permitirá estar alerta de bajadas de inmunidad o inmunidad insuficiente frente a nuevas variantes. Creo que muchas costumbres han llegado para quedarse y, en la medida en que entendamos su beneficio, las incorporaremos naturalmente a nuestra vida diaria (por ejemplo, lavado manos y mayor higiene, uso de tapabocas en lugares de aglomeraciones o compartir mate en círculos restringidos). Ahora, me resulta difícil manejar una fecha tentativa para volver a la normalidad porque depende de decisiones políticas, no solo de nivel de vacunación. En la medida en que mantengamos altos niveles de movilidad y se trabaje para seguir liberando apenas se ve una reducción, la circulación viral no va a reducirse y seguirá siendo comunitaria. Eso complica el retorno a la normalidad.

2. El regreso a clase traerá mayor movilidad. Ya saben que esta está relacionada con el incremento de casos, por lo cual sería recomendable que sea muy controlado y solo en la medida de que la bajada de casos se consolide y la cantidad de personas inmunizadas aumente. Y deberían mantenerse los protocolos hasta tanto la cantidad de casos baje drásticamente.

3. Debido a que la efectividad de la vacuna es mayor en evitar casos severos y muertes que en evitar la transmisión, el impacto debería observarse primero en la cantidad de personas ingresando a CTI o en muertes. A nivel de transmisión es posible no observar el beneficio de la vacunación por un largo período. Es muy poco factible que eliminemos o erradiquemos el SARS-CoV-2. Por eso, siendo realista, es lógico que exista la necesidad de refuerzos cada uno o dos años. También la necesidad de refuerzos con vacunas diseñadas frente a nuevas variantes del virus. ¿Si será necesaria una tercera dosis este año? Sabemos que los anticuerpos se mantienen unos cuantos meses (al menos ocho después de la infección, al menos un año después de vacunas como Moderna). La dificultad está en trasladar ese dato inmunológico en protección. Por suerte, hay ensayos que van por delante nuestro y esperemos que arrojen datos concretos para decidir. En todo caso, parece más factible necesitar una tercera dosis para una vacuna inactivada como Coronavac que induce menores niveles de anticuerpo, que para vacunas mRNA como Pfizer.

Álvaro Galiana
Pediatra e infectólogo, director del Hospital Pediátrico del Pereira y miembro del GACH
Álvaro Galiana

1. No queda claro un retorno a la normalidad pensando en la vida previa a marzo de 2020. Sin duda este agente infeccioso, el SARS-CoV-2, se instala en la humanidad en el siglo XXI para quedarse. De alguna manera, desde el punto de vista infeccioso, se transforma en un nuevo agente productor de enfermedad respiratoria, con un componente posinfeccioso importante, que va delineando su patogenicidad y virulencia con el paso del tiempo. De todos modos, en algún momento de este año sin duda es viable ir a una nueva normalidad con mayor vida social, pero eso debe ser avanzando en forma escalonada y controlada, evaluando la incorporación de la presencialidad y la actividad social con la evolución de los casos nuevos.

2. El retorno a la presencialidad en las clases de niños y adolescentes implica sin duda un riesgo de incremento de casos. Debe haber una conciencia colectiva del daño que se genera si se pierden las actitudes de prevención de la diseminación de la enfermedad. Aquí hay una muy clara participación de los adultos, que aumentan su movilidad para la concurrencia de los niños a las escuelas. Pero hay que entender el daño que genera en los niños y adolescentes la no concurrencia a los centros educativos, desde el punto de vista físico, social y sicológico, para poder avanzar lo más rápidamente posible en la generalización de la presencialidad, manteniendo al máximo las medidas no farmacológicas de prevención.

3. La vacunación genera beneficio a nivel individual a partir del momento que nos inmunizamos. Eso ha sido demostrado incluso en el personal de la salud, con clara disminución de casos nuevos ya a partir de la primera dosis. A nivel global, la inmunización va a generar un cambio sustancial cuando logremos vacunar a un porcentaje de la población que genere lo que llamamos inmunidad de rebaño. Ese porcentaje o número mágico es variable, ya que no solo depende de la población vacunada, sino también de la gente que se ha infectado y también del mantenimiento de las medidas no farmacológicas, como el distanciamiento. De todos modos, el rápido avance de la vacunación va a ser el punto fundamental para quebrar este ascenso grave que estamos padeciendo de casos por día. La tercera dosis es algo en discusión aún. Hay variables que no tenemos claro, como en qué medida influyen las variaciones antigénicas que surgen en las nuevas mutantes virales, qué prevalencia tienen estas mutantes y cuánto afectan la respuesta inmune. Debemos promover que la mayor cantidad de personas reciban las dos dosis, lo más rápido posible. Una población bien vacunada es la mejor arma para evitar la generación y propagación de variantes virales.

Eduardo Savio
Especialista en enfermedades infecciosas
Eduardo Savio

1. Si entendemos por normalidad volver a socializar en forma más activa y con menos limitaciones en las actividades habituales, insumirá aún varios meses. Esto se explica por la presencia de variantes de SARS-Cov-2 circulantes, algunas de las cuales generan mayor transmisibilidad; a que aún hay un alto número diario de casos; a que varias personas deben diferir su vacunación por estar en cuarentena o cursando la enfermedad y a algunas incertidumbres con respecto a perspectivas de vacunación, como el impacto potencial de las variantes en efectividad y posibilidad de revacunación.

2. De hacerse en forma gradual y cumpliendo con todas las medidas de protección, no es de esperar un aumento significativo de casos. Importa mucho cumplir con las medidas, contar con personal completamente vacunados, así como padres y familiares del alumno que también lo estén.

3. A medida que se avance con la vacunación, su efectividad en la vida real continuará poniéndose en evidencia. Ya hay señales menores, como disminución de ausentismo laboral en trabajadores completamente vacunados y un lento descenso de nuevos casos. El virus va cambiando y se identifican variantes de interés y de preocupación. Ellas tienen sumatoria de mutaciones que en algunos casos hacen que el virus adquiera mayor transmisibilidad, en otros pueden conferir algún grado de resistencia a anticuerpos preexistentes generados por una anterior infección. La efectividad de algunas vacunas podría verse comprometida en parte en países donde circulan variantes de preocupación, y muy especialmente las que cuentan con la mutación E484k. Es probable que se requiera revacunación, o vacunar nuevamente con vacunas construidas en dos plataformas diferentes. Tampoco debe desecharse que sea anual.

Susana Cabrera
Profesora agregada en infectología
Susana Cabrera

1. Un escenario de normalidad pre COVID requiere de tener una proporción muy baja de la población susceptible. Para volver a la normalidad debemos tener un elevado nivel de certeza que no nos estamos poniendo un riesgo de un nuevo aumento de casos. Por supuesto que la vacunación de la mayoría de la población parece ser la solución más eficaz, siempre y cuando el nivel de protección sea adecuado y no aparezcan nuevas variantes con capacidad de escape. Posiblemente las primeras actividades que podremos retomar son las reuniones familiares cuando todos los integrantes de la familia estén vacunados o reuniones de amigos en las mismas condiciones.

2. Varios estudios muestran que una de las actividades que más impactan en la movilidad es la educación presencial y está demostrado la relación entre movilidad y número de casos. Sin embargo, en la balanza hay que poner el impacto negativo que tiene la suspensión de la presencialidad en niños-niñas y adolescentes y priorizar el retorno en un contexto sanitario de “epidemia controlada”.

3. No es posible extrapolar lo que ha pasado en otros países porque cada contexto es diferente. Pero probablemente se requiera de una proporción bastante elevada de población vacunada para que tenga impacto por ser esta una infección de alta contagiosidad y porque las vacunas no tienen 100% de eficacia para impedir infección ni la transmisión. Respecto a la necesidad de una tercera dosis, estamos en pleno aprendizaje pero ya hay información preliminar respecto a la duración de la inmunidad vacunal, y, al parecer, se requerirá tercera dosis y posiblemente revacunación.

Juan Cristina
Virólogo, exdecano de la Facultad de Ciencias, director del laboratorio de virología molecular
Juan Cristina

1. Esto no va a ser una vuelta a la normalidad de un día para el otro, será gradual. Por un lado, depende de nosotros hacer una campaña de vacunación lo mas rápida y efectiva posible. Cuando vacunemos el 75% de la población y logremos la inmunidad de rebaño, ahí levemente se va a empezar a ver una tendencia positiva. Pero, tampoco hay que tomar las vacunas como un acto mágico porque el problema de las pandemias es que muchas veces estamos en una especie de montaña rusa, ya que no somos una isla e influye lo que pase en la región.

2. Los centros educativos tienen medidas, y los niños no son necesariamente el problema en los contagios, el problema son los adultos que están alrededor de ellos. Si cumplimos los protocolos en las escuelas, con medidas anti COVID efectivas pero hay una aglomeración de padres a la entrada o salida, no sirve. Mi preocupación está en el comportamiento de los adultos.

3. La campaña de vacunación viene siendo exitosa, pero quizá sea muy prematuro hablar ya de efectos positivos. En esto hay olas; deseo que suceda rápido, pero en ciencia no podemos trabajar con deseos. Científicamente tomaría los indicios alentadores con pinzas, porque no sabemos si pueden volver a subir los números y estamos aún con unas 500 personas en CTI. Sobre la tercera dosis, países con un alto porcentaje de la población vacunada estudian la cantidad de respuesta inmunitaria por anticuerpos que se tiene contra el virus. Los estudios ya realizados indican que duraría entre nueve meses y un año. Ahora que estamos jugando en la cancha real lo vamos a poder saber. Diría que es probable que haga falta una tercera dosis, pero no es un tema cerrado.

Paola Scavone
Microbióloga, Instituto Clemente Estable 
Paola Scavone

1. Primero hay que definir qué entendemos como normalidad: si hacemos referencia a prepandemia, falta y algunas cosas se incorporarán a nuestra vida. Como el teletrabajo y las medidas de higiene. El aumento de actividades presenciales y multitudinarias (más de 10 personas) se irá haciendo gradual a medida que se vaya observando la disminución de casos, sobre todo graves, y baje la circulación viral. Para eso pasará al menos un par de meses. Es complejo: desde el punto de vista económico hay mucha gente que depende de la apertura de un bar o restaurante y después está el tema legal de discriminación vacunados/no vacunados. Pongamos un ejemplo de alguien que por algo ajeno a su voluntad no puede vacunarse: ¿esa persona no puede ir a ningún lado?

2. Es difícil de cuantificar. En otros países, como Francia y Estados Unidos, se han implementado sistemas de testeos masivos no invasivos basados en el uso de saliva, lo que ha demostrado ser efectivo para ajustar protocolos de prevención en la educación y controlar la transmisión. Acá se podrían plantear estrategias similares, ya que las herramientas están.

3. La inmunidad se adquiere pasados los 15 días de la segunda dosis, por lo que aún falta pero se avanza a buen ritmo. Ya llevamos un 26% de la población completamente vacunada y 37% con una dosis, por lo que en un par de meses se alcanzará niveles elevados de cobertura. Si pensamos que se aproxima el invierno, sería muy bueno llegar con el máximo nivel de cobertura. Una tercera dosis está en discusión, ya que al ser todo tan reciente los científicos no sabemos cuánto dura esta inmunidad.

Álvaro Díaz
Inmonólogo, docente e investigador de la Facultad de Química
Álvaro Díaz

1. El retorno será gradual, y por lo tanto no tendrá una fecha precisa. En mi opinión, el paso determinante para llegar a esta situación va a ser la administración de una tercera dosis de inmunización a la gran mayoría de los que ahora estamos recibiendo la vacuna de Sinovac. Imagino que ese retorno llegará en el primer trimestre de 2022.

2. Tendrá un efecto menor. Los colegas que saben más de epidemiología nos dicen que los niños raramente actúan como vectores. Como dijo Mónica Pujadas, es fundamental que los padres seamos conscientes de y evitemos, los contagios que ocurren fuera de la escuela pero alrededor de la actividad escolar. Si los niños van y vuelven de la escuela el efecto seguramente sea pequeño; pero, si arreglan para visitar a los compañeros y los padres hacemos vida social con otros padres, las consecuencias pueden ser de mucho mayor peso.

3. Hacia fin de mayo o principio de junio notaremos menos ingresos a CTI. El efecto en términos de disminución clara en casos se esperaría a partir de que 45% de la población haya recibido dos dosis de una vacuna con alta efectividad. La efectividad de Sinovac contra COVID fue de 67% en Chile, y este valor puede terminar siendo apreciablemente menor en Uruguay, dada la preponderancia de la variante P1. Seguramente precisaremos vacunar a más del 45% de la población para que se observe un efecto claro. Confío en que en el segundo semestre del año vamos a notar el efecto, sin embargo para que la situación esté controlada seguramente pasen varios meses. Para que la fase de recuperación no se haga insoportablemente lenta, será necesaria una tercera dosis para los que recibimos Sinovac.

Julio Pontet
Intensivista, presidente de la Sociedad Uruguaya de Medicina Intensiva
Julio Pontet

1. La vieja normalidad no va a existir nunca. No es un retorno, es un cambio. El concepto de presencialidad y su porcentaje va a cambiar en todas las actividades. Creo que en los inviernos vamos a tener que usar mascarilla, ya que ha servido para disminuir la transmisión de otros virus. Y van a cambiar costumbres, como compartir el mate. El retorno a una normalidad va atado al concepto de una inmunización. No sabemos cuál es exactamente el porcentaje necesario para nuestra población y para la cepa que tenemos. Israel hizo un control de la pandemia con menos del 60%, pero en Manaos habían supuesto que existía una inmunización por la enfermedad de más del 70% y luego hubo brotes. La capacidad del contagio y de transmisión es lo que determina si hay un agotamiento epidemiológico, y puede llevar meses. La inmunidad colectiva no es una condición imprescindible para controlar la pandemia, es la herramienta más importante, pero se deberá seguir con un control de las medidas, porque ningún país llegará a inmunizar al 100% de la población. Seguirán surgiendo variantes y la eficacia de las vacunas no es 100%.

2. El retorno es necesario y los beneficios mayores a los riesgos. Pueden haber brotes entre los jóvenes y ellos podrían ser eventualmente agentes de transmisión a otras personas más vulnerables que no se pudieron vacunar, por ejemplo. Pero pensamos que no va a generar un impacto muy importante en la cantidad de pacientes graves.

3. Desde junio o julio empezaremos a notar cambios atribuibles a la vacuna. Está en estudio la necesidad de una tercera dosis. Tras ocho a 10 meses de la inyección, se ha visto que los niveles de anticuerpos empiezan a caer. Nosotros tendremos la fortaleza de que si se confirma que es necesario volver a vacunar pensamos que habrá dosis disponibles, lo que quizá no suceda en otros países.

Pilar Moreno
Doctora en Ciencias Biológicas, docente
Pilar Moreno

1. El regreso a la normalidad va a ser paulatino y está estrechamente vinculado al proceso de vacunación. Hasta que no se complete la inmunidad de rebaño —lo que implicaría llegar al 70% de la población vacunada con ambas dosis—, este proceso de volver a lo que conocíamos va a demorar un tiempo. Vemos con claridad en países como Israel que cuando se logra progresivamente, se regresa a esa normalidad. De todas formas, estamos aprendiendo mucho de esta pandemia y hay cosas que van a quedarse, como el uso de tapabocas en lugares poco ventilados; algo que ya se practicaba en otros países.

2. El regreso progresivo a clases es fundamental desde todo punto de vista, desde lo educativo hasta lo psicológico. No olvidemos que para muchos niños la escuela es un refugio, y es esencial tenerlas abiertas. Esto no tiene por qué estar ligado a un aumento de casos de COVID-19, porque el regreso a clases tiene sus cuidados y protocolos, así que creo que no sería de esperar un incremento.

3. Se estima que el efecto de la vacunación se podrá ver en unos pocos meses. Ya hay algún efecto concreto que se empieza a notar, como en el caso del personal de la salud que está vacunado con las dos dosis de Pfizer, donde se percibe un menor número de contagios en los últimos días. Pienso que en breve veremos estos efectos en las diferentes poblaciones que están siendo vacunadas en todo el país. No sé si hará falta una tercera dosis, o habrá que imaginarse que sea anual y que como la de la gripe todos los años se reformule en base a las variantes que circulan en las diferentes regiones. Ese es un escenario que tenemos que manejar: yo no lo veo como algo preocupante sino como parte de esa nueva normalidad a la que vamos a volver.

Jorge Venegas
Docente en epidemiología, exministro de Salud Pública
Jorge Venegas

1. No me imagino el retorno a una vida como la conocíamos antes, al menos a corto plazo. Va a demorar mucho. Uruguay, como buena parte del mundo, deberá convivir con el COVID o con otras manifestaciones epidémicas de la pandemia. ¿Por qué lo digo? Uruguay está haciendo grandes esfuerzos, más allá de las dificultades en tiempo y forma en la aplicación de la vacuna y el tema de la movilidad. Pero además el país no se puede meter en una campana de vidrio: vivimos en un continente donde los vecinos tienen una situación bastante grave, tanto Argentina como Paraguay y Brasil. Conservar algunas medidas básicas, como evitar aglomeraciones, o las repercusiones socioeconómicas serán a largo plazo.

2. Estamos en una etapa en la que aún no se ha decidido la inmunización en los niños y adolescentes. El retorno a clases será progresivo y escalonado, siempre pensando que no se puede descartar luego tener que dar marcha atrás y volver a no tener presencialidad. Pero yo espero que no aumenten los casos si se toman las medidas higiénico-ambientales correspondientes más la vacunación de docentes.

3. Será un largo período e inclusive está en discusión si la inmunidad de las vacunas será efectiva. Yo espero que antes de fin de año el país esté vacunado en el 70%. Pero estoy con la tesis de que el efecto rebaño será mucho más prolongado de lo que se piensa. Porque hay una mutación, la P1 está acá. ¿Será necesaria una tercera dosis? No se sabe, está en estudio. No hay experiencias aún en otros lugares. Se habla de la Pfizer, pero la mayor parte de la población acá recibió Sinovac. Hay una especulación que no es epidemiológica, sino económica.

Jaqueline Ponzo
Magíster en epidemiología, integrante del Guiad
Jaqueline Ponzo

1. Creo que no hay retorno posible. Hay un tiempo pasado, antes del COVID. Y habrá otro futuro, que no será igual al pasado. Cuando el virus deje de circular y el peligro de contagio sea muy bajo, cada uno de nosotros ya no seremos los mismos. Seremos distintos, ya lo somos. Esto no es un juego de palabras ni eludir la pregunta. Lo que trato de decir es que la pandemia se ha complejizado demasiado, y que antes pensábamos en el después simplemente como el tiempo en que podríamos volver a abrazarnos, cantar, ir al fútbol y olvidar el tapabocas. O sea, en la ausencia del virus o su derrota. Pero el después tendrá dolor ineludible, individual y colectivo. A nivel global es posible que hasta 2023 no se alcancen niveles aceptables de vacunación y esto interferirá en cualquier normalidad imaginable. Nuestra nueva normalidad será con COVID por mucho tiempo. No quiero ser apocalíptica. El ser humano es ante todo resiliente, y tenemos capacidad de sobreponernos y salir fortalecidos de esta crisis.

2. El agravamiento de la epidemia con el retorno a clases es un peligro potencial no despreciable. Pero los centros de enseñanza suelen ser lugares seguros, donde se pueden establecer protocolos y cumplirlos.

3. Uruguay ha tenido un excelente ritmo de vacunación. Si se mantiene, estará el 70% inmunizado a fines de octubre. Pero no hay que confiarse porque la vacuna no inhibe la circulación del virus. A medida que la población de adultos mayores vaya quedando inmunizada, vamos a notar ese efecto en la mortalidad, en su reducción. Esa mejora comenzaría en el invierno, puede estar notándose ya. Y sí: la tercera dosis puede ser necesaria.

Santiago Mirazo
Virólogo, docente e investigador de la Facultad de Ciencias
Santiago Mirazo

1. Va a depender de la cobertura de la vacunación cuánto más rápido alcancemos una inmunidad colectiva. Nos vamos a dar cuenta si empiezan a bajar las hospitalizaciones, las muertes y después el número de casos de forma sostenida. Seguramente sea gradual, y es esperable que para fin de año tengamos un escenario mucho mejor. Será una vieja normalidad con vestigios de una nueva, con cosas que van a quedarse, como el tapabocas y el teletrabajo. Y va a depender de un control global de la pandemia, ya que estará latente la amenaza de aparición de otras cepas que generen nuevos rebrotes por reducción de eficacia de las vacunas y que obligue a confinamientos temporales. Pero estoy confiado en que va a pasar, en un par de años la vamos a olvidar.

2. La apertura de cualquier actividad implica vigilancia del número de casos (en eso estamos bien plantados, porque tenemos buena capacidad de testeo) y una alta cobertura de vacunación, que los docentes tienen (70%), por eso tendrá un efecto muy reducido. El caso de los liceos es más complicado: la incidencia podría ser mayor porque los adolescentes transmiten mucho más el virus y no están vacunados.

3. El efecto se verá cuando lleguemos a duplicar la cobertura de población con dos dosis (más 15 días): con un 35% empezaremos a ver un cambio significativo en hospitalizaciones, muertes y casos activos, que será lo último que vamos a notar. La tercera dosis es muy probable. Se está estudiando la respuesta inmune de cada vacuna, pero ya sabemos que las inactivadas (como la Sinovac) no suelen tener una respuesta muy duradera. Y otra dosis serviría para compensar y controlar mejor las variantes que circulan.

Victoria Frantchez
Profesora adjunta en infectología
Victoria Frantchez

1. Lo primero que vamos a ver es el descenso en la cantidad de muertes, en los casos graves y los ingresos hospitalarios. Porque eso es lo que previenen las vacunas. Y probablemente empezará a suceder después de que los que ahora empiezan a darse las vacunas, reciban la segunda dosis y pasen 15 días. Ahí el sistema sanitario estará algo más holgado. Pero la mayoría de la población uruguaya está vacunada con Sinovac, que no previene la transmisión ni en mayor medida la infección muy leve y la asintomática. No es como en Israel, donde vacunaron a la gente solo con Pfizer, que previene la infección asintomática en un 70% y la infección leve en un 90%. Y, además, allá vacunaron con un estricto lockdown, lo que no sucedió en Uruguay. Después, en algún momento y con suerte, veremos la disminución en la cantidad de casos diarios. En la situación en que estamos de pandemia descontrolada, pasará mucho tiempo antes de que podamos notar una baja muy pronunciada en los casos diarios. Eso podría suceder si hay otras medidas para disminuir la circulación viral. Pero no con la vacuna, al menos a corto plazo.

2. El retorno a las clases provocará un aumento de casos diarios, sobre todo con la transmisión comunitaria descontrolada que tenemos en este momento en el país.

3. Como decía antes, en el escenario más optimista veremos una disminución de los casos graves y que mejore algo la situación del sistema sanitario. ¿Si será necesaria una tercera dosis? Bueno, no tenemos muchos datos de cuánto dura en realidad la inmunidad. La generada por la infección dura entre tres y ocho meses. Los anticuerpos que generan las vacunas son iguales o mayores a los de una infección natural. Ya hay algunos estudios que indican seis meses para las vacunas de ARN.

Andrés Ferragut
Ingeniero, integra el área de datos del GACH
Andrés Ferragut

1. Creo que el retorno a la normalidad va a llevar bastante tiempo. Lo importante precisamente no es ponerle plazos, sino que sea paulatino. Cada país tiene idiosincracias diferentes, así como mix distintos de vacunas con diferentes efectividades. Por lo tanto, no hay una receta concreta a seguir. Esta es la primera vez en 100 años que, como sociedad, nos enfrentamos a una epidemia de esta magnitud, y la salida la debemos encontrar con paciencia y sobre todo mucho cuidado para evitar rebrotes.

2. El tema educación es sumamente delicado. Veamos: por un lado el tiempo perdido es muy difícil de recuperar o subsanar a corto plazo (como si se pueden subsanar económicamente otras actividades que cierran o que podrían cerrarse). Por eso es que debemos abogar por el retorno a clase. Es verdad que la movilidad que conlleva, y las interacciones asociadas, representan claramente un desafío de aquí en más. Esperemos que -con un retorno medido y gradual- se puedan compensar los posibles aumentos de contagios con el efecto de la vacunación que existe en el país.

3. La vacunación contra el COVID-19 ya está haciendo efecto en el país, aunque eso no se vea en los casos totales porque no ha habido un parate fuerte que permita bajar los mismos. Pero sí existen indicios de que en el personal de salud se producen menos casos, y hay indicios de un descenso de la mortalidad en las franjas más vacunadas. Así las cosas, esperemos que para fines de este mes nos encontremos en un franco descenso, pero sepan que no podemos jugar todas las fichas a eso. De ninguna manera: hay que mantener las medidas individuales y colectivas todo lo posible.

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