El poder del perfil bajo

| Al promediar su administración, el intendente hace un balance donde destaca logros y promete más. Adeom y la oposición le apuntan duro al científico en el cargo de jefe comunal: dicen que es lento, ineficiente y ni siquiera manda.

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CÉSAR BIANCHI

Ricardo Ehrlich habla lento y pausado. Piensa lo que va a decir y a veces lo piensa más de la cuenta. Nunca dice nada que pueda resultar temerario o arriesgado; prefiere apelar siempre a la mesura. Es un científico en la piel de un político, y eso, a juzgar por su discurso, no lo incomoda: parece un avezado dirigente de larga trayectoria. Pero no lo es.

Este biólogo molecular, de casi 59 años, que fue preso y torturado en 1972 por estar "vinculado al MLN", es el intendente de la capital del país y lleva adelante el cuarto mandato frenteamplista consecutivo en la comuna montevideana. Debido a su perfil bajo, muchos uruguayos no saben quién es ni cómo piensa Ehrlich. Él, en cambio, se siente cercano a los montevideanos.

Sale en cámara sólo lo estrictamente necesario (no sea cosa de sobreexponerse), aunque no por eso elude micrófonos. No los esquivó el 24 de agosto, por ejemplo, cuando asistió a la inauguración de las salas velatorias del Servicio Fúnebre Municipal y algunos periodistas lo esperaron para entrevistarlo. No querían preguntarle por las remozadas salas funerarias, sino por el conflicto con Adeom, el gremio de municipales. Contestó las inquietudes: habló de "diálogo", "tolerancia", "negociación".

Ese día lo esperaban a las 11 de la mañana en General Flores 3820. Se bajó puntual del asiento del acompañante de un VW Golf blanco con chapa oficial. Recorrió unos minutos las salas hechas a nuevo y esperó a ser convocado para dar un breve discurso. Antes de él habló Hyara Rodríguez, directora de Acondicionamiento Urbano de la Intendencia, y él seguía sus palabras asintiendo, y presionando una mejilla con un dedo índice.

Cuando le tocó hablar reiteró varias veces la palabra "dignidad". Habló de empleados dignos, servicios funerarios dignos y del derecho a una muerte digna.

Se fue y nadie comentó ni siquiera en cuchicheos lo que había dicho. No parece muy factible que tras un discurso suyo alguien haga un comentario del tipo "¡pah, viste lo que dijo!". Quizás sea una cuestión de tonos, de estilos.

Chico sobresaliente

Ehrlich tiene pinta de haber pasado con "sote" todos los años de la escuela. De origen judío, hijo de padres polacos y con ascendientes desperdigados por Europa Central, pasó su infancia entre los barrios Porvenir y Cerrito de la Victoria. Recuerda algunas cosas: "El peso del barrio, el barrio era el mundo. Pasaba el tranvía y al llegar desde donde yo vivía a General Flores y Larrañaga… cambiaba la ciudad, comenzaba a ver los comercios con sus luces. Era todo un viaje".

Hoy administra esa ciudad que lo fascinaba de niño.

Otro "mundo maravilloso" era la escuela 137. Él se recuerda estudioso, tranquilo, y más entusiasta que talentoso para la práctica de deportes. En sexto, como era de esperar, Ricardo fue abanderado del pabellón nacional. No tiene claro si sus compañeros lo veían como un traga. Probablemente sí.

Ehrlich suele elogiar todo lo que le parece digno de loas. Y muchas cosas le merecen sus mejores superlativos, como por ejemplo, el liceo Dámaso: "Me tocó compartir una experiencia fabulosa, con una propuesta docente estupenda, integradora, que ayudaba a despertar, ayudaba a descubrir las capacidades de cada uno de nosotros".

Un día de su vida como liceal lo marcó. Fue cuando para un curso de orientación vocacional, le tocó llamar a Clemente Estable. Tenía 15 años y Estable lo atendió por teléfono y lo invitó a una entrevista en su despacho. Fue la señal que le faltaba para saber que lo suyo eran las ciencias.

A los 19 años, cuando estaba en segundo año de Facultad de Medicina, empezó con la militancia estudiantil, conmovido por la realidad que veía en asentamientos irregulares y en procura de mayor justicia social. "Empezamos a asumir compromisos y responsabilidades sociales, como hacen hoy muchos estudiantes. El año 67 fue un año de muchos cambios y a nivel estudiantil fue muy caldeado", dice el intendente de Montevideo en su despacho.

Hay dos teorías respecto al joven Ehrlich: una dice que era un muchacho de armas tomar y otra sostiene que, por el contrario, era un militante pacífico.

-¿Era de los violentos?

-No, no creo. Nunca me vi a mí mismo así. Y tampoco creo que esa sea la percepción que mis compañeros tuvieran de mí.

-¿Lo suyo era una protesta discursiva, entonces?

Ehrlich se toma unos segundos -varios- para pensar la respuesta. Y sigue:

-Sentíamos que podíamos cambiar el mundo. El mundo estaba cambiando y queríamos tener un lugar a ocupar en esa nueva construcción.

-El modelo a seguir, ¿era la revolución cubana?

-Creo que la figura del "Che" fue una figura muy fuerte en esa época. La muerte del "Che" sacudió muy fuerte, como el Mayo Francés de 1968 y las consignas de transformar la vida. Después, conflictos internacionales que de acá se seguían día a día como la guerra de Vietnam. Nos indignaba y nos preocupaba. Mientras, el país estaba viviendo cambios muy importantes: aumentó la conflictividad sindical, aumentó la represión, entonces se entró en un proceso de radicalización que sacudió a la juventud. Mi experiencia en el trabajo social hizo un cóctel muy particular con la situación del momento.

Fue detenido en 1972, cuando tenía 23 años. Fue procesado por asociación para delinquir, en esa época una figura jurídica común para quienes tenían "vinculaciones con sediciosos".

-Me detienen por estar vinculado al MLN, un vínculo político.

-¿En qué se manifestaba ese vínculo? ¿Y cómo logró vincularse?

-Yo dejaría eso para otra entrevista, cuando deje el cargo de intendente, para que yo pueda revolver más profundamente en mis propios recuerdos. Me detienen por mi vinculación con el MLN. Desde ese momento, sumado a la experiencia de la cárcel, y desde ahí en más hasta ahora, el MLN ha representado para mí una forma de vida. Me refiero a mi vínculo al MLN como opción política. Lo seguiré reivindicando siempre.

Estuvo 18 meses preso: en el Penal de Libertad, en numerosos cuarteles, en Cárcel Central.

-¿Fue torturado?

-Sí.

Mauricio Rosencof, hoy director de la división de Cultura de la IMM, ha recordado decenas de veces cómo se comunicaba con el hoy intendente de una celda a la otra por medio de golpes en la pared que los dividía. Incluso inmortalizó en un poema una anécdota que los une. Eran tiempos en que Rosencof era llevado con frecuencia a largos interrogatorios con torturas incluidas. Ehrlich le pidió a un guardia que le permitiera dejarle una fruta en la celda de su vecino, como gesto de apoyo.

Rosencof escribió que se trataba de una manzana y Ehrlich sigue manteniendo que era una naranja.

"Yo discutí con él la última vez y casi se la gano… En un momento dado me dijo: `tenés razón, en realidad era un licencia poética`. Y yo le contesté: `¡viste que yo tenía razón!`, y cuando me iba contento, me dijo: `¿te lo creíste?` Ni él ni yo sabemos qué fruta era, era una fruta redonda… Éramos vecinos del calabozo y en algún momento nos llevan juntos al baño e improvisamos ahí un lenguaje para comunicarnos. Conversábamos muchísimo, al punto de tener los nudillos rojos. Yo siempre ponía las manos atrás y me quedaban coloradas".

Para ese entonces, Ehrlich recibía frutas y cartas de su pareja, Ana María.

Exilio científico

Cuando fue liberado, en 1973, se fue a Buenos Aires, donde retomó sus estudios en Facultad de Medicina y comenzó a trabajar como técnico químico en una sección de investigación y desarrollo aplicado a la industria farmacéutica en el país vecino.

Pero las balas, también ahí, le picaron cerca: "Me tocó una de las primeras olas de represión contra los uruguayos y tuve que salir de Argentina. Años después me di cuenta que por un concurso de circunstancias e intervenciones de personas increíbles, zafé". Y se fue al exilio francés.

En Estrasburgo consiguió un contrato en un proyecto de investigación por unos meses, pero se terminó quedando cinco años. Además, llegó a la Universidad Louis Pasteur para realizar un posgrado de Magíster en Ciencias con opción bioquímica y biología molecular. Le preguntaron por sus antecedentes y Ehrlich se los contó verbalmente, advirtiéndoles que no contaba con documentos que avalaran sus estudios. Le dijeron que no importaba y lo inscribieron. Cuando consiguió los mentados papeles uruguayos, le dijeron que no los precisaban, que creían en su palabra. "Eso me marcó".

En 1979 obtuvo el título de Doctor de Estado en Ciencias Físicas.

Se casó con Ana María y tuvieron a Leticia, hoy de 26 años, bailarina diplomada.

"Éramos muy jóvenes y el mundo cambió. Todos los procesos que vivimos sacudieron mucho a las parejas. Me separé en Francia y ella volvió a Uruguay".

En 1987 él también regresó. Fue restituido en el instituto Clemente Estable, donde se reencontró con el destacado científico que le dio nombre a la institución. Fue auxiliar y se presentó en la Facultad de Humanidades y Ciencias.

Más tarde, junto a un grupo de colegas creó el laboratorio de Bioquímica y Biología Molecular de la nueva Facultad de Ciencias, dependencia que coordinó como profesor grado 5 del Instituto de Biología. Desde allí creó una maestría en Biotecnología. Y su espíritu innovador no quedó allí: participó en la creación del Programa de Ciencias Básicas (Pedeciba) y presidió la Comisión Sectorial de Investigación Científica de la Universidad.

El currículum vitae del intendente no habla de mitines, campañas electorales, interpelaciones parlamentarias o recorridas por el interior para pedir el voto. Sin embargo, es profuso en logros como resultados de investigaciones científicas. Incluso a nivel internacional: integró el Centro Nacional de Investigación Científica de Francia hasta 1997. Y desde 1990 a la fecha es el representante de Uruguay ante el Centro Internacional de Ingeniería Genética y Biotecnología de Italia.

En 1997 fue electo por unanimidad decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad, cargo que desempeñó hasta febrero de 2005.

Tres meses antes la vida de Ricardo Ehrlich había empezado a cambiar.

En noviembre de 2004 el tupamaro Julio Marenales se animó a sondearlo; le preguntó si se animaba a ser el próximo intendente de Montevideo. Ehrlich no recuerda qué le contestó, pero estima que no sería algo muy distinto de "¿vos estás loco?". Marenales, a quien conocía de las épocas de cárcel, ya preveía una reacción así.

El celular de Ehrlich, que solía sonar poco, empezó a estar más atareado en enero de 2005. Eran periodistas. Los rumores de que sería el próximo intendente de Montevideo ya no se podían soslayar. En realidad, se hablaba de él como candidato por el Frente Amplio, lo que equivalía a decir que el puesto era suyo como el propio Ehrlich reconoció en su despacho la semana pasada.

Mientras Ehrlich "intentaba comprender lo que estaba pasando", su celular volvió a sonar. Era Alejandro Zabala, asistente suyo en la Facultad de Ciencias y hoy secretario general de la Intendencia. "Ricardo, esto me parece que va en serio", le dijo. Y días después, Jorge Brovetto, el presidente de la coalición, le confirmó la sospecha de Zabala. El MPP pensaba en él mientras que Asamblea Uruguay buscaba un candidato propio.

Igual, contaba con un amplio respaldo. Era "el" hombre para zanjar discusiones internas. Le pidió a Brovetto para pensarlo y se fue a visitar a José Mujica al hospital donde estaba internado por una infección renal. "Hablamos como se habla con el Pepe: hablamos de la vida, del futuro, y en determinado momento le dije: `Pepe, y sobre eso de la Intendencia, ¿qué pensás?` `Eso es un problema tuyo`", le contestó, hermético, el ministro de Ganadería.

Cuando se le pregunta a Ehrlich quién finalmente lo convenció, interrumpe su secretario de prensa, Gonzalo Eyharabide. "Te convenciste vos, Ricardo", le recuerda. El jefe comunal, entonces, aclara que no podía rechazar semejante propuesta. "Era una nueva forma de asumir un compromiso con la sociedad y no podía decir que no. Iba para mi último año en mi segundo período del decanato y tenía todo pronto para volver al laboratorio… pero no podía decir que no".

Y no lo dijo. El 17 de febrero de 2005 la Convención Departamental frenteamplista, por unanimidad, lo proclamó candidato único a la Intendencia Municipal de Montevideo por el Encuentro Progresista-Frente Amplio-Nueva Mayoría. El 8 de mayo de 2005 ganó con el 60,7%.

En plena campaña, un anciano lo había parado por la calle para darle su apoyo y decirle que lo votaría. También le dijo: "mire que si me presento yo por el Frente también gano, eh". Ehrlich sabía que eso iba a suceder. Obtuvo 2,3% más de votos que Mariano Arana cuando fue reelecto en 2000, y eso a pesar de ser un perfecto desconocido para el montevideano de a pie.

Hoy gana 83.000 pesos como intendente municipal. Tras contribuciones al Frente Amplio y al MPP, su sector, se queda con menos de 50.000 pesos.

Todo color naranja

Hace unos meses, el presidente de Cutcsa, Juan Salgado, sostuvo que el intendente quería que todos los ómnibus fueran pintados de naranja. La broma alude al color que Ricardo Ehrlich eligió para identificarlo con la intendencia. También cambió el logo, que ya no es "Montevideo, tu casa" sino "Montevideo, de todos", con un techo sobre la letra M.

Esa frase es recurrente en el discurso que Ehrlich repite cada noche en alguna de las asambleas barriales a las que va a explicar de qué va eso del Presupuesto Participativo. Suele decir que hoy la intendencia está mejor porque la gestión se hace "entre todos". Se sienta frente al público, explica las bondades y deberes de su gestión de dos años y luego escucha los reclamos de los contribuyentes.

El 11 de setiembre Ehrlich y su gabinete fueron a rendir cuentas a los vecinos del zonal 6, convocados al Club Larrañaga. El intendente se paseó por la cancha de básquetbol, saludó a los visitantes, se puso a conversar con políticos de su gabinete y hasta se fue al fondo a saludar a los encargados de las hamburguesas y los chorizos que serían vendidos al final de la noche. El científico se portaba como un buen político. El presidente de la Junta Departamental, Gabriel Weiss, aficionado a salir en los diarios, le pidió al fotógrafo de El País una instantánea con el intendente. Faltaba más.

La mayoría de los integrantes del gabinete municipal se colocó detrás de una mesa larga donde estaban los principales oradores de la noche (el intendente en el medio, presidiendo), y comenzó la función. La presentadora agradeció la presencia del intendente "Erliz".

Él comenzó diciendo "Buenas noches vecinas, vecinos", latiguillo que repetiría en otros lugares. Se presentó como un ex vecino de esa zona y dijo que ahora seguía trabajando con ellos, "pero desde otro lugar". Dijo que estamos viviendo "un momento de reconstrucción de la sociedad" y que eso se hace, claro, entre todos. Dijo que la sociedad capitalina estaba desgarrada, que se ha ido deshilachando con el tiempo. Para cambiar eso es clave la descentralización, dijo.

Parece que Ehrlich habla y habla, pero no dice nada. No es tan así. Anunció algunas cosas a modo de balance: mostró un mapa con los 412 asentamientos que tenía la capital cuando él asumió y dijo que un montevideano cada nueve vive en uno de ellos; que la cifra de asentamientos irregulares se triplicó desde 1995 al 2005 y que muchos barrios se han "caído, tugurizado".

La comuna logró realojar 3.000 familias, pero es apenas el 9% de los que siguen habitando en cantegriles. "Es poquito, pero es algo". Para eso, destacó, se hizo un convenio con el Ministerio de Vivienda y se le solicitó un préstamo al Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Según el intendente, se atendieron 800.000 consultas en policlínicas municipales, 29.000 de ellas por violencia doméstica. Y dijo que gracias a los vecinos y su aporte al Presupuesto Participativo se construirá una institución llamada Comuna Mujer en Avenida Italia y Batlle y Ordóñez. Fiel a su paladar, también destacó el aporte a la cultura. "Cultura es el Solís, la Sinfónica, la Orquesta Filarmónica", dijo. Medio millón de personas fueron al Solís durante sus dos años de gestión. "En la crisis de 2001 se debatía si invertir o no en remodelar el Solís. Yo digo: más crisis, más cultura".

El autobalance siguió, siempre en el mismo tono monocorde que caracteriza al jefe comunal.

Se completaron dos tercios de la caminería rural de Montevideo (unos 200 kilómetros) en el marco del programa Montevideo Puesta a Punto I y a la brevedad se lanzará el segundo; anunció el manido Sistema de Transporte Metropolitano que se viene con tecnología inteligente y posicionamiento satelital de las unidades, y advirtió que sabe que habrá que ser paciente hasta que la gente lo asuma como algo bueno: "Cada vez que cambiamos una parada se nos arma un merengue grande, por lo que hay que hacerlo junto a los vecinos".

En su administración sumó 2.868 contenedores más a un total de 3.415, según decía Ehrlich mientras un power point confirmaba las cifras sobre una pantalla.

En la lista de virtudes que Ehrlich enumera cada noche en una asamblea barrial también está que al promediar su gestión, ya culminó el Plan de Saneamiento III y en 2008 iniciará el cuarto con un interceptor costero que verterá lejos de la costa las aguas residuales. "No se valora porque es una obra bajo tierra, enterrada".

El edil blanco Daniel Graffigna se ofuscó: "Pretendieron que se votara a tapa cerrada la fase cuarta del plan de saneamiento con un préstamo de 220 millones de dólares (del BID) y compromete el presupuesto de la ciudad".

Al propio Ehrlich, autocrítico, no le conforma la velocidad con que se realizaron las obras del Presupuesto Participativo: ya van 500, dijo el martes 11, mientras mostraba un mapa con 500 puntos rojos. Veintidós de esas obras fueron proyectos del zonal 6, señaló a los vecinos.

"Vinimos a compartir con ustedes lo que hemos venido haciendo y a asumir compromisos de cara al futuro. Esta nueva forma complementaria de Presupuesto Participativo es una herramienta para apoyar la participación ciudadana. Lo han asumido y hecho propio en las distintas zonas de Montevideo", evaluó.

Sus opositores no piensan igual. Álvaro Viviano, edil de Alianza Nacional, cree que uno de los grandes "debes" de la administración es, precisamente, la descentralización. "La gente percibe que no da respuestas efectivas, que hay descoordinación entre los tres ejes de la misma que son los centros comunales, las juntas locales y los concejos vecinales. La participación decae y pasa incluso con la promoción de algunos instrumentos como el Presupuesto Participativo. Esa participación no se traduce en una transferencia de poder real", opinó.

En el club Larrañaga la concejala Cristina Bulla dijo que el 39% de las casi 92.000 personas que viven en el zonal 6 lo hacen en hogares pobres. Se quejó por el estado "decadente" de algunas cuadras de 8 de Octubre, sostuvo que el alumbrado debe repararse, y propuso que el Barrido Otoñal se extienda a todo el año.

Una vecina, Norma Castro, insistió con que el barrido no funciona. Otra, Irma Regas, entregó un sobre y la locutora aclaró que no podía leer la carta porque el sobre estaba cerrado. Elías Morales también quiso hablar. Se presentó como un vecino de Malvín Norte, pidió permiso para "reforzar la visión" y se colocó otro par de lentes sobre los que tenía puestos. Por 30 segundos la asamblea dejó de ser aburrida.

El edil Graffigna, como Viviano, también dijo que la descentralización es todo un fracaso: "Cuando el intendente recorre los barrios presentando el Presupuesto Participativo los vecinos le piden que le poden los árboles, le junten la basura que está en la esquina y les cambien las lamparitas del alumbrado. Esas cosas las tienen que resolver los centros comunales y no las resuelven, y cuando va el intendente le reclaman por esas cosas".

En la noche del martes 11, la vecina Sonia Bujanic, le dio la razón a Graffigna con un par de rezongos al gobierno municipal. "Acá se habló de la poda de árboles. Yo pregunto: ¿por qué Malvín Norte no? ¿No hay gente para cortar árboles?". Mientras decía esto, Ehrlich, Weiss y otros sacaban apuntes. Ehrlich, además, asentía con la cabeza.

Pero Bujanic tenía otra inquietud: "Intendente: ¿cómo se manejan los horarios de los ómnibus? Le cuento lo que me pasó: venía en el 187 de Cutcsa, y su chofer-guarda venía manejando, dando boletos y hablando por celular. Con el nuevo sistema de transporte, ¿qué va a pasar? ¿Los ómnibus se van a manejar solos? ¿O por satélite?".

De paseo con el doctor

Tres días después, a las 9.30 de la mañana, Ehrlich bajó del segundo piso del Palacio Municipal y se subió al VW Golf. Su secretario de prensa, Eyharabide, iba en otro auto; está siempre con su jefe. Un funcionario le alcanzó los diarios del día y apenas si vio los titulares de las portadas y hojeó unas páginas de La República. Los devolvió sin más.

En camino al barrio Las Higueritas, Ehrlich explicó que suele entrar al municipio a las 9.30 y que en los últimos días, con motivo de la rendición de cuentas a los vecinos, nunca llega a su casa antes de las 23.

En los ratos libres sólo quiere estar con su familia. Su hogar está compuesto por su señora Verónica -una secretaria con formación en arqueología- la hija de ambos, Lucía, una liceal de 17 años, y los dos hijos de su pareja de un matrimonio previo. Dice que sigue manejando el mismo Fiat Uno bordeaux que tenía cuando asumió la administración y que se mudó para el centro, bien cerca del Palacio Municipal.

Escucha música clásica, va a la ópera, y cuando lee prefiere las ediciones digitales de las revistas científicas Nature y Science, en inglés. No ve Los Simpson porque no tiene tiempo de ver televisión, aunque a su familia le encantan. Le comentaron lo de su parecido con Flanders, el vecino bueno de Homero, pero él dice que se parece más a Groucho Marx. No es muy parecido.

Tiene tan pocos ratos libres que casi no va a la cancha a ver a Rentistas, el equipo del barrio donde creció, que hoy juega en Segunda División.

En los accesos comentó los aciertos de la descentralización, el paso lento de los realojos y mejoras de viviendas para la gente que vive en asentamientos, y lo mucho que cambiará la ciudad con la reforma de transporte. "Sacaremos el dinero de los ómnibus, eso puede servir para evitar robos. Y ahora la gente podrá saber por dónde va cada coche y a qué hora pasará por su parada", dice. Parece que uno de los secretos mejor guardados del país, por fin, dejará de ser tal.

Casi no se habló de Adeom, el gremio de funcionarios municipales. Días después diría que se le han atendido algunos reclamos, que siempre hay nuevos pero que, claro está, hay "diferencias de enfoque" entre la administración y el sindicato.

Él se comprometió por escrito a aumentar un 12% la recuperación salarial al 2007 y adelantar para el año que viene la recuperación del 16,5% prevista inicialmente para 2010. Pero hay puntos en discordia: Adeom dice que la recuperación salarial tiene que ser superior al 16,5% y que la suma adeudada tras el juicio que los trabajadores le ganaron a la Intendencia en 2005 todavía no se saldó.

Él respeta el gremio, dice, aunque esté gobernado por radicales, porque "lo eligieron los trabajadores".

Da la impresión que no le falta el respeto a nadie, que no levanta la voz, que no se enoja nunca.

La que sí se enoja es Mabel Lolo, referente del sindicato de Adeom. Ella dice que Ehrlich no negocia, delega las discusiones con el gremio a la comisión bipartita o lo remite a comisiones que no resuelven. "La administración te hace un alargue de tres meses hasta decirnos lo que quieren. Nunca discuten", dijo.

Lolo hace reivindicaciones: que la IMM no ha pagado el aumento del 2,1% por arriba del Índice de Precios al Consumo (IPC) acordado por convenio, que recién ahora se empieza a discutir el seguro de salud que vienen pidiendo desde 2002, que las discusiones sobre modificaciones salariales están interrumpidas… "Acordamos algo y después en el camino cambian, y eso destruye la relación, porque ya no les creés nada".

La sindicalista también se refirió al "estilo E": "El intendente da una imagen de bonhomía hacia fuera, pero creo que está totalmente dominado por su grupo político. El que resuelve es el aparato, no resuelve él. Se discute y decide en el seno de su gabinete". Lolo duda de si las decisiones de la intendencia las decide no solamente el MPP, sino el Frente Amplio en su totalidad.

Ehrlich defiende a sus directores de divisiones cuando se los cuestiona.

-Un periodista me dijo que usted tenía un gabinete pobre, porque las figuras se le habían ido para el gobierno nacional. ¿Qué opina al respecto?

-Una fuerza política que asume un gobierno nacional por primera vez y gana varias intendencias, tiene una gran exigencia. Es un período en que hay que abrir el camino a gente joven y a formar nuevos dirigentes, personas con capacidad de gestión y liderazgo. El equipo está mostrando lo que vale frente a la gente.

-Puede darse el lujo de promover figuras jóvenes porque cuenta con un respaldo popular impresionante en Montevideo…

-Más que el lujo, es una necesidad promover figuras jóvenes. El gabinete ha adquirido cohesión, y entiendo que está empezando a jugar de memoria.

Lolo y el edil colorado Aníbal Gloodtdofsky no creen que estén cerca de jugar de memoria. Por el contrario, estiman que los cambios en el gabinete que se han sucedido -Zabala por Heber Inchusti como secretario general, la renuncia de la ex contadora general Graciela Ottonello, y el relevo de Alejandra Ostria al frente de Desarrollo Ambiental- han dejado sin norte al gobierno municipal. La Intendencia de izquierda tradicionalmente estaba dominada por el Partido Socialista y la Vertiente Artiguista y ahora gana cada vez más espacio el MPP en la toma de decisiones.

Un gentilhombre

Ehrlich habla como un político de raza, pero se excusa por no poder calificar la evolución de su discurso, dice que quizás los periodistas lo ayudaron y que al principio puede haber sorprendido por su forma de expresarse tan académica. Algunos la preferían calificar como sencillamente aburrida.

Ediles de la oposición le endilgan que no sea un dirigente político y sugieren que se vería mejor entre tubos de ensayo. Gloodtdofsky dijo que es "un hombre ajeno a la política y a los temas municipales. Es un rara avis en el mundo de la Intendencia. Es un gran científico y la ciencia lo reclama", ironizó.

En la mañana del viernes 14, en el barrio carenciado Las Higueritas, reinaba un gran entusiasmo. Allí la comuna y el Ministerio de Vivienda realizan obras de mejoramiento, como parte del Programa de Integración de Asentamientos Irregulares (PIAI), con apoyo financiero del BID.

Eyharabide primero y Ehrlich después advirtieron que no habría caminata por el barrio, dado que había llovido y la calle sería un lodazal. Un allegado a Ehrlich comentó en voz baja que él y el ministro Arana no tenían inconveniente en ensuciarse los zapatos, pero la gente del BID no tenía muchas ganas.

La recorrida se hizo igual, casi espontáneamente. Entre gente pobre y contenta por el realojo en nuevas viviendas municipales pasaron la mañana Ehrlich y la arquitecta Verónica Helbling, funcionaria municipal a cargo de la Unidad PIAI, en lugar de festejar la llegada del año 5.768 en sus hogares.

En Las Higueritas se invirtieron dos millones de dólares en obras y ese día se firmó el contrato que registró el realojo de nueve de 27 familias del barrio. En total, las obras en caminería y saneamiento beneficiarán a 235 familias, explicó Helbling.

Karina Martínez, una de las agraciadas con nuevo hogar, llevaba un cuaderno donde en una hoja escribió el título "Preguntas al intendente". Ella quería saber si con el tiempo y pagando pequeñas cuotas los terrenos podrían llegar a ser de ellos, y en definitiva cuánto tendrían que pagar y cuándo, "porque somos gente pobre, ¿vio?"

"Eso lo sabemos y vamos a pensarlo y conversarlo con ustedes. Junto a ustedes", insistió Ehrlich, una vez más. Envalentonada, Martínez le preguntó si la calle que le da nombre al barrio, Las Higueritas, podía ser pavimentada. "Se verá, se verá", contestó.

La vecina se emocionó y dijo ante los micrófonos que quería agradecerle a Ehrlich y a Arana por el apoyo. El intendente, siempre proclive a extender los elogios, recordó que también era obra del Concejo Vecinal, la Junta Local, la Junta Departamental y el BID.

"¿Quieren ir a ver las obras de saneamiento?", invitó Ehrlich, como maestro de ceremonias. Durante el paseo por el barrio, una niña se le acercó y le pidió que de modo urgente pavimente esa calle que transitaba, porque ella quería patinar por ahí, y con el balastro no podía. El intendente prefirió preguntarle cómo se llamaba (Romina, le contestó ella) y recordarle que por ahí pasan camiones. Romina ya lo sabía.

Antes de firmar el convenio, Ehrlich hizo uso de la palabra. "Buenos días vecinas, vecinos", comenzó como siempre, como si fuera una cábala. Dijo que cada vez que llega hasta ahí los vecinos lo retan porque cuando él viene, llueve. Pero que esta vez se iría reconfortado, "con mucha fuerza y esperanzas".

"Seguiremos trabajando juntos, ustedes y nosotros. Entre todos". Era mediodía cuando todos aplaudieron.

A la noche, Ehrlich debía ir a rendirle cuentas a los vecinos del zonal 14 en el club de bochas Belvedere para explicar en qué iba eso del Presupuesto Participativo de cara a las elecciones de concejos vecinales del 28 de octubre.

Esa noche, con tono de pastor y su firme apariencia de incorruptible, seguramente dijo que quiere seguir construyendo un Montevideo… entre todos.

En el banquillo

En la Junta Departamental, la oposición cree que la administración Ehrlich está lejos de ser aceptable. "El ritmo es lento, tan lento que hasta el oficialismo capitalino le fue a hablar para que acelerara su administración", dijo la edila quincista Glenda Rondán.

"Ha sido bastante floja, no tiene rumbo", se lamentó el nacionalista Daniel Graffigna.

"No ha solucionado los problemas más urgentes de los montevideanos: recoger con eficacia los residuos, tapar los pozos y poner bombitas. Y tampoco ha revertido una situación económico-financiera complicada, fruto de haber afrontado los 40 millones de dólares del juicio que la Intendencia perdió con los trabajadores de Adeom", agregó Aníbal Gloodtdofsky, edil colorado.

Álvaro Viviano, curul blanco, cree que el intendente está preso de la interna política de su partido, que lo ha dominado y por eso "no da la impresión de tener el liderazgo en su gestión", dijo, coincidiendo con la dirigente de Adeom, Mabel Lolo.

La sindicalista se quejó del caos de funcionamiento de la Intendencia. "Todo se cambia sobre la marcha, no hay un procedimiento claro de cómo se hacen las cosas", agregó Lolo. "La gestión es lamentable, hay un descalabro, se ha perdido el aparato administrativo de la gestión. Está todo tan desvirtuado que cualquiera puede hacer cualquier cosa, sin que nadie asuma las responsabilidades de que las cosas se hagan mal o no se hagan".

Además, los ediles, que el lunes 24 votaron la rendición de cuentas de la Intendencia, se quejaron de la situación económico-financiera de la misma. Graffigna, incluso, lamentó que "la mayoría" de los pedidos de informes no son contestados.

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