Jaque Mate al patrimonio verde

Una plaga silenciosa ataca desde adentro, y pone en riesgo de muerte a una de las familias vegetales más queridas del paisaje nacional: las palmeras. ¿Qué tan grave es la situación? ¿Estamos a tiempo de salvarlas? Hablamos con el Ingeniero Agrónomo Andrés Vernengo, arborista internacional y referente en arboricultura urbana, para entender cómo se combate al enemigo invisible.

PALMARES DE ROCHA
Palmares de Rocha.
Archivo El País.

Desde hace un tiempo es posible advertir que algo raro está pasando en el paisaje de Montevideo, y más allá. Acostumbrados a la decorativa presencia de las palmeras en paseos, avenidas y plazas de la ciudad, empezó a llamar la atención la repetida imagen de ejemplares fuertes y robustos, repentinamente afectados, con sus enormes copas vencidas, las hojas de un color amarillo bronceado, y el tronco hueco por dentro, vulnerable, y con riesgo de caída. No por una sequía. Tampoco por la edad. Sí por el picudo rojo y su poder exterminador, un escarabajo invasor que ya devastó palmerales en Europa, Asia y Medio Oriente; y que llegó silenciosamente a nuestro país, hace poco más de dos años, posiblemente por el puerto, con alguna mercadería. Por lo menos así lo publicó Montevideo Portal, según declaración de la entomóloga Gabriela Grille. Si bien fue registrado por primera vez en Canelones, hoy ya son nueve los departamentos que detectaron su presencia. Si no se actúa a tiempo –no se sabe a ciencia cierta si lo estamos-, el daño puede ser irreversible; no solo en jardines y bulevares, sino también en los grandes palmares nativos, los de Rocha y los de Paysandú, un patrimonio vegetal de enorme valor ecológico, cultural y simbólico.

Para entender el daño que puede causar este pequeño y poderoso invasor, capaz de alterar para siempre el paisaje uruguayo, conversamos con el Ingeniero Agrónomo Andrés Vernengo Caulin, arborista certificado por la International Society of Arboriculture, y director de ProÁrbol, empresa pionera en la implementación de tratamientos de endoterapia vegetal a nivel local. Con más de dos décadas de experiencia en el manejo de especies ornamentales, Vernengo trabaja actualmente tanto en el ámbito público como privado, asesorando en planes de forestación, poda segura y preservación del patrimonio vegetal en ciudades como Montevideo, Punta del Este y Colonia.

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A la derecha, una palmera afectada. A la izquierda, capullos de picudo rojo.
Pablo Rivara.

–¿Qué tiene de particular esta plaga, y por qué es tan peligrosa?

–El picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus) es originario del sudeste asiático y come principalmente palmeras, aunque también puede afectar cultivos de banano y caña de azúcar. Es peligroso porque es gregario, lo que significa que actúa en grupo y tiene la capacidad de infestar y matar muchas plantas en muy poco tiempo. Sus larvas se alimentan del interior del tronco, destruyendo el tejido desde adentro, sin dejar señales visibles en las primeras etapas, lo que hace que el daño solo se note cuando ya es irreversible. Además, se reproduce rápidamente, y puede desplazarse volando a grandes distancias, facilitando su expansión y afectando áreas enteras, si no se mitiga y controla a tiempo.

–¿Cuándo y cómo llegó a Uruguay?

–Se registró por primera vez en el año 2022, en el departamento de Canelones. Si bien no se sabe con certeza cómo llegó, se estima que ingresó al país como polizón en alguna palmera ornamental importada, posiblemente infestada pero sin síntomas visibles. Este insecto puede vivir oculto dentro del tronco, lo que dificulta su detección durante el transporte.

–¿Todas las variedades están en la mira?

–Se sabe que el picudo rojo tiene debilidad por la palmera Canaria (Phoenix canariensis), pero se ha registrado su presencia en todas las especies de palmera más comunes del país, incluyendo la Washingtonia, la Butiá, la Yatay y la Pindó, aunque no con tanto frenesí. Esto demuestra que aunque algunas variedades son más vulnerables que otras, ninguna está completamente a salvo.

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Ciclo de vida del picudo rojo.

Ciclo del Rhynchophorus Ferrugineus

El picudo rojo presenta una metamorfosis completa al pasar por los estados de huevo, larva, pupa y adulto. Su ciclo biológico dura entre 3 y 6 meses. Las larvas (1) presentan una cabeza dura enrojecida y dejan un túnel con restos de la planta detrás de ellas. El período larvario lleva un promedio de dos meses. Las larvas maduras pupan en un capullo oval (2) que construyen con las fibras del interior de la palmera. La etapa de pupa dura unas tres semanas. El adulto (3) vive en el capullo varios días, completando la madurez sexual, antes de salir. Luego (4), tienen una etapa de una semana fuera del capullo antes de comenzar el período de oviposición que dura entre 8 a 10 semanas. La longevidad de los adultos es variable de 20 a 120 días, llegando a medir 5 cm de largo y 2 de ancho, aproximadamente.
Fuente: Plan de Contingencia de la Dirección General de Servicios Agrícolas del MGAP.

–¿Está fuera de control?

–Al principio se advirtió en los departamentos de Canelones y Florida, donde causó la muerte de más de 160 ejemplares, en una etapa temprana de la infestación. Desde entonces, la plaga se expande rápidamente, y en la actualidad ya está establecida en al menos nueve departamentos: Montevideo, Canelones, Maldonado, Florida, Flores, San José, Colonia, Lavalleja y Soriano. Por suerte, aún no se han confirmado casos en Rocha ni en Paysandú. Hoy, existe una creciente preocupación por la posible llegada del insecto a los palmares nativos de la región, debido a su alto valor patrimonial y natural, y por su proximidad con zonas ya afectadas.

–¿Cómo identificar un ejemplar enfermo?

–No es algo muy fácil, porque el insecto ataca desde el interior, entonces es muy probable que en las primeras etapas no haya señales visibles. La mayor parte de las veces, el daño se descubre cuando está muy avanzado, y ya es demasiado tarde para salvar el ejemplar. Sin embargo, se pueden identificar algunos signos tempranos en las hojas, como el decaimiento, una decoloración inusual, especialmente en la parte superior, o la presencia de líquido viscoso o mal olor en la zona central. Lo más evidente es cuando colapsa la copa, o se ve totalmente caída hacia un lado. Por eso es tan importante la prevención y el monitoreo constante.

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Ingeniero Agrónomo Andrés Vernengo Caulin, aplicando endoterapia a una palmera.

–¿Qué se puede hacer?

–Además de buscar la eficacia en el control de la plaga, se deben minimizar los impactos negativos de ciertos productos químicos para con el ambiente, las especies benéficas, como son las abejas y los pájaros, y con las personas. En áreas urbanas el sistema de aplicación de insecticidas se reduce a tratamientos mediante endoterapia (inyección al tronco para que el tratamiento se distribuya por todo el sistema vascular de la planta). Este sistema de aplicación es más seguro, ecológico y efectivo, pero requiere una mano de obra capacitada. Otra opción de tratamiento es fumigar mediante ducha; las trampas de feromonas; y el monitoreo con drones; para intentar detectar la infección a tiempo, aunque es muy difícil.

–En el caso de un particular, frente a una palmera infectada ¿cuál es el protocolo a seguir?

–El Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) no tiene un número telefónico directo para reportar infestaciones de picudo rojo, pero se recomienda llamar a un profesional, porque el insecto debilita internamente el tronco, sobre todo en la zona del cogollo, y eso puede hacer que la copa colapse repentinamente, poniendo en peligro a personas, vehículos o estructuras cercanas. Cuando se detecta a tiempo, muchas palmeras pueden recuperarse con un tratamiento mínimo, que consiste en dos inyecciones con un valor que oscila entre los 2.500 y los 4.000 pesos, con una protección de tres meses. En zonas donde la presión del picudo es muy fuerte, se recomienda una dosis adicional. Mientras que si el daño estructural es grande, se detectan galerías internas o cavidades fácilmente visibles en el tronco, o el cogollo está endeble, lo más responsable es retirarla por seguridad. Ello implica un gasto que oscila entre los 60 y los 120 mil pesos, dependiendo de la ubicación, pero se estaría evitando un mal peor.

–¿Qué tan difícil es combatirlo?

–Es una plaga de muy difícil control y erradicación, especialmente si no se actúa rápido, y no se siguen los protocolos técnicos adecuados. Su capacidad para esconderse dentro del tronco, la rapidez con la que se reproduce, y la facilidad de desplazamiento hacia nuevas palmeras, lo convierte en un enemigo complejo. En Uruguay, lamentablemente, se han cometido errores importantes que han dificultado la contención de la plaga. Desde problemas para crear una respuesta coordinada entre los municipios, las empresas y otros organismos, la demora en el retiro de palmeras con síntomas visibles facilitando la propagación, hasta la elección de productos químicos y sistemas de endoterapia poco efectivos, además de la falta de capacitación y control sobre las empresas encargadas de aplicar estos tratamientos. Se necesita un enfoque integral; si no, es en verdad muy difícil frenar el avance.

Dice Gerardo Monza:

En el interés de recoger la opinón de un viverista, hablamos con el ingeniero agrónomo y principal del vivero Monza. Según Gerardo: “tenemos muchas palmeras que aun están en tamaños pequeños y que creemos que están controladas, porque las estamos tratando cada 20 días. Pero sabemos que tenemos la plaga, la hemos visto. Es innegable que el picudo es algo muy difiícil de erradicar. Desde hace un tiempo ya, que no vendemos palmeras de ninguna de las especies, porque sabemos que aunque estén tratadas, pueden trasladar la plaga incluso a zonas no atacadas del país. Como viveristas estamos muy pendientes e informados sobre el tema, entendemos que tratar de mitigar este daño no es una cuestión de jurisprudencias sino de un trabajo en conjunto de parte de todos, incluso por parte de los propietarios, pero creemos que es un tema que atraviesa al país entero. Dado que hasta ahora parece que no se han registrado casos de picudo ni en Argentina ni en Brasil, la región tiene los ojos puestos en Uruguay, somos nosotros que tenemos la responsabilidad de contenerlo. Por eso, se reclama la formación de un Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) que plantee protocolos, una proyección de su expansión, planes de logística y acción para mitigar y controlar de manera conjunta a esta plaga, porque erradicarla es imposible. De hecho, en otras regiones del planeta en la que este escarabajo hizo estragos, aun siguen trabajando fuertemente para mantenerlo a raya. Con toda esta información proyectamos que esta lucha contra el picudo rojo va a ser larga, por lo menos estimamos más de 20 años. Por otro lado, también estamos viendo un poco más allá, pensando de qué manera vamos a sustituir las palmeras afectadas, que no resistan o no respondan a los tratamientos y que tengan que ser extraídas. Hay palmeras que han estado ahí por más de cien años, ¿qué va a pasar cuando tengamos que sacarlas? Esto va a cambiar drásticamente no solo el paisaje sino también muchos simbolismos que con su presencia representaban. viverosmonza.com.uy -Cel: 094 982 865. Ruta 67, km
35.900, Sauce, Canelones.

Gabriela Grille, Agrónoma y Directora del Vivero Departamental de Montevideo, afirma, que hasta la fecha en la que se realizó este artículo, no estaba confirmada formalmente la presencia del Picudo Rojo en Argentina ni en Brasil, aunque se vieron publicaciones en las redes sociales que hablan de su presencia en Minas Gerais. Aún falta una estrategia nacional, a ser definida por el Ministerio de Ambiente (MA).

NATURALEZA
Palmares de Rocha.
Archivo El País.

–¿Qué desafíos se enfrentan?

–Hoy la difusión sobre el picudo rojo es alta, la mayoría de la población está al tanto del problema, especialmente en las zonas donde ya se han detectado casos. Sin embargo, se observa una oportunidad comercial que enfoca los tratamientos como un servicio y no como algo profesional, comprometiendo seriamente los resultados. Por un lado, existe un importante desconocimiento en relación a la parte química del tratamiento. El Ministerio de Ganadería, Agronomía y Pesca (MGAP) aprobó formulaciones específicas para combatir al picudo rojo, pero las formulaciones disponibles en Uruguay (como el Benzoato de Emamectina e Imidacloprid), no fueron desarrolladas para aplicarse mediante endoterapia, provocando que muchos de los tratamientos aplicados hasta ahora, no hayan resultado eficaces. Por otro, se erra en la selección de los sistemas de inyección. Por citar un ejemplo, entre otras complicaciones, se utilizan cánulas que funcionan por gravedad, que no tienen la presión para poder distribuir la fórmula con la savia a lo largo de toda la palmera. Desde ProÁrbol, decidí importar un producto desarrollado en España especialmente, para garantizar una aplicación segura, eficiente y compatible con las palmeras. El producto estará disponible en Uruguay a partir de la primavera de 2025, y será aplicado mediante el sistema Ynject GO, el sistema de endoterapia más utilizado en España para el tratamiento del picudo rojo, con excelentes resultados. También, y en respuesta a esta situación, estamos lanzando ciclos de capacitaciones online que se activarán previo a la primavera, dirigidos a técnicos, jardineros y responsables municipales que quieran aprender sobre las técnicas correctas, los productos adecuados, y los fundamentos técnicos y académicos que respaldan un tratamiento exitoso. El objetivo es asegurar que las intervenciones realmente funcionen, y profesionalizar el control de esta plaga (www.arborista.com).

Lago del Parque Rodo
Rincones el peligro. Vista del Lago del Paque Rodo de la ciudad de Montevideo.
Juan Manuel Ramos/Archivo El Pais

La arquitecta paisajista y docente de la Udelar Inés Cadenazzi, lidera una campaña de información y prevención en su Instagram (@ines_cadenazzi). Allí, explica cómo ocurre el ciclo del picudo y afirma que “cada palmera que salvemos hoy será parte del paisaje patrimonial que dejaremos. El verano largo y seco de 2023, más la falta de heladas en 2024, propiciaron un clima favorable para su crecimiento. Si no lo frenamos, va a devastar a toda América”.

–¿Es real el riesgo de perderlas?

–Sí, el riesgo de perder nuestras palmeras es muy real, especialmente en el caso de las especies nativas que crecen en palmares naturales. Uruguay cuenta con ecosistemas únicos, como los palmares de Butiá en Rocha, Lavalleja y parte de Maldonado, que no solo tienen un valor ecológico altísimo, sino también cultural e identitario. El picudo rojo ya demostró su capacidad de adaptarse a diferentes especies, y si llega de forma masiva a estas zonas, los daños podrían ser irreversibles. A diferencia de las palmeras ornamentales en jardines o avenidas, estos grandes palmares no pueden ser monitoreados ni tratados uno por uno, lo que hace que la prevención y la detección temprana sean fundamentales. Además, la pérdida de estos ecosistemas significaría un impacto ambiental profundo: muchas aves, insectos y mamíferos dependen de las palmas nativas para alimentarse, refugiarse o reproducirse. Por eso, si no se actúa con seriedad y a tiempo, no solo estaríamos perdiendo palmeras, sino un patrimonio natural irremplazable que define parte del paisaje, y la biodiversidad del país.

–¿Qué podemos aprender de la experiencia en otros países?

–Hay muchas enseñanzas que podemos tomar de lugares como España, Italia y Medio Oriente, donde el picudo rojo causó daños masivos. Una de las lecciones más claras es que la reacción tardía tiene consecuencias graves. En ciudades españolas como Elche o Valencia, se perdieron miles de palmeras emblemáticas por no haber actuado a tiempo. En cambio, las estrategias que funcionaron bien fueron aquellas que combinaron prevención, monitoreo y tratamientos sistemáticos, coordinados desde el ámbito público y con fuerte participación técnica. También se aprendió que no basta con aplicar un insecticida: es clave usar productos compatibles con técnicas adecuadas de endoterapia, y hacer un seguimiento sostenido. En muchos casos, la formación técnica del personal y la concientización de la población marcaron la diferencia entre zonas que lograron controlar la plaga, y otras donde se desbordó.

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Ingeniero Agrónomo Andrés Vernengo Caulin.
Pablo Rivara.

–¿Es un momento clave?

–En lo personal, es preocupante ver cómo se cometen errores técnicos graves a la hora de aplicar los tratamientos; errores que podrían evitarse con más formación y responsabilidad. Si seguimos en este camino, es prácticamente inevitable que el picudo rojo termine arrasando con los grandes palmares nativos de nuestro país. Además, la pérdida de estos ecosistemas significaría un impacto ambiental profundo: muchas aves, insectos y mamíferos dependen de las palmas nativas para alimentarse, refugiarse o reproducirse. Por eso, si no se actúa con seriedad y a tiempo, no solo estaríamos perdiendo palmeras, sino un patrimonio natural irreemplazable que define parte del paisaje y la biodiversidad del país. La mayoría de estos palmares se encuentran en grandes extensiones de predios privados. (Existe una legislación, depende de los propietarios si la respetan o no). Estamos hablando de ecosistemas únicos que tienen un valor ambiental, cultural y simbólico inmenso. Perderlos no sería solo una tragedia ecológica, sería también una pérdida profunda para nuestra identidad. Por eso creo que hay que cambiar el enfoque: dejar de improvisar, y empezar a tomar respuestas integrales, con decisiones basadas en evidencia técnica, acciones coordinadas entre instituciones, y un enfoque a largo plazo. Esa es la dirección en la que Uruguay debe avanzar para no repetir los mismos errores.

SOS a los palmares

Con la creación del Ministerio de Ambiente, hubo temas que manejaba el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) que pasaron a la órbita del nuevo organismo. Uno de ellos fue el concerniente a la situación de los palmares nativos. Aquí algunos de los fragmentos extraídos de la propuesta del pase presentada al parlamento al respecto:
Por el artículo 25: “queda prohibida la destrucción de los palmares naturales y cualquier operación que atente contra la supervivencia (...). En la Ley Nº 9.872 de 13 de septiembre de 1939, se establecen normas respecto a la ecología en lo que tiene que ver con la protección de palmares (...). En los artículos 1º al 4º, se aboga por la “protección y contralor del Estado, de los montes o ejemplares aislados, de Cocus Yatay (Martius) y Palma Butiá (vulgaris)”, se prohíbe “la tala, arranque o destrucción total o parcial de tales montes o ejemplares sin previa autorización del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca; se declara ilícita la extracción, comercio o transporte de la miel de palma extraída de aquellas plantas”; y señala que “los propietarios, arrendatarios, ocupantes o medianeros, indistintamente, serán responsables del cumplimiento de las disposiciones de la presente ley”.
Este pasaje desde el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) al Ministerio de Ambiente (MA) en referencia al monte indígena o bosque nativo y palmares, se fundamenta también en lo que el Legislador estableció a la hora de creación del MA, según lo formulado en el artículo 293 de la Ley de Urgente Consideración (LUC), Nº 19.889.

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