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A puro corazón Julio César Méndez

Se la jugó. Dejó a Candy Gift, el favorito, por Latency, y juntos vivieron un momento único | Fue su segundo éxito consecutivo en el Pellegrini; en 2006 lo ganó con Storm Mayor

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PABLO NÚÑEZ

Fue su segunda victoria consecutiva en un Gran Premio Carlos Pellegrini (G. I), pero su festejo se pareció más al de alguien que por primera vez consigue lo que tanto anhela. Es que Julio César Méndez se había jugado una parada muy grande y que muy pocos entendían. "Sé que Candy Gift pasa por un excelente momento, pero voy a correr a Latency porque así me lo dicta el corazón", dijo el melense a Ovación, un par de días antes de la máxima competencia sudamericana.

Tal vez por tomar tal noble decisión es que la vida una vez más le regaló un triunfo inolvidable, similar al que ya había obtenido con el mismo caballo en el Latino de 2006 que se disputó en Maroñas. De ahí tanta locura luego de cruzar el disco y tanta bronca desatada previo a la premiación. "Pido perdón por el festejo que tal vez fue un poco desmedido, pero se trata de un Pellegrini. Además lo gané con el caballo que más quiero. Me jugué por él, pese a la rentrée, a la edad, a la largada desfavorable, y él no me dejó a pie. Una vez más me respondió y siempre le voy a estar agradecido por todas las satisfacciones que me ha dado. Sin dudas, es el mejor caballo que he corrido. Todo el mérito es de él. Yo sólo tuve que venir arriba suyo", dijo con su habitual humildad, mientras agradecía a cada persona que se acercaba para felicitarlo.

Tenía para elegir entre dos pesos pesados y eligió al más débil. Dejó a Candy Gift, el gran favorito, y se subió a Latency, al que todos le buscaban contras. "En carrera vino siempre muy bien. Al entrar al derecho lo saqué un poco hacia afuera y temprano en la recta ya me di cuenta que ganaba. Sólo lo esperé un poco más porque eran 2.400 metros. Pero cuando lo busqué salió con mucha fuerza. Lamentablemente lo tuve que castigar un par de veces para que rematara la carrera. Ahí demostró toda su vergüenza y calidad. Pero si fuera por mí ni loco le pegaba, porque es un caballo al que adoro".

Así Méndez vivió una tarde soñada. Ganó por segunda vez la carrera en la que todos quieren triunfar y por si fuera poco, con el caballo que más ama. Trasladándolo al fútbol, es como aquel jugador que sale campeón con el cuadro de sus amores. Por eso el melense no dudó en ubicar este momento en lo más alto de su experiencia profesional: "es la alegría más grande que tuve desde que llegué a la Argentina", aseguró con convicción, mientras una sonrisa grande como el corazón de Latency seguía instalada en su rostro.

Le ganó a la gran figura de la tarde

El destino quiso que el segundo fuera Puchet, al que condujo Jorge Valdivieso, el jockey que en el Pellegrini puso fin a su rica campaña y que durante varios pasajes de la reunión fue ovacionado por decenas de miles de espectadores. "Cuando pasé el disco me dijo que le había ganado a él y nos dimos un abrazo. Después le pedí disculpas. Me siento triste por su retiro, porque es mi ídolo y además mi amigo. Creo que teníamos Valdivieso para rato", sostuvo Méndez.

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