ELIMINATORIAS
Jugadores y técnico comparten la responsabilidad del mal momento celeste, pero hay algunas decisiones del entrenador que no se entienden.
Las bajas de medio equipo titular que tenía Venezuela, el empate 0-0 en casa ante Paraguay y hasta la caída de Ecuador a manos de Perú minutos antes de comenzar el partido por Eliminatorias le daban un marco especial a la visita de Uruguay a la vinotinto. Había que ganar, porque era la posibilidad de acceder a posiciones de clasificación directa. No solo no se hizo, sino que en el nuevo empate sin goles se jugó muy mal, peor incluso que ante los guaranís y en la doble fecha se sumaron solo dos puntos de seis disputados.
Sí, Uruguay sigue empeorando fecha a fecha. ¿Juego colectivo? Ninguno, ¿Brillo individual? Tampoco. ¿Rebeldía para ir por el gol empujando todo lo que hubiera adelante? Ni cerca. La responsabilidad es compartida entre el técnico Oscar Tabárez y todos los futbolistas que estuvieron en el campo, eso es indudable, pero hay ciertas cosas que cuesta entender. Acá van algunas:
No fue la mejor noche de la defensa, eso está claro. José María Giménez debe haber jugado uno de sus peores partidos, porque se llevó por delante a rivales y compañeros, aunque sobre el final tuvo alguna situación con su habitual buen juego aéreo que lo destacó, porque casi hizo un gol y salvó uno casi cantado al anticiparse a un venezolano. Sin embargo, la principal pregunta que surge es la conformación de la línea de cuatro inicial con Giovanni González por derecha y sobre todo, Martín Cáceres por izquierda. ¿Por que teniendo un lateral zurdo natural y de nivel internacional como Matías Viña jugó el "Pelado" y el campeón de América con Palmeiras fue al banco? Indescifrable, porque si el argumento es que Cáceres se puede adaptar a una eventual línea de tres (como la del segundo tiempo) no corre, ya que Viña hizo toda su carrera como zaguero por perfil izquierdo.
Cuando recién llegaron los futbolistas al Complejo Celeste apareció una foto de una charla entre Tabárez Federico Valverde. El futbolista explicó luego que hablaron sobre las distintas posiciones que ocupó en Real Madrid en el último tiempo y hasta cómo se había sentido jugando como lateral derecho. "Pajarito" ha jugado de todo, es verdad, pero siempre por el sector diestro. Nunca lo hizo por zurda. Sin embargo, Tabárez lo puso por la izquierda. Y pasó lo que se preveía: no funcionó. En el segundo tiempo hay una jugada que pinta lo que le cuesta a Valverde jugar a perfil cambiado. Se metió al área y al momento de hacer el pase final, lo ejecutó a tres dedos dejando la pelota en los pies de un rival.
Alguna vez un técnico explicó que no siempre los que mejor le pegan tienen que hacer los centros y como ejemplo ponía que el "Chino" Recoba hacía golazos de tiro libre pero no levantaba bien los córners. Lo que sí parece de Perogrullo es que los goleadores tienen que estar esperándolos y no ejecutándolos. Fue una afrenta a la lógica que Luis Suárez ejecutara pelotas quietas frontales y lanzara centros. Si fuera una ejecución directa está más que justificado, ¿pero el máximo goleador histórico de la selección haciendo envíos para los demás? Incomprensible, sobre todo porque hay otros buenos ejecutantes como Valverde, Torres, Vecino y Giovanni González.
Cuando jugaba en la Sub 20 Nahitan Nández hacía un buen doble cinco con Mauro Arambarri, no hay discusión. Sin embargo, su explosión fue cuando en Peñarol comenzó a jugar como volante abierto por derecha. Allí aparecieron los desequilibrios, los goles, las grandes actuaciones y el pase a Boca Juniors. Llegó a la selección mayor y Tabárez lo utilizó allí, por afuera, con muy buenos rendimientos gracias a su ductilidad en el manejo de la pelota como por su gran ida y vuelta. Ataque, repliegue, llegada hasta el fondo rival y centros. Todo eso aportó a la Celeste. Ante Venezuela, cuando Uruguay no tenía profundidad, Nández entró a jugar como volante interno por derecha. Y, obviamente, no pesó.
Quedan otras dudas luego de la doble fecha, como por qué Sebastián Coates no tuvo ni un minuto en una defensa que no dio garantías (por más que no recibió goles, es válido decirlo) cuando venía de ser elegido el mejor defensa del fútbol portugués. También por qué Nicolás De la Cruz no estuvo más tiempo en cancha luego de ver que ingresó y le cambió la cara a la ofensiva, transformando a Uruguay en un equipo monótono en uno que rompió líneas y metió al rival en su campo.
Estas dudas quedarán flotando en el aire. De lo que no hay ninguna es de que el rendimiento futbolístico de Uruguay es cada vez más chato.