Una mini guerra

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DANIEL ROSA

Cuando alrededor de las 15.15 se colgó oficialmente en el vestuario visitante del Estadio Centenario la formación de Nacional para enfrentar a Cerro Largo no hubo sorpresas. La oncena titular era la que se había anunciado, aunque sí hubo un cambio en la lista de suplentes.

La variante pasó casi inadvertida: Diego Rodríguez figuraba en lugar de Mauricio Pereyra. Los tricolores concentraron el viernes al mediodía y allí estaba el primero, pero no el segundo. ¿Qué pasó? No se debió a razones técnicas. Pereyra es un jugador en el que Gerardo Pelusso tiene grandes expectativas, a punto tal que lo ha definido como el próximo "Nacho" González. Lo concreto es que debió abandonar la concentración el sábado a la mañana para dejarle su lugar a Rodríguez al no tener contrato firmado. Por orden de quién es donde radica la controversia, porque Nacional argumenta que se lo llevaron sus representantes y estos que fue la institución la que le ordenó marcharse.

Nacido el 15 de marzo de 1990, Pereyra ya es mayor y tenía contrato de menor. Urgía entonces la firma del nuevo arreglo, que se había postergado. Ambas partes reconocen que había varios contratos de jugadores representados por Pro Fútbol, entre ellos el de Pereyra, que debían sentarse a negociar y que lo harían en forma conjunta.

El matiz radica en que Nacional afirma que en su momento se llegó a un acuerdo por el contrato de cinco jugadores, pero no de un sexto, y los empresarios dijeron que si no se llegaba a un acuerdo por todos no se firmaba lo de Pereyra. Como no hubo solución, el jugador no firmó.

La versión de los empresarios es distinta. Aseguran que no se acordó el contrato de Pereyra en virtud de que lo ofrecido no era lo que se pretendía para el jugador. "Nuestra principal bandera es defender al jugador y no vamos a ceder ante ninguna presión. Queríamos un contrato como debe ser y no pretendíamos más que el mínimo de un mayor", se dijo desde la empresa. "Nosotros no lo sacamos de la concentración. Tampoco nos corresponde, porque el jugador es 100% de Nacional. Nosotros sólo lo representamos. Con él hablaron el técnico y el gerente deportivo (Daniel Enríquez) y le dijeron que sin contrato no podía jugar, por lo que debía irse. El botija quedó destrozado. Deberían haber tenido la delicadeza de decirle que la firma de su contrato estaba complicada, pero que lo dejarían concentrado para en el peor de los casos jugar al otro día en Tercera, pero tampoco estuvo con la Tercera. Fue una medida de presión para que firmara". Desde Nacional, en cambio, se insiste en que la presión la ejerció la representación del jugador al querer arreglar un paquete.

La historia tuvo un final feliz. Pereyra firmó ayer a primera hora de la tarde su nuevo contrato con Nacional, por lo que podrá estar a la orden de Pelusso el domingo ante Defensor Sporting, si así lo desea, aunque desde que surgió este diferendo el juvenil no volvió a entrenar con el primer equipo. Seguramente hoy lo hará.

Precisamente, que se haya llegado a un acuerdo es otra de las pruebas que ofrecen los empresarios, pues se arregló lo de Pereyra y por el sexto elemento, ese que Nacional señala como la piedra del escándalo, aún no hay solución.

Un fax con las condiciones del préstamo y el transfer es lo único que falta para que Mauricio Victorino juegue en Nacional. En el último contacto que existió entre la comisión de contrataciones y representantes de Veracruz, los mexicanos aceptaron la propuesta tricolor, que consiste en una renovación del préstamo hasta el año próximo, haciéndose cargo de parte del sueldo pero quedándose con un porcentaje de los derechos económicos del futbolista. A su vez, Veracruz negocia con el jugador una renovación de contrato, cuyo vínculo actual finaliza en junio próximo. Asimismo, en el préstamo a los tricolores se incluirá una cláusula de salida si Veracruz logra colocarlo en Europa a comienzos del año próximo.