El viento sopla fuerte sobre la calle Urquiza. El camino muestra una ciudad, un barrio, una manzana, acopladas a la construcción de un estadio, que hace muy pocos días sumó a un nuevo aliado: el local comercial de ropa conocido como Tienda Nacional.
La entrada de la tribuna Atilio García en el Gran Parque Central (GPC) no da ninguna señal de que allí adentro, a muy pocos metros, haya un restaurante construido con vista de lujo a la cancha en, probablemente, la mejor ubicación de todo el predio. O por lo menos, en términos gastronómicos, se podría decir que la bienvenida no es el plato fuerte.
La carta de presentación es esa: la de un lugar que, pese a tener una identificación innata con Nacional, por el momento luce oculto, camuflado, y descuida su cercanía con los hinchas, que en muchos casos no están ni enterados de su existencia.
Ovación recorrió las instalaciones como un cliente más. Y sacó algunas conclusiones:
1) El servicio gastronómico cumple con su cometido de manera satisfactoria.
2) Los tiempos de espera sin reserva son largos.
3) Dos de los cuatro ascensores, que son la única vía para subir, no funcionan.
4) Faltan indicaciones.
5) Es importante llegar sobre el mediodía para no quedarse sin la opción del menú ejecutivo.
La experiencia
La fila para el ascensor es una de las primeras paradas. Todo aquel que quiera subir a disfrutar de la experiencia primero debe marcar el piso 3, que tampoco está señalizado. Luego, como en cualquier otra casa de comidas del mercado, uno se acerca y pregunta, o directamente puede sentarse. En el caso del Restaurant 1900 (debe su nombre a la inauguración del GPC), los clientes reciben la sugerencia del encargado, quien les recomienda hacer una reserva previa con 24 horas de anticipo porque a mediodía los lugares son limitados y el personal no da abasto.
“Tenés que esperar dos horas con suerte: una hora de espera, más lo que demora la comida. Recién en dos horas íbamos a comer”, larga un hincha que se retira a la pasada. Otros, que llegaron sobre el mediodía, pasan del almuerzo a la merienda sin prisa y siguen al firme sobre las cuatro de la tarde.
El mozo recibe a todos de una manera muy cálida. “Gracias, disculpas por la demora”, se excusa enseguida, mientras trabaja a cuatro manos. Otra persona se le acerca y con paciencia le explica: “Solo puede bajar por el ascensor”.
Como punto a favor, realmente se puede hablar maravillas del nivel de la comida.
El menú es variado y el costo promedio para dos personas es de $1.600 con bebida incluida. Sin embargo, es importante llegar temprano porque es altamente probable que, en un día de mucha demanda, sobre las 15:00 horas ya no dispongan del menú ejecutivo, una de las opciones más codiciadas.
Por fuera de las entradas, los platos más baratos son las ensaladas (humus, vegetales al wok, zapallo asado y aderezo de yogurt, y mix de verdes, cherry, ricota grillada, crotones y adereza de mostaza y miel) que se consiguen por $370 y el más requerido es el ejecutivo ($450), que incluye la preparación del día, una jarra de agua o vaso de refresco y un postre.
¿Qué más tiene que saber el hincha de Nacional que asista a este lugar? Que el restaurante, que abre de lunes a domingo inclusive, ofrece estacionamiento gratuito durante una hora para sus clientes. Eso sí: no cuenten con él los días de partido, salvo aquellos que compren un paddock, que hoy se vende por US$ 16.000 con entrada libre hasta diciembre de 2024.