El uruguayo Paolo Suárez, hermano de Luis, contó en una entrevista con la página web de la FIFA la historia de ambos, desde sus humildes orígenes hasta el estrellato en Liverpool y El Salvador.
Paolo es figura en el Isidro Metapán de El Salvador y está muy cerca de ser convocado a la selección de dicho país, del que está por obtener su nacionalidad
Sin embargo, no todo fueron sonrisas para el goleador, que estuvo a punto de dejar el fútbol y que en su momento rechazó una oferta de Peñarol por ser hincha tricolor.
Según contó, desde chicos el fútbol era la gran pasión de los dos hermanos en Salto, que se llevan siete años de diferencia.
"Nuestra rutina era levantarnos temprano y pasar todo el día afuera con la pelota. Sólo regresábamos a comer, cuando había, que no era siempre. El fútbol era lo mejor que nos pasaba, porque teníamos muchas carencias económicas", comenzó.
Ya en esas épocas, contó, Luis se destacaba tanto en el baby fútbol que su madre debía mostrar su partida de nacimiento para demostrar su edad.
"En su categoría hacía muchísima diferencia: mi mamá tenía que llevar su partida de nacimiento porque los rivales no creían que tenía la edad", reveló.
Sin embargo, por una lógica cuestión de edad el primero de los hermanos en destacarse fue Paolo, que comenzó su carrera en Basañez a los 17 años.
"Yo ganaba 300 dólares por mes. Le daba 100 a mi madre y me quedaba con 200. Con eso me iba a los bailes y a la discoteca. No dormía bien y me empezó a afectar el rendimiento. Mis padres se separaron, y no tenía a nadie que me dijera que me estaba perjudicando. Los que se decían mis amigos me incitaban a seguir con la fiesta", recordó Paolo.
"El fútbol se cansó de mí. A los 19 años mi representante me dijo que Peñarol me quería, ¡y yo le dije que no, porque era hincha de Nacional! ¡Estaba loco!", agregó entre risas.
Años después fue el turno de Luis, quien parecía seguir los pases de su hermano. Sin embargo, buenos consejos, un poco de mano dura y hasta una pelea entre ambos le hicieron cambiar el rumbo.
"Luis empezó igual, ganando mucho dinero… y a los bailes. Con mi mamá le tuvimos que poner mano dura, tuvimos discusiones e incluso una vez llegamos a los golpes. Yo veía que era un gran jugador, y me daba bronca que malgastara su talento. Por suerte, en esas salidas conoció a su mujer, que lo puso en su lugar. ¡Ahora nos agradece a todos!" afirmó Paolo.
Hoy la historia es diferente, mientras que uno triunfa en el Liverpool, el otro lo hace en el Salvador, país al que Paolo llegó de forma casi casual.
"Yo llegué a El Salvador por medio de un amigo, Leo (Leonardo) Rodríguez, que conocía a un entrenador. Al principio fue dificilísimo por el clima. Hacía mucho calor y sentía que me moría en los entrenamientos. Me costó como un mes adaptarme, pero cuando lo hice, empezaron a llegar los resultados", expresó Paolo, que pese a todo volvió a colgar los botines por un tiempo.
"Habíamos ganado un bicampeonato en 2008, y decidí ir para Holanda para ayudarlo a poner unos negocios. Yo sentía que no perdía mucho en dejar cinco meses el futbol y así lo hice. Luego regresé a El Salvador y retomé con el equipo", aclaró.
Sin embargo, la distancia no es fácil para el hombre del Isidro Metapán y mucho menos cuando juega Uruguay.
"En cada partido de Luis con la selección van todos al estadio. Si juega de visita o en la Copa América, se juntan para hacer asadito en la casa de mi mamá. ¡Me daba melancolía no poder estar con ellos o con Luis!".
"Escucho la radio uruguaya tomando mate para sentirme como si estuviera allá. Duele no verlo, soy el que más luché para que él fuera la estrella que es: lo llevaba a los entrenamientos, me peleaba, pasaba frío… Aunque también soy el más feliz al verlo triunfar".
Pero el destino puede guardar una sorpresa más para los dos: si Paolo finalmente juega por El Salvador, se podría llegar a dar un enfrentamiento entre los dos en Brasil 2014.
"Sería lindísimo. Tenemos un buen equipo, creo que podemos competir con Costa Rica por un cupo en la Hexagonal, y después lograr el boleto… no lo veo tan lejano", confiesa con optimismo.
Por último, contó que se viene un nuevo Suárez futbolista en la familia, su hijo, que a los cinco años ya la rompe.
"Me encantaría que fuera futbolista. Se muere cuando ve a Luis, me pide siempre ver sus goles por internet. Nació zurdo y ya a los 5 años baila a los niños de la colonia. Juega de 5 de la tarde a 10 de la noche. Ojalá salga tan bueno como el tío", terminó.