Enviado - Melo
El Ubilla se vistió de fiesta y solo faltó un ganador: el partido entre Cerro Largo y Nacional tuvo todos los condimentos. Adentro y afuera de la cancha. Cerca de 5.500 personas se arrimaron al estadio en una jornada gélida para alentar a los equipos de sus amores. Entre los ciudadanos melenses se encontraban fanáticos tricolores, como el equipo de baby fútbol que escoltó al plantel de Álvaro Gutiérrez en la entrada al campo, y también hinchas del arachán, que pretendían su primera celebración.
Tras una previa emotiva con los niños saltando de alegría por sacarse fotos con los jugadores, el trámite tuvo todo menos cariño. El partido subió en temperatura y eso derivó en ciertos gritos en la tribuna. Juan Ignacio "Colo" Ramírez y Mauro Brasil tuvieron un duelo especial con empujones varios en cada disputa aérea y hasta cuando la pelota no estaba en juego. Y lo mismo ocurrió entre Adolfo Lima y Gabriel Báez. Si de juego se trata, en el mejor momento tricolor los dirigidos por Ignacio Ordóñez tocaron un punto débil de la visita: la pelota quieta. Llegó el centro desde la izquierda y el cabezazo fulminante de Martín Gianoli para el 1-0 del local en 18’.
Lejos de claudicar, los de Gutiérrez fueron efectivos porque 10’ más tarde un centro de Báez, figura en el primer tiempo por sus arremetidas por la banda izquierda, terminaría en el gol de cabeza del Colo, que llegó a 13 gritos en el Uruguayo y se mantiene como el máximo artillero del torneo. Además logró una marca digna de recordar: llegó a 100 goles en el Campeonato Uruguayo contando los que marcó con Liverpool (83) y el tricolor (17).
Con el 1-1 en el marcador, ambos tuvieron chances: primero fue González el que reventó el palo y luego Santilli le ganó el mano a mano a Ramírez. En el complemento la iniciativa fue de Nacional y el local, que con el paso de los minutos veía con buenos ojos sacar un punto ante un grande, comenzó a poblar la zona defensiva para aguantarlo como sea.
El Guti lo intentó con los ingresos de Emmanuel Gigliotti, Franco Fagúndez, Facundo De León y José Alberti, pero el gol llegó con un pase de Baéz, que se la cedió a Diego Zabala para el 2-1.
Y la igualdad se dio en la agonía con la conocida ley del ex: Silveira ahogó el festejo con una tijera y aprovechando otro error defensivo.
En el local fue una jornada de sonrisas y el plantel se fue aplaudido. “¡Estamos contentos nosotros, eh!”, dijo un hincha en forma de provocación mientras el árbitro Ostojich se retiraba.
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