En una reciente reunión de directiva, hubo un dirigente de Nacional que le reconoció al vicepresidente Flavio Perchman que, en este período de pases, “hizo lo que tenía que hacer”: desprenderse de jugadores veteranos y apostar por futbolistas más jóvenes. “Hay un cambio medular en este período y el anterior”, admitió a Ovación ese directivo.
El pedido apuntó a un único fin y fue compartido por representantes de diferentes sectores políticos: “Bajemos la cantidad de jugadores, que sean más jóvenes”. Perchman ni lo discutió. Dio la razón con sus interacciones en el mercado y comenzó a planificar con un objetivo temporal: empezar a armar un equipo que, con ajustes, pueda llegar fuerte al 2026.
En esa búsqueda encontró un nicho que lo convenció: futbolistas colombianos de 25 o 26 años, con precio accesible y potencial de reventa. Un giro llamativo si se recuerda que, durante la campaña electoral del año pasado, el actual vicepresidente había advertido que los extranjeros “no habían hecho la diferencia” en Nacional. Hoy, aunque reconoce que hubo algunos desaciertos, intenta cambiar esa lógica.
“Sin ser excesivamente tácito, creo que hoy no volvería a buscar a dos figuras de 33 o 35 años”, reconoció en una entrevista con Ovación algunas semanas atrás. Y graficó el presente de los refuerzos con chapa extranjera con un semáforo: “Millán es verde, Otero es amarillo y Vargas rojo”.
Rómulo Otero, venezolano de 32 años, llegó con la expectativa de convertirse en pieza clave, pero no ha estado a la altura: apenas tres goles en 29 partidos. Hace algunas semanas, en directiva, se acordó renegociar su futuro a fin de año, aunque no se descarta que esto pueda ocurrir antes. Su salario es de los más altos del plantel y su rendimiento, hasta el momento, ha generado más cuestionamientos que aplausos.
El chileno Eduardo Vargas, en tanto, fue, para los dirigentes, un “fracaso” deportivo. No hubo reproches en lo profesional, pero sí por sus aportes adentro de la cancha. Se pactó con su representante el pago de dos salarios para que rescindiera contrato y se marchó a Audax Italiano.
El colombiano Diego Herazo, por su parte, tuvo un semestre marcado por una lesión en el pubis. Terminó su préstamo el 31 de julio y partió enojado hacia San Lorenzo. Sostiene que no fue tenido en cuenta por estar “vetado” y que esa fue, al menos en parte, la versión que le transmitieron allegados.
El nigeriano Christian Ebere regresó de su préstamo en Plaza Colonia tras un semestre correcto, pero sin brillar. Fue citado en la primera fecha ante Torque, pero no en el clásico. A sus 27 años, tiene contrato hasta diciembre de 2026 y aún no ha mostrado la versión que esperan de él.
Julián Millán es la excepción a esta tendencia y el ejemplo que entusiasma. Considera a Pablo Peirano como un “padre deportivo” por ser quien le dio confianza en Independiente Santa Fe y es uno sus principales pupilos.
El zaguero fue de menos a más y hoy es titular indiscutido. Nacional pagó US$ 700.000 por el 50% de su ficha y, con el diario del lunes, algunos creen que se quedó corto.
No en vano Independiente de Avellaneda estaba dispuesto a poner US$ 4,5 millones por ese porcentaje y el club lo desestimó.
Su compatriota, Juan Pablo Patiño, llegó hace tres semanas para reemplazar a Gabriel Báez y cubrir el lateral izquierdo. Titular en sus dos primeros partidos, sufrió más en el segundo con los ataques de Javier Cabrera, en un clásico para el olvido de todo el equipo.
Nacional pagó US$ 600.000 por el 70% y lo proyecta como una posible venta a futuro, aunque 117 minutos en cancha son algo escasos para juzgar su desempeño. “Aparte de la dinámica, tiene temple”, recomendó el “Patrón” Bermúdez antes de su llegada.
Por su parte, Patiño también dio referencias personales en su llegada a Montevideo: “Creo que soy un jugador que no tiene techo, que siempre va a querer seguir creciendo y mejorando. Dentro de mis sueños está llegar al seleccionado colombiano”.
Sobre sus características, explicó: “Una de mis virtudes es precisamente ganar la línea de fondo. Quiero centrar mucho, hacer muchos goles. Creo que me gusta bastante el último cuarto de cancha y voy a aprovechar los delanteros y los atacantes tan buenos que tiene el equipo. De mí esperen solo mucha actitud y ganas de lo mejor siempre”.
Hayen Palacios, por su parte, ya está al 100% físicamente. Participó de un amistoso interno en el Gran Parque Central el miércoles pasado y todavía espera por su primera convocatoria oficial.
Perchman lo sabe: la hinchada medirá todo por lo que pase en la cancha. Algunas apuestas resultaron y otras no. Pero en la interna de Nacional hay quienes sienten que de los errores se aprende y que este mercado, al menos desde la búsqueda, marcó un cambio de lógica.