Matan al fútbol

Hinchas de los dos equipos se enfrentaron en plena cancha

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EDWARD PIÑÓN / SILVIA PÉREZ

"Papá, yo no vengo nunca más". Con lágrimas en sus ojos, el niño no mayor de ocho años que portaba una bandera de Danubio y que le suplicaba a su padre una rápida partida a la seguridad del hogar, describió mejor que nadie la sensación de angustia, de dolor y de miedo que se mandó desde la cancha con la batalla campal que protagonizaron los hinchas de Nacional y Danubio.

Mientras decenas de madres danubianas pedían ayuda en forma desesperada desde la tribuna a los policías que permanecían como mero espectadores, en la cancha se había desatado una guerra total.

Con diez o 20 pegándole a uno que estaba tirado en el piso. Con otros rompiendo caños para tratar de partir en dos al que lucía la camiseta adversaria. Con hinchas cruzando de un lado al otro para tratar de arrancarle la cabeza de un puntapié al que aparecía tirado en el césped.

Fue una guerra. Nació por culpa de los fanáticos tricolores que se lanzaron al campo tras el pitazo final, aprovechando la rotura que tenía el tejido de su tribuna. Se robaron una bandera danubiana y encontraron la respuesta que querían tener, porque los fanáticos de la franja respondieron con la misma voracidad y violencia.

Ante la sorprendente pasividad de los policías, la lucha fue de un lado al otro de la cancha. Con hinchas corriéndose por todo el campo. Primero hacia un lado, después hacia el otro. Se tiraron proyectiles, se pegaron con todo lo que arrancaron.

En la vorágine entraron hasta los guardias de seguridad de Danubio, que primero quisieron calmar a todo el mundo y después terminaron arremetiendo contra lo que viniera.

Lo increíble es que la intervención policial llegó a los 15 minutos y sólo con once efectivos. Además, desde el entretiempo se sabía que el tejido estaba roto.

Al cabo del mismo, se supo que no hubo detenidos por estos incidentes y el jefe del operativo, Miguel Britos, más tarde dijo a Ovación que no podía hacer declaraciones.

DANUBIO. "¡Vamos a seguir jugando en Jardines aunque tengamos que hacerlo sin público! ¡No le vamos a dar ni una entrada más a los grandes!", enfatizó Arturo Del Campo, quien se excusó de no seguir hablando por la gran amargura que sentía.

"Le vamos a pedir cuentas a la ministra porque la policía estuvo inactiva y la gente de bien no puede estar esperando a ver si la policía hace algo o no. Nos sentimos responsables de lo que pasó en Jardines del Hipódromo, pero siempre es lo mismo. No da para más. Destinaron 120 policías para este partido y Danubio pagó 40 más para que no hubiera problemas. Estamos cansados de que no se actúe. Vamos a ir a la AUF. Basta de andar a caballo, que se ocupen de la seguridad de la gente que para eso le pagamos los uruguayos", dijo Héctor Del Campo.

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