A 12 años de dejar el fútbol uruguayo como jugador de Nacional, Israel Damonte (43) pegó la vuelta. Luego de una semana practicando, el argentino firmó este miércoles su contrato como entrenador de Boston River. El acuerdo quedó concretado tras un amistoso ante Juventud de Las Piedras, lo que le permitió al nacido en La Plata empezar a ver a sus jugadores.
El director deportivo Pablo Álvarez —compañero de Damonte durante su año y medio el tricolor— fue el primero que se comunicó con él para tener una reunión. “Me dijo que se juntaban con algunos entrenadores y que quería conocerme desde lo futbolístico como DT. Es una persona que conozco y tenemos una relación de amistad que hicimos en Nacional, pero nunca habíamos hablado de director deportivo a entrenador. Íbamos a hacer videollamada pero viajé para poder hablar en persona y poder conocer el club”, comenta Israel sobre su primer contacto con el club, momento en el que Jadson Viera ya había dejado el club para ir al tricolor.
En la charla, que también contó con la presencia de Juan Delgado, el cuerpo técnico, que incluye a Nicolás Alvite (asistente técnico) y Gastón Fauceglia (preparador físico) expuso su idea y los proyectos que habían liderado como, por ejemplo, en Huracán, donde había “muchos chicos jóvenes” a los le dieron “posibilidades en momentos difíciles del club”.
Respecto a lo que les planteó un club sobre el que se destaca el orden, expresó: “Me gustó la idea. He estado buscando un poco de orden, venía de algunas experiencias en Argentina con equipos que estaban en la tormenta. Son lindas para la carrera más allá de los resultados, porque es un fútbol prestigioso, difícil, y te prepara para todo; los partidos son guerras, peleás abajo con pocas armas, pero siempre hemos sido competitivos. Muchas veces estás esperando que eso llegue al oído correcto para tener la posibilidad de estar en un club más ordenado y me llegó de Uruguay, un país que me gusta mucho, con gente de fútbol que te da todas las herramientas dentro de las posibilidades”.
"Es difícil explicarle a un uruguayo tu estilo si no vio a tus equipos"
Antes de que los rumores de su llegada pasara a ser noticia, la lección de Boston generó algunos comentarios negativos por no comprender o compartir el estilo de Damonte.
Ante la consulta puntual de esta situación, la postura del argentino es clara: “Es difícil explicarle a un uruguayo tu estilo si no vio a tus equipos. Muchas veces tienen opiniones viendo uno o dos partidos y contra un equipo grande”, señala, y añade: “Es gente que viene haciendo bien las cosas, que te escucha y te elige, de lo contrario no hubiese llegado. Me imagino que la gente que decidió, tanto Pablo como Juan, que no solo se juntaron conmigo, tratan de buscar lo mejor para su club. No me gusta hablar de mí, pero vos tenés muchas formas de tener éxito en el fútbol, sobre todo como entrenador, no solamente es exitoso el gana o sale campeón. A veces el éxito está en mejorar al jugador, en cómo le fue después del paso por un entrenador, en ayudar a los jóvenes, en llevarse bien con los grandes, manejar el grupo. No es solamente el 4 -3 -3 o 4 -4 -2”.
En esta misma línea, opinó: “Siento que el entrenador es un conductor, yo no soy un entrenador que tiene una sola forma de competir, intento adaptarme teniendo una idea, tanto ofensiva como defensiva, dándole herramientas al jugador para que se sienta cómodo en cancha y para que el equipo pueda sumar. Esto es un juego, no es vida, no es muerte”.
"Es una linda posibilidad para dar lo mejor y poder ayudar a Boston, que confío en mí"
Si algo cambió de aquel Israel jugador al entrenador, es, en sus palabras “la experiencia”. “Cuando me fui de Nacional jugué ocho o nueve años más. Me fui en 2013 y era un jugador mucho más joven, no era un chico, pero estaba en una edad media, y me sirvió mucho en ese momento”, recuerda de su año y medio en el tricolor.
Hoy el otro lado del charco lo recibe con “con mucha más experiencia en otra profesión mucho más complicada pero también más maduro. Con ganas de seguir creciendo y venir a Uruguay es una linda posibilidad para poder dar lo mejor de mí y poder ayudar a Boston, que fue el que confió en mí”.
Luego de Huracán, Arsenal, Colón y Sarmiento, tendrá la oportunidad de trabajar con tiempo de cara a la temporada 2026, en la que El Sastre jugará Copa Sudamericana. Sabiendo que hay jugadores con posibilidades de salir tras ser una de las figuras del año como Agustín Anello, trabajan en la búsqueda de alternativas. Al momento el número de jugadores a la orden está bien para el DT, que tiene claro que hay varios que regresan de préstamos en otros clubes.
Su análisis de la primera final clásica y el planteo de Jadson Viera
La llegada del extricolor cayó justo en la disputa de un tipo de partidos que Israel supo jugar. El domingo pasado vio la primera final de la Liga AUF Uruguaya y destacó el planteo de Viera —a quien sucedió— luego de que este enviara a la cancha a Gonzalo Carneiro y Christian Ebere en lugar de Maximialino Gómez y el Diente López. “Uno no sabe la interna, muchas veces si estamos fuera no te enterás si un jugador está enfermo, cargado, si le dice ‘prefiero entrar en segundo tiempo’... Pero me parece que el planteo del partido estuvo bien, que lo jugó como una final, donde Nacional apostó a no complicarse, a buscar el error rival, lo provocó en dos ocasiones, metió jugadores rápidos, que estaban en esa búsqueda. El 2-1 inmerecido se da al final del primer tiempo, que con jugadores de calidad como son los Peñarol puede pasar”, analizó quien también resaltó lo anímico como un factor que le permitió a los de Diego Aguirre empatar el partido.
Para el capítulo dos, Damonte ve un partido en el que se trata de “arriesgar menos para no quedar expuesto”. En esta misma línea, dijo que “son difíciles de jugar pero los más lindos para poder vivirlos”.
"Fui un privilegiado al jugar este clásico, que me parece uno de los más grandes de América"
Como futbolista tricolor disputó cuatro clásicos. “El que más recuerdo fue el primero (Clausura 2012), porque estaba con muchas ganas de tener la posibilidad de ser un privilegiado de jugar este clásico, que me parece uno de los más grandes de América junto con River-Boca, de los más importantes, y tuve la suerte de poder jugarlo en varias ocasiones y además porque ganamos, se dio un partido con todos los condimentos, de empezar perdiendo el minuto, de darlo vuelta, de que te lo empaten y de ganarlo en el final”.
De aquel Nacional de Gallardo, que tenía a Cacique Medina, Scotti, Lembo, Bava y el Chino Recoba tiene un gran recuerdo. “Teníamos grandes jugadores, ellos también, Zalayeta, el Hormiga... eran clásicos con jugadores de jerarquía”, dice Damonte y concluye: “Me trataron muy bien y me hicieron sentir parte de la familia. Estuve poco pero fue intenso. Siempre traté de entregarme por completo. A veces podés jugar bien, otras mal, yo no era un lírico con la pelota, pero cuando entregás el corazón en la cancha y vas hasta lo último por la pelota, la gente lo valora”.
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