Un 13 de diciembre lo llamaron desde el teléfono de su papá, pero del otro lado de la línea no se oía su voz. Siendo un adolescente de 14 años, se encontró con un panorama verdaderamente incierto. “Ese fue el último día que lo vi”, cuenta Guido Sosa, que hoy usa el número 13 en la camiseta en honor a él, fallecido de un infarto en 2017, y que el domingo fue protagonista de la final del Torneo Competencia de la Segunda División con el gol del triunfo para Tacuarembó.

Formado en San José, pero con pasado en las juveniles de Peñarol, despuntó con una prestigiosa pierna zurda que lo ha convertido en un jugador creativo y que tiene encantado a Julio Fuentes, su actual entrenador. “Es un zurdo muy habilidoso, que sabe habilitar muy bien y llegar al gol. Trata de asistir a los delanteros”, reafirma el Vasco Santiago Ostolaza, que lo tuvo en Wanderers y compartió en Albion.

Pero, a pesar de estas luces, hubo mucho más sombras en la carrera de este joven futbolista (21 años) tras la pérdida de su máximo referente, que solo lo tenía agendado a él entre sus contactos. “Querés explicaciones y no las hay. Me hubiera gustado que me viera debutar, disfrutar de un cumpleaños más, una Navidad o un Año Nuevo, es duro”, reconoce.

También estuvo a punto de perder la vida en un siniestro de tránsito: “Tuve un accidente en moto contra un camión y estuve en CTI. Me llevó 50 días en el sanatorio y me hicieron cirugía en la cara, que me la fracturé casi toda. Fue peligroso volver al fútbol”.

Foto: El País.

A diferencia de Albion, donde jugó solo 32 minutos en todo el 2024 y estuvo por dejar el fútbol, en Tacuarembó está feliz y tiene la continuidad que esperaba. Vive a 500 kilómetros de su familia, con otros cuatro compañeros, en una casa de dos cuartos.

Ayer festejó por partida doble, porque su novia se recibió de Licenciada en Diseño de Interiores y él aún seguía procesando la satisfacción del título del Competencia y asegurar los playoffs en busca del ascenso a Primera. Solo el destino sabrá lo que le espera a futuro.