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Entrevista

Hamilton Ricard: los consejos a Cavani, sus chances de jugar en Nacional y Peñarol y la vida post fútbol

El exdelantero de la selección de Colombia y que se consagró con el Danubio campeón del 2007, se retiró del fútbol en 2013 y hoy trabaja como entrenador de delanteros.

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Hamilton Ricard
Hamilton Ricard

por Mariana Malek
Para los amantes del buen fútbol el pasaje del colombiano Hamilton Ricard por el fútbol uruguayo no pasó inadvertido: llegó a los 32 años a reforzar el equipo de Danubioque saldría campeón uruguayo y que estaba lleno de figuras como Edinson Cavani, Walter Gargano, Ignacio González, Carlos Grossmuller, entre otros. Era el franjeado de Gustavo Matosas, ese que derrochaba buen fútbol. Ricard aportó su experiencia y sus goles (anotó 15).

Se retiró en 2013, disputando en su carrera entre clubes y la selección de Colombia un total de 573 partidos y marcando 217 goles.

Hoy ese talento como artillero lo encuentra en un nuevo proyecto y sobre ese y otros temas conversó con Ovación.

-¿En qué está Hamilton Ricard en 2023?
-En este momento, arranqué hace un mes, estoy encargado más que nada de la parte de ataque de los delanteros del equipo profesional y de la Sub 20 del Atlético Huila, un equipo de la Primera División Profesional de Colombia.

-¿Cómo es ese trabajo?
-Cada día uno se levanta temprano y va al entreno con los chicos. El entrenamiento es planificado, estoy con ellos dirigiéndolos, motivándolos, corrigiéndolos. Les digo, movete de esta manera es mejor o de esta manera otra vez, cabeceá así o poné la cabeza de esta manera. Intento colaborar en la parte de ataque.

-Hace unos días trascendió que algo de eso habías hecho con Edinson Cavani cuando coincidieron en Danubio...

- El tema con Cava fue una anécdota, creo que él se la contó a un periodista colombiano. Cuando éramos compañeros, nosotros nos ayudamos mucho y en aquel momento, su juventud e ímpetu, con 18 o 19 años, me pidió un consejo para tener una mejor pegada y saber qué hacer. Lo practicamos durante un tiempo y gracias a Dios pude aportar un grano de arena a la carrera de Edinson.

Tito Ferro, Carlos Grossmüller, Edinson Cavani y Hamilton Ricard festejan un gol de Danubio en la última fecha del Apertura 2006 contra Peñarol.
Tito Ferro, Carlos Grossmüller, Edinson Cavani y Hamilton Ricard festejan un gol de Danubio en la última fecha del Apertura 2006 contra Peñarol.
Foto: Danubio FC

-¿Qué sentís cuando ves al nivel que llegó?

-No me sorprende. Como persona y exjugador de fútbol no me sorprende, porque lo conocí, lo tuve como compañero y sabía lo que iba a dar. En la juventud todos pasamos por lo mismo. Ese ímpetu de poder marcar, esa pausa que uno necesita para poder tomar decisiones en los momentos correctos, porque lo demás ya lo tenía incorporado como la potencia, velocidad y ganas de jugar al fútbol y comerse el mundo. Entonces faltaba esa pausita, tranquilidad para meter el pase preciso y estar en el momento donde es necesario. No me sorprende la carrera que ha hecho Cava, condiciones le sobran. Estoy contento de haber estado en un momento de su vida y haber podido como compañero, amigo y colega aportado algo para su beneficio.

-¿Cómo fue esa llegada tuya al fútbol uruguayo y qué significó todo lo que viviste como salir campeón con Danubio?

- Para mí, son momentos de tu vida. Todos son momentos de experiencia. En aquel entonces estaba en Colombia y me habían llamado para ir a Nacional. Fue Óscar Quagliatta con quien había jugado en Deportivo Cali, pero después hablé con algunas personas de Danubio. Me sedujo el proyecto, la forma de jugar de Danubio, todas esas cosas y llegué en el momento justo, con excelentes jugadores como (Walter) Gargano, Nacho (González), (Carlos) Grossmüller, mejor dicho era un equipo muy bien estructurado desde Gustavo Matosas al presidente (Arturo del Campo). Todo encajaba perfectamente y para mí fue muy honroso haber estado ahí y haber hecho parte de esa historia, como dejar un granito de arena en esa historia de Danubio. Son momentos que se me quedan aquí en la memoria y nunca se me olvidarán.

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Foto: Archivo

-Fuiste protagonista de un episodio polémico con Jorge Larrionda durante la final del Torneo Clausura 2007 que te valió varios partidos de sanción. ¿Cómo los ves a la distancia?

-Son momentos de calentura, de euforia. Nosotros tenemos a mil por hora las pulsaciones, no queremos perder y vemos las cosas de una manera distinta. Son momentos y de ellos también se aprende y no se repiten. En toda mi carrera nunca había tenido un episodio de esos con ningún árbitro en mi vida. Fue un episodio que nunca más volví a tener en ninguna parte del mundo, ni antes, ni después. Solamente fue ese momento y de todo eso se aprende, de lo bueno y lo malo.

-En algún momento comentaste que querías volver a Danubio algún día como entrenador, ¿te lo has planteado seriamente?

-Es una buena pregunta (risas). Algún día, vamos paso a paso. Sí, sería bueno, lo que pasa es que no es lo mismo jugar que entrenar; no es lo mismo dirigir porque ya no depende de ti, tú dependes de otras de otras personas que están dentro del terreno y hay que saber transmitir, ¿no? No está escrito que porque haya sido buen jugador, será buen técnico. Una cosa es recibir las instrucciones y otra cosa es darlas. Quiero ir poco a poco, lo estamos haciendo, lo llevamos bien y Dios quiera que en un futuro, ojalá, pueda darse y a beneficio del club.

-Hoy a Danubio lo dirige un ex compañero tuyo de aquella época, Coco Conde, ¿lo has visto?

- La verdad es que no lo he visto dirigir porque no lo sabía. ¿Hace cuánto está dirigiendo?

- Se retiró en noviembre y asumió la dirección técnica...

-Bueno, recién. Desde la distancia un abrazo al Coco, lo llamaré, le escribiré, hablaremos y le desearé lo mejor. Dios quiera que lo ilumine y le dé sabiduría para poder enseñar y transmitir a los jugadores todo eso que lo aprende uno, y más el que fue arquero, porque de atrás se mira el fútbol todo. Entonces, creo que es una buena elección y se den las condiciones, para poder llegarle a los jugadores que es lo más importante.

- ¿Te llamaron de algún otro cuadro uruguayo alguna vez después de Danubio?

-Siempre tuve chances de ir a Peñarol, Nacional y otros clubes, pero Danubio siempre estuvo ahí presente y eso es importante. Pero si hacés las cosas bien siempre habrá muchas opciones para que te hagan partícipe de sus proyectos.

-Tenés una trayectoria dilatadísima pasando por Colombia, Uruguay, Ecuador, Argentina, Bulgaria, España, Inglaterra y hasta China. ¿Dónde te sentiste más cómodo o hiciste los goles más importantes?

- Creo que son momentos de la vida que se disfrutaron. Imagínate cómo elijo si en el Deportivo Cali salí campeón dos veces y fui goleador del fútbol colombiano, me vendieron a Inglaterra; en la Selección de Colombia jugué Eliminatorias, Mundial, Panamericanos, Sudamericano, Preolímpico. Luego fui a Inglaterra (Middlesbrough) y jugué una final de la FA Cup contra el Chelsea, salí en los cinco mejores goleadores de la Premier League, hice goles impresionantes y siento que en cada lugar fui dejando esa huella buena. Decir cuál ha sido el mejor gol es muy difícil, porque en China, en Colombia y Danubio, también. Por ahí en la retina tengo uno que le marqué al Arsenal en el Riverside, el estadio de Middlesbrough, pero es difícil.

-Te retiraste hace casi una década, ¿cómo lo viviste?
-Hay que prepararse para la vida después de dejar cualquier deporte, ya sea fútbol, tenis o básquetbol. Porque hay personas que se meten en una burbuja de la que piensan que nunca van a salir y luego les pega duro. Yo siempre estuve consciente que el fútbol se iba a acabar algún día y que había que seguir viviendo. Cuando uno lo tiene claro y tiene unas bases bien, sabe de dónde viene y para dónde va, que en la vida hay tropiezos y no color de rosa, tiene arribas, medios y bajos, entonces cuando estás consciente, te da menos duro. Cuando tenés que hacer la fila en el banco o todas esas cosas que cuando jugás al fútbol alguien las hace por ti, también es lindo disfrutar de hacerlo porque disfrutas otra parte de tu vida, entonces hay que recibir todo eso desde un punto de vida diferente. Es chévere ver cómo se hacen esas cosas.

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