FIFA endurece lucha contra el racismo: multas millonarias y exigencia con fecha límite a asociaciones miembro

La FIFA dio a conocer esta semana la nueva versión de su Código Disciplinario, en la que profundiza su postura contra el racismo en el fútbol. En un comunicado enviado a todas las asociaciones miembro, establece medidas más severas y obligaciones concretas para los entes nacionales, que deberán adoptar las nuevas disposiciones antes del próximo 31 de diciembre de 2025.

La principal novedad es la incorporación al artículo 15 del procedimiento de tres pasos aprobado en el último Congreso de la FIFA en Bangkok, que habilita a los árbitros a detener, suspender e incluso abandonar un partido ante casos de abuso racista. A su vez, se empodera a jugadores, entrenadores y veedores para reportar inmediatamente estos incidentes.

Las sanciones económicas también se endurecieron: las multas por casos de racismo pueden alcanzar hasta los 5 millones de francos suizos (más de 5,5 millones de dólares). Además, la FIFA se reserva el derecho de apelar decisiones ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) en casos de racismo y de intervenir cuando una asociación no investigue o sancione debidamente los hechos, según su consideración. Esto quedó formalizado en los artículos 30.6 y 30.8 del nuevo reglamento.

Otro punto clave es la exigencia para las asociaciones miembro: deben incorporar en sus propios códigos disciplinarios las nuevas disposiciones contra la discriminación antes de fin de año, y enviar las versiones adaptadas a la FIFA. En caso de no cumplir con este pedido, se podrán recibir sanciones.

Las entidades también están obligadas a impedir el ingreso a los estadios a personas sancionadas por conductas racistas y, en caso de reincidencia o gravedad, podrán recibir sanciones como pérdida de puntos, partidos a puertas cerradas, exclusión de torneos o perder la categoría.

Foto: AFP

Finalmente, la FIFA promueve que los clubes y federaciones desarrollen planes integrales para combatir el racismo, que incluyan campañas educativas, políticas de seguridad y alianzas con ONGs y expertos.

Con estas medidas, el organismo rector del fútbol mundial busca dejar un mensaje claro: el racismo no tiene lugar en el deporte y las federaciones que no actúen en consecuencia deberán enfrentar consecuencias concretas.