Trabajar con parientes no suele ser sencillo. Raúl Möller y su hijo Ricardo son la excepción que confirma la regla. Ricardo es el ayudante técnico de su padre desde hace un año y medio y ambos dicen estar muy felices trabajando juntos. La exitosa campaña de El Tanque Sisley en el Apertura, les da la razón.
A poco de comenzar el torneo los Möller tenían solamente 12 futbolistas en el plantel. Y entrenaron 15 días con ellos. Sin embargo, la campaña superó las expectativas. El objetivo era sumar 20 puntos y consiguieron 10 más. El Tanque terminó cuarto en la tabla del Apertura y sus pocos hinchas fueron testigos de la mejor campaña de la historia.
Padre e hijo se refieren al grupo a la hora de buscar una explicación al éxito. "Acertamos y tuvimos suerte al incorporar muchachos con trayectoria. Como íbamos a arrancar peleando en el fondo de la bolsa, no podíamos incorporar juveniles. Cosa que si la mano no venía bien los jugadores de trayectoria tuvieran la serenidad de revertir las cosas", explicó Raúl, quien reconoció, a su vez, que no imaginaba al comenzar que iban a terminar tan bien. "Estamos muy contentos y muy agradecidos al grupo", agregó.
"Para mí la clave fue el grupo. Si bien se armó tarde y a muchos no los conocíamos como personas, siempre dejaron el máximo en cada entrenamiento, más allá de los inconvenientes que tuviéramos que enfrentar. El grupo se puso las pilas de entrada", afirmó por su parte Ricardo.
Raúl también hizo hincapié en la forma en que funcionó el cuerpo técnico integrado por el profesor Javier Noble, el entrenador de arqueros Javier Menéndez y su hijo. "Que mi hijo trabajara conmigo estuvo siempre presente. Por suerte ha abrazado la profesión con muchas ganas y para mí es una garantía. Tiene el carácter necesario para la función. No se involucra demasiado con los futbolistas y eso que fue compañero de varios de ellos y a otros los enfrentó. Mantiene siempre el respeto. Y es más duro. Más duro que yo. (Se ríe). Todo eso complementado con la parte informática, el estudio de los rivales y los trabajos en la cancha", dijo Raúl sobre su hijo. "Hay quien cree que lo llevo porque es mi hijo y lo hago por su capacidad", agregó. "Más allá de que reconozco que es muy grato trabajar con él a diario".
"Lo más saludable de todo es que no tiene ninguna aprensión ni pudor en decirme si me equivoqué. Cosa que, de repente, otro colaborador por la trayectoria de uno, lo piensa o lo insinúa, pero no me lo dice. Ricardo es sin anestesia", dijo Möller padre.
"Lo mejor de mi padre es que sabe escuchar. Más allá de que a veces toma las opiniones y a veces no. El es la cabeza del equipo, el referente y quien toma las decisiones. A mí me deja trabajar con libertad: hago trabajos específicos de cancha y opino en todo lo que tiene que ver con el plantel. Me siento muy cómodo", dijo Ricardo.
A la hora de buscar semejanzas entre los dos, Ricardo arrancó con una broma: "como jugadores pegábamos mucho los dos. Je". Luego se puso serio. "Nos parecemos en el carácter. Somos estrictos, a los dos nos gustan las cosas derechas", afirmó. Su padre comparte sus opiniones y seguramente tiene mucho que ver porque lo crió de esa forma. "A la hora de trabajar se trabaja, después del entrenamiento hay espacio para hacer una broma o estar distendidos. En El Tanque teníamos una máxima: `El que no corre no juega y el que no juega, no juega`. Para mí es así y lo aplicamos de principio a fin. Algún futbolista se fue y algún otro no jugó. Por suerte, el mismo grupo marcaba al que no cumplía. Todos queríamos salir adelante. Sobre todo cuando nos prendimos arriba", explicó Raúl.
RICARDO
El jugador. Comenzó a jugar en las formativas de Bella Vista. Debutó en Primera a los 20 años de la mano de Martín Lasarte. También defendió las camisetas de Basánez, Cerrito, Peñarol, Puerto Mont (Chile), Juventud de Las Piedras, Rampla Jrs y Progreso.
El técnico. Sus primeros pasos fueron en el colegio Elbio Fernández. Arrancó con el "papi fútbol" y hoy dirige las categorías sub 13, sub 14 y sub 15. Es el ayudante de su padre hace un año y medio.
RAÚL
El técnico. Dos meses después de colgar los botines en Sportivo Italiano en 1986, se hizo cargo de Progreso. Un año después fue Campeón Uruguayo con Defensor. También dirigió Nacional, Central Español, otra vez Defensor Sporting, Juventud, Progreso y El Tanque.
El gerente. Fue gerente deportivo de la AUF desde 1993 a 1997.
Formativas. Fue coordinador de juveniles en River Plate y Peñarol.