Las cuentas quedaron saldadas después de la campaña electoral. Hoy ya no hay un desvelo popular por ganarse el voto de los socios, sino que, por el contrario, las aguas permanecen calmas y hay quienes se animan a citar una frase que alguna vez utilizó el presidente de Peñarol, Ignacio Ruglio, para graficar, con optimismo, el presente que atraviesa la directiva de Nacional: “Los problemas están enfrente”.
Ya no está más aquello de la campaña electoral que enfrentaba a sectores -previo a una votación que terminó muy dividida-. Ya no hay divisiones con tinte político y que hasta distanció a algunos dirigentes de otros. Y, como sucede siempre en política, ya no hay respuestas aseguradas a todas las consultas periodísticas, como sí pasaba en pleno auge electoral.
Las elecciones en Nacional pasaron y, a nueve meses exactos de la asunción de Ricardo Vairo y Flavio Perchman, los egos dirigenciales mengúan hacia señales de convivencia que se exponen en, por ejemplo, un reciente café que juntó a los expresidentes José Decurnex y Eduardo Ache hace unos pocos días.
Según supo Ovación, el ingeniero fue el que tomó la iniciativa de juntarse con el economista, quien lo llegó a tener conceptuado como el “mejor presidenciable” posible, allá por el 2018, cuando lo apoyó para candidatearse en Nacional. El tiempo los distanció, pese a que Ache, lejos de reconocerlo, intentó minimizarlo cuando dio una entrevista a este medio el pasado diciembre: “Cada uno es un individuo. Y cuando pienso que alguien tiene las condiciones y trato de que sea candidato en Nacional, no es pensando en que después va a ser funcional a mí”.
Los socios tricolores decidieron y ambos volvieron a reencontrarse en una directiva tan particular que cuenta con tres expresidentes (ellos dos y Alejandro Balbi).
Desde entonces, es cierto, los pases de factura no han pasado desapercibidos entre algunos actores, que incluso cuestionan el proceder de Decurnex y creen que no hay un “escenario de retorno” a su rol inicial como ferviente opositor, ya que, entre otras cosas, ha cuestionado duramente en la interna el anteproyecto del Gran Parque Central, cuya primera mención fue aprobada por unanimidad en la directiva. “Debe pasar mucha agua debajo del puente para aprobarlo”, dijo.
Los cuestionamientos, sin embargo, no partieron de Ache, quien parece compartir ciertos lineamientos y en su momento se opuso a reinaugurar el GPC, ya que consideraba que el club tenía un endeudamiento que no le permitía darse el lujo de realizar la obra.
Hoy, las principales suspicacias también están relacionadas a la pata financiera. ¿Están dadas las garantías necesarias para embarcarse en un proyecto de más de US$ 90 millones aun cuando Nacional tiene un pasivo de US$ 40 millones?, se preguntan Ache, Decurnex y compañía.
Mientras que, desde el frente oficialista, consideran que si bien es “ambicioso”, son optimistas en que “se puede hacer” y también repiten que es un “buen momento” para ponerlo en consideración. El espaldarazo de la Comisión de Patrimonio y Obras fue, en este sentido, el envión necesario que esperaban para trasladar el másterplan a la directiva.
“Ya hay una empresa brasileña interesada en invertir en el proyecto del GPC. Es la misma que invirtió en el Allianz de San Pablo”, dijo el vice Flavio Perchman hace un mes en El Espectador, en relación a un grupo de representantes brasileños que estuvieron de recorrida por el estadio junto al presidente de la AUF, Ignacio Alonso, a mediados de junio.
Ache, Balbi, Decurnex y Perchman fueron, por diferentes razones, los ausentes de la última reunión de directiva, en la que el tema del estadio volvió a estar sobre la mesa, aunque esta vez por otra razón: la instalación del césped híbrido en diciembre. Previamente, los dirigentes ya han intercambiado sobre el másterplan que, posteriormente, deberá ser aprobado en una asamblea de socios. Las principales dudas se concentran en las vías de financiamiento.