ESPAÑA

Y llegó el día del que tanto se habló durante la última semana. Atlético de Madrid reibio a Barcelona por LaLiga y lo vencíó 2-0 con gol y asistencia de Luis Suárez. A los 23' le puso el pase a Thomas Lemar para abrir el marcador y a los 44' definió cruzado para convertir el suyo.

Fue la revancha personal de Lucho, esa que casi todos esperaban se tomara, porque hasta los hinchas de Barcelona que recuerdan su dolorosa salida —que en definitiva terminó costando también la de Lionel Messi un año después— y están muy disconformes con lo que está haciendo el técnico Ronald Koeman entienden que ha sido un acto de justicia este que ha hecho el Pistolero.

Diego Simeone sorprendió con el dibujo táctico de su equipo: línea de cinco (José María Giménez como uno de los centrales) en el fondo, cuatro volantes y solo Suárez como punta neto. Con esta postura Atlético le cedió la pelota y la iniciativa a Barcelona, con el objetivo de lastimarlo de contraataque. El problema fue que en los primeros minutos el colchonero tuvo muchos metros para recorrer desde donde recuperaba la pelota hasta el área rival.

Por eso durante los primeros 20 minutos Suárez prácticamente no entró en contacto con la pelota. De a poco el colchonero se entró a asentar en el partido y, ante un Barcelona que no podía profundizar (Josema le ganó varias veces el mano a mano a Depay), empezó a llegar. Primero Lemar y luego João Félix avisaron, hasta que a los 23' cayó el gol  luego de un gran pase de primera de Suárez a Lemar, quien definió fuerte y cruzado.

Casi inmediatamente el Pistolero pudo dar el golpe de gracia, porque a los 27' recibió en el área y de primera sacó un derechazo rastrero, cruzado y combado que se fue al lado del segundo palo. Pero tuvo su revancha y entonces no falló.

A los 44' recibió en el área, se tomó el tiempo necesario para ver dónde iba a poner la pelota y la mandó cruzada para anotar. Era su momento, ese en el que quería hacer explotar su grito de rebeldía luego de lo que fue el "desprecio" que —como él mismo dijo— le hizo Koeman. Sin embargo, su corazón culé pudo más y, como había prometido, no lo gritó. Juntó sus manos, cerró los ojos y pidió perdón. Por supuesto que se lo concedieron.

En un segundo tiempo chato, producto de que Atlético solo quería mantener la diferencia y de que Barcelona no tenía el poder ofensivo para inquietar, Lucho tuvo poca participación. Se fue reemplazado a los 72 minutos y recibió la ovación del Wanda Metropolitano.

Luis ya había hecho su trabajo con una asistencia y un gol. Y luego de concretado el triunfo, el problema ahora es de Barcelona; o más precisamente de Ronald Koeman, ese que lo echó en agosto del año pasado y al que él le dio un empujoncito para que se marche.

El choque entre colchoneros y culés es uno de los partidos más esperados de la temporada española, pero hay otro partido paralelo que se juega: uno entre Luis Suárez y Ronald Koeman.

Luego que el técnico decidiera prescindir de los servicios del Pistolero, tercer máximo artillero en la historia del club catalán, Suárez recaló en el Atlético y lo condujo al título de liga 2020-21. Ahora el que ha caído en desgracia es el técnico neerlandés, que si pierde se quedará sin trabajo. Es decir: el uruguayo tiene la gran chance de tomarse revancha, ser pieza importante para que su equipo gane y abrirle la puerta de salida a Koeman.