HISTORIAS

A 50 años del pase de Fernando Morena a Peñarol: todos los entretelones de una increíble negociación

El Potrillo pasó de River Plate al aurinegro un 26 de enero de 1973 y a medio siglo de ese pase, Ovación te cuenta cómo fueron los detalles del pase que marcó la historia del fútbol uruguayo.

Fernando Morena en un recordado día para la historia del fútbol uruguayo.
Fernando Morena en un recordado día para la historia del fútbol uruguayo.
Foto: Archivo El País.

Por Luis Prats
Hace 50 años se iniciaba una historia que los hinchas de Peñarol conocen muy bien: la de los goles de Fernando Morena. Sin embargo, pocos recuerdan las increíbles alternativas de su pase, que se resolvió en pocas horas en enero de 1973, luego que varios clubes -Nacional incluido- se interesaran por él entre marchas, contramarchas y versiones. Y también tuvo su impacto emotivo: fue la última gestión del legendario presidente Gastón Guelfi.

A comienzos de 1973, Morena tenía 20 años y representaba algo más que una promesa: era figura de River, un goleador de raza, le convertía seguido a los grandes y llevaba dos años en la selección tras haber debutado en noviembre del 71 ante Chile, anotando de tiro libre, y siendo titular de puntero izquierdo en la Minicopa, en Brasil.

La prensa informaba del interés de numerosos clubes extranjeros por el Potrillo. Entre ellos, el campeón de América, Independiente, aunque se especulaba con Italia, cuya reapertura de fronteras parecía inminente (se dio recién en 1980). Nacional y Peñarol también lo pretendían pero su elevada cotización de 100.000 dólares lo volvían casi un imposible. Por razones económicas se estaba desmantelando el gran equipo tricolor campeón de todo en 1971. Julio César Morales acababa de irse a Austria, en tanto Luis Cubilla reclamaba ser transferido. En Peñarol la situación incluso se veía peor: sus jugadores realizaron un insólito paro a mediados de enero en protesta porque les debían tres meses de sueldos.

Finalmente, Nacional decidió pedir la prioridad por el pase al presidente de River, Eduardo Castro Quintela. La idea era que los dos clubes se asociaran para una futura transferencia, jugando Morena con la 11 tricolor, porque el puesto de centrodelantero pertenecía al argentino Juan Carlos Mamelli, goleador del Uruguayo 1972. Su presidente, Miguel Restuccia, invitó al joven futbolista a su casa para hablar del pase. Luego se supo que esa reunión tuvo un efecto contraproducente. Morena se sintió incómodo en la charla porque Restuccia se colocó en un asiento más alto y parecía dirigirse hacia él con cierto aire superior. Tampoco lo convencía ser puntero: él quería jugar con la 9.

Fernando Morena pidiendo pase en la Asociación Uruguaya de Fútbol.
Fernando Morena pidiendo pase en la Asociación Uruguaya de Fútbol.
Foto: Archivo El País.

En esta novela cada episodio tiene su importancia en el desenlace. El lunes 22 de enero hubo clásico de verano -Copa del Atlántico- y Nacional ganó 3-2, prolongando el predominio que había arrancado en 1969. Los dirigentes de Peñarol entendieron que era clave un cambio de rumbo. Además, en pocos días había elecciones y el oficialismo, encabezado por Gastón Guelfi y su vice Washington Cataldi, necesitaba hacer algo. Eran los hombres que habían llevado el timón durante la dorada década de 1960, pero esos tiempos ya estaban lejanos.

Al día siguiente, según cuenta Pablo Muró en su libro El Nando. Biografía futbolística de Fernando Morena, Cataldi se reunió con Castro Quintela (viejos amigos) en la oficina del contador José Pedro Damiani, tesorero mirasol, para negociar el pase. La charla progresó rápido y el titular de River aceptó continuarla al caer la noche a la sede de calle Maldonado. Prácticamente sellaron el acuerdo.

Por esas mismas horas, Morena y su padre Lito visitaron al técnico aurinegro Juan Ricardo Faccio, quien lo había dirigido en River en 1971. Le contó que lo querían de Nacional pero que hablaron del tema en familia y llegaron a la conclusión de que era mejor ir a Peñarol, porque necesitaban un 9 y además estaban Faccio y otros excompañeros de River, como Ramón Silva y Carlos Luthar. Debe tenerse en cuenta que, de niño, Morena era hincha de Nacional. Faccio llamó a Cataldi y este pasó de inmediato a buscar al futbolista para llevarlo a la sede.

Fernando Morena en la firma de su primer contrato con Peñarol.
Fernando Morena en la firma de su primer contrato con Peñarol.
Foto: Archivo El País.

El miércoles 24, una sección de El País llamada “La noticia, por MAT”, anunció que Morena iba a Peñarol. Pero la novedad de las radios esa mañana fue el fallecimiento de Guelfi. El presidente que había ganado tres Libertadores y dos Intercontinentales se retiró muy tarde de la sede tras acordar la transferencia. Llegó a su casa a medianoche, se fue a dormir y sobre las seis de la mañana sufrió una crisis cardíaca fatal, con 54 años.

Un rato más tarde, la madre de Fernando lo despertó para avisarle. El delantero pensó que se caía el pase y llamó alarmado a Castro Quintela. “Si los que quedaron respetan la palabra de Guelfi, jugás en Peñarol”, le dijo.

Enseguida llegó la prensa a su casa. El País logró la primicia de vestirlo con la camiseta aurinegra, una foto que apareció en la tapa del jueves 25. “Yo decidí ir a Peñarol. Quiero ser atacante de punta. No es capricho ni excentricidad. Soy un hombre ubicado que sabe lo que quiere y analicé debidamente mi situación. Peñarol necesita goles y para eso me contrata. No tengo dudas que responderé”, declaró.

Esa noche se cerró el acuerdo: 30 millones de pesos y la cesión de dos futbolistas por el 25% de la ficha del goleador. En caso de una transferencia al exterior, los darseneros llevarían 75% del monto ingresado, aunque eso podría ocurrir recién después del Mundial de Alemania 1974, aclaró Damiani.

Fernando Morena en el Aeropuerto de Carrasco para su primer viaje como jugador de Peñarol.
Fernando Morena en el Aeropuerto de Carrasco para su primer viaje como jugador de Peñarol.
Foto: Archivo El País.

El viernes 26, el Nando firmó con Peñarol en la calle Maldonado de mañana y de tarde fue a pedir pase a la AUF junto a Cataldi, Damiani y Castro Quintela. Dos días más tarde, acompañado por Damiani, viajó a Porto Alegre, donde el plantel mirasol seguía en la Copa del Atlántico.

El 3 de febrero, al otro día de su cumpleaños 21, debutó frente al Avaí. El 7 jugó su primer partido con la camiseta mirasol en Montevideo frente a Boca. Esa noche marcó su primer gol, Peñarol ganó 3 a 2 y conquistó la Copa del Atlántico. La gran historia estaba en marcha.

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