Después de años esperándolo, llegó el gran día. Era el sábado 7 de octubre de 1995 y lo que pasaría en instantes en La Bombonera quedaría marcado para siempre en la historia del fútbol mundial. La efervescencia en la atmósfera era incontenible. Decenas de miles de hinchas de Boca cantaban y saltaban en la previa de un partido único. De reojo, absolutamente todos miraban hacia un mismo lugar: la boca del túnel local. Ese por el que iba salir Diego Armando Maradona encabezando al plantel del Xeneize.
Por primera vez en 13 años y medio, vestido con la casaca azul y oro y el número 10 en sus espaldas, volvería a jugar con los colores que más amaba. Primero saltaron al campo los 11 de Colón, el rival de turno, que en tiempo de locales y visitantes saludaron desde el mediocampo a los hinchas que coparon la tercera bandeja del lado del Riachuelo.
Había un globo gigante sobre el césped con la frase “Bienvenido Diego”. también humo y globos azules y amarillos, que en épocas donde no era habitual ese tipo de recepciones, le aportaron más color y más calor a todo.
¿El resultado? Una anécdota. Fue 1-0 por el gol de Darío Scotto, pero fue solo un detalle dentro del marco del regreso de Diego Maradona con su particular mechón en la cabeza y el recordado cruce con el Huevo Toresani.
De todas maneras, previo a volver a pisar el campo de juego de La Bombonera, la historia de su regreso tiene un particular vínculo con Uruguay porque fue en Punta del Este donde realizó uno de sus primeros entrenamientos para ponerse a punto.
Según consigna el periodista Daniel Arcucci, biógrafo oficial de Maradona, "Uno de sus primeros entrenamientos para encarar el regreso lo hace en Punta del Este, donde se encuentra con Enzo Francescoli", pero esa no es la única particularidad.
"Allí filma escenas de la película Cuando Maradona conoció a Gardel, con Alejandro Dolina y Ester Goris, cuya producción había mudado todo a Uruguay especialmente para contar con la actuación de Diego", agregó.
En medio de todo eso es cuando surge lo del famoso mechón. Continúa Arcucci: “Él estaba intentando hacerse algo diferente en el pelo. No tenía claro qué, pero precisaba algo simbólico. En Buenos Aires se había pintado de azul, pero cuando se bañaba se le iba todo el colorante. Y en Corea, un día dice: ‘Me quiero pintar la franja amarilla’. Pregunta cuál es la mejor peluquería de Seúl y cuando va estaba cerrada. Pero era Maradona, así que a las 2 de la mañana abrieron la peluquería para él. Y ahí le hacen el mechón. Entonces me dice: ‘Traete un papel que vamos a pensar a quién le dedico el regreso, pero primero quiero escribir por qué vuelvo y por qué me hago este mechón´. Le acerco un papel y escribe ‘Todo en repudio’. Y lo firma.
Pero el momento más tenso se dio luego del partido ante Colón. Eso ocurre cuando el 10 escucha las declaraciones post-partido de Toresani, en donde el recio mediocampista dice: “A mí me echó Maradona. Y lo que diga él cuando escuche esto no me importa un carajo. Quisiera tenerlo enfrente, como me dijo en la cancha, que después del partido me iba a agarrar. Está bien, yo me la banco. Lo iría a buscar hasta la casa”.
Y entonces, Diego eterniza una frase maradoniana más: “A Toresani le dije en la cancha que yo vivo en Segurola y Habana 4310, séptimo piso. No tengo ningún problema de que me venga a buscar. Porque estoy cansado de los de pico. Que son todos guapos y cuando hay que poner la cara quieren separar. Esto de Toresani, yo le digo que llevo 20 años en el fútbol y no se puede hacer el sheriff dentro de la cancha. Yo no lo eché a Toresani. Que le pregunten a Lamolina, a ver si este tiene cara, este Toresani, que no existe, a ver si yo no le dije a Lamolina que no lo eche. Y esto lo juro por mis hijas. Y esto lo vuelvo a repetir, a Toresani: Segurola y Habana 4310, séptimo piso. Y vamos a ver si me dura 30 segundos”.
La vida pasará y esas curiosidades del fútbol harán que Maradona y Toresani, apenas dos años después se conviertan en compañeros en Boca, y que incluso el Huevo marque un gol -el del 1 a 1 parcial- en el último partido oficial de Diego, un triunfo por 2 a 1 sobre River en el Monumental. Y mucho después, cuando Toresani decidió en 2019 quitarse la vida, Maradona lo despidiera recordando aquel entredicho: “Pensar que lo quise pelear, y hoy lo lloro…“.
Con información de La Nación / GDA