A sus 29 años Gonzalo Brea asumió un desafío impensado muy temprano. Dejó de jugar al básquetbol con sus amigos y se enfocó plenamente en enfrentar a Peñarol en una serie de playoffs, con un equipo como Defensor Sporting, que apostó por él como DT institucional. La prueba la superó con creces, por lo que el club fue por más. Le renovó los votos de confianza para hacerse cargo en el amanecer de la temporada, de la Liga Sudamericana. El joven DT sumó un nuevo mojón en su novel carrera y le contó a Ovación su experiencia en esta nueva etapa de su vida.
—Para vos más allá de que estuviste mucho tiempo trabajando como asistente, fue todo nuevo, ¿cómo lo asimilaste?
—Fue una primera experiencia a nivel internacional como entrenador en jefe, que no tiene nada que ver con ser asistente. Pero sin dudas que esa experiencia que tuve el año pasado asistiendo a Gonza (Fernández) fue una primera evaluación, una primera instancia de tener que scoutear varios días seguidos, dormir mal por estar analizando partidos, que se juegan en horarios consecutivos. Hicimos un buen trabajo, la evaluación termina siendo positiva. Si muchos aspectos a mejorar, sobre todo en la faceta defensiva y nuestra consistencia, pero contentos con lo logrado.
—Muy joven en tu carrera tuviste dos pruebas grandes para ganarte la confianza del grupo y las superaste con creces, ¿cómo entran en tu cabeza todos estos objetivos importantes tan de golpe?
—Sin dudas que uno también lo visualiza. Tenemos mucha confianza en el plantel, nuestro trato es muy sincero, más allá de la corta edad. Trato de marcar los puntos a mejorar, ellos también a la misma vez lo toman como de quien viene, que es del entrenador, y no del joven de 29 años. Esa es nuestra forma de trabajar, ellos la entienden, siempre están bien predispuestos. El año pasado sí fue un logro muy importante, pero nosotros también tratamos de cerrar esa página, en pensar en todo lo que se nos viene, en esta nueva Liga Uruguaya, en esta nueva instancia de Sudamericana y trabajamos para eso. Tenemos facetas a mejorar, todo el plantel lo analiza y lo evalúa, pero haber logrado la clasificación es bueno, haber arrancado la Liga con un 3-1 también, así que estamos en ansias de seguir mejorando.
—¿Cómo se trabaja con una doble competencia tan temprano en la temporada?
—La realidad es que hubo mucha incertidumbre sobre la Liga Sudamericana. Pasa que al principio es una fecha, después es otra, los torneos FIBA no tienen un calendario tan claro. Por un momento empezábamos a competir antes de comenzar la Liga Uruguaya y después eso se cambió. Entiendo que eso a nosotros nos vino bien porque nos permitió jugar cuatro partidos en la Liga Uruguaya, que también nos sirve como preparación, sumado a los amistosos. Estamos en un trabajo de muchos meses, ni bien terminamos la Liga el año pasado, al mes ya estaban todos trabajando con Joaquín Afonso, nuestro preparador físico, de manera individual. Luego comenzamos de a poco en Zudáñez a hacer un poco de técnica individual y de a poco ir insertando jugadores. Ya llevamos más de tres meses entrenando juntos, también la dirigencia hizo un esfuerzo grande de traer a mediados de setiembre los extranjeros, entonces estuvimos varias semanas con el equipo completo. Estamos contentos, con ansias de lo que se viene.
—¿Qué se les pasó por la cabeza cuando ACB Camp intenta llevar el juego al alargue?
—Un poco nos sorprende cuando cortan a Facu (Terra). En seguida hicimos las cuentas y que querían forzar el partido al alargue. Ellos piden tiempo y en ese minuto lo que más hicimos énfasis es en no hacer falta, sabíamos que en el alargue teníamos grandes posibilidades de ganar y eso pasó. Es la forma que FIBA tiene organizados los torneos, en el partido siguiente pasa algo similar con Corinthians, que tiró varios tiros libres a errar. Hay que adaptarse a lo que es, la clave nuestra fue ganar ese partido con Corinthians y haber perdido por una diferencia menor con Quimsa.
—En la temporada han remontado diferencias grandes durante varios tramos de los partidos, ¿qué tiene este equipo que demuestra resiliencia y nunca baja los brazos?
—El equipo tiene carácter, tiene actitud, nunca se cae. Somos conscientes de que tuvimos momentos de inconsistencia defensiva, que permitimos puntos fáciles. Pero siempre parados desde la autocrítica, de saber que tenemos con que poder defender, limitar a los rivales. Fueron momentos malos en el transcurso del torneo, pero también momentos que dejamos en dos puntos en varias ofensivas, a Corinthians, así también con Quimsa en el segundo tiempo. Entonces la posibilidad de hacerlo, la tenemos. Lo que no estamos logrando es hacerlo en los 40 minutos. Entonces ese es nuestro foco para lo que se nos viene. Estamos enfocados en eso, trabajando. El equipo lo que tiene es carácter, compromiso, unión y desde ahí nos paramos para trabajar.
—El club apostó por varios jóvenes, les has dado cancha y eso te permite alargar la rotación.
—Muy contento con el proceso que uno viene viviendo dentro del club con los chicos. Ya son muchos años que me ha tocado trabajar con los Mateos (Bianchi y MacMullen), también tenemos ahora un sub 23 como Maxi Antúnez, también con los jóvenes que vienen de atrás. En un torneo Sudamericano tener 5 de 12 jugadores formados en el club, es un mensaje muy bueno y también agradecido con la directiva. Quien hoy es Presidente (Berta), fue quien en aquel momento que se da la destitución del entrenador en jefe, que era Álvaro Tito, me invita a sumarme al proyecto, a mantener mi rol de asistente institucional. Entiendo que hay una apuesta también del club por uno, que lo pone muy feliz. Siempre y cuando venga acompañado de resultados, más feliz lo pone.
—¿Qué evaluación hacés de la pretemporada? Tan temprano tenés a varios jugadores mejorados.
—Nuestra pretemporada fue muy buena. Varios jugadores también tomaron decisiones que ayudaron a su desarrollo. Por ejemplo, Mateo Bianchi no jugó el Metro y se dedicó a crecer en masa muscular, a crecer en su físico, trabajando con nuestro preparador físico, y con nuestra nutricionista, Emiliana. Theo (Metzger) ya desde que tuvo la lesión el año pasado tuvo un cambio con su físico y está mucho más fino, mucho más ágil, eso le permite confianza. Fueron muchos meses de preparación. El club en su estructura es muy serio, brinda un montón de cosas y eso facilita también el laburo de los profesionales. Así que estamos contentos con eso. El grupo humano es muy dedicado, muy profesional, nunca pone peros frente al entrenamiento o a los regenerativos, mismo posterior al día de partido, que están muy cansados, pero creemos que es lo mejor y por ese camino estamos andando.
—Te toca empezar como DT esta temporada, ¿qué le pusiste a este equipo desde tu impronta?
—Estamos tratando de construir un básquet colectivo, no ser dependientes de uno o dos jugadores. Entendemos que tenemos varias vías de gol, y así el equipo lo viene demostrando en varios partidos, ha ido cambiando sus goleadores en los diferentes transcursos, las estadísticas lo marcan. Pero venimos sumando un montón de puntos desde el banco, en Theo, en Bianchi, en nuestros sub 23 que también participan y pueden sumar. Queremos un básquet colectivo, que todas las noches sean del equipo y no de las individualidades. Eso lleva una construcción, un tiempo, vamos por buen camino y así queremos vivir nuestro año.
—Imagino que habrás proyectado esto cuando hiciste el curso de entrenador. ¿Te esperabas que se diera todo esto tan rápido?
—Es todo muy sorprendente, a veces me cuesta disfrutarlo, la manija y la autoexigencia no para. Soy consciente que fue todo muy rápido, que soy muy joven y que mi camino recién arranca, que ojalá vengan cosas a futuro, pero siempre también con los pies en el suelo, que hay momentos buenos y malos en la carrera, y que siempre hay que disfrutarlos.
—¿Ya quedó de lado el Brea jugador?
—Desde el año pasado que se me dio esta situación de agarrar el primer equipo ya dejé de jugar con mis amigos semanalmente. Es algo que me hacía muy feliz y que en algún momento lo voy a volver a hacer porque siempre se disfruta esto de compartir básquet con amigos. Pero en este momento enfocado en la carrera, en la familia, a dedicarle tiempo al verdadero valor de la vida y muy contento con eso también.
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