El conflicto en la pesca ya supera los dos meses de duración, generando pérdidas millonarias para el país, y la virtual desaparición de una actividad que podría ser pujante. Esto ante la pasividad cuasi criminal del gobierno y el Ministerio de Trabajo. En las últimas horas, las declaraciones de dirigentes del sindicato muestran una mentalidad fascista y violenta, asumiendo el derecho a imponer por la fuerza quién puede y quién no trabajar en la pesca. ¿Nadie va a hacer nada?