Un informe reciente realizado por la Unesco mostró que la mitad de los presos en Uruguay no tienen condiciones mínimas para leer y escribir. Es una verdadera cachetada en al complacencia de una sociedad que parece convencida que vivimos en Noruega. Es muy positivo que el Ministerio de Educación busque implementar un plan para apoyar a esta población. Pero más allá de eso, hay que asumir que nuestra educación pública tiene problemas de fondo muy graves.